¿Se imagina lo que es tener de vecinos a 10 presidentes de la República?
Pues precisamente eso es lo que le tocó vivir a las familias de María Silvina Madrigal, Fanny Salas y Damaris Miranda desde el 3 de marzo de 1980, año en el que el presidente Rodrigo Carazo instaló Casa Presidencial al puritico frente del hogar de ellas, en Zapote.
Aunque pasaron muchos pachos, las tres coinciden en que lo más ventajoso de vivir allí es contar con tantísima seguridad y lo más difícil es lidiar con los manifestantes, que tantas veces se pararon cerca de sus residencias para protestar por las diferencias que tenían con los mandatarios de turno.
Carazo: puro amor
Víctor Madrigal tiene 62 años y su hermana María Silvina tiene 78. Ambos recuerdan como si fuera ayer cuando Fertica se convirtió en la oficina presidencial.
“Aún no se me olvida el primer día. Nosotros estuvimos allí con el presidente Carazo, que era un amor y ese día conocimos la casa por dentro, después de ese día no entramos más. Él nos iba enseñando todo, Carazo era muy noble, él pasó casa por casa a invitarnos”, indicó Víctor.
Su hermana María Silvina recordó que antes la seguridad era mínima, pero con el tiempo y debido a las huelgas, se reforzó mucho más.
“Para nosotros no es nada complicado vivir acá, sólo en una ocasión nos lanzaron gases lacrimógenos debido a unas manifestaciones. Ahora si tenemos un problema y es que, como tienen cerrada la entrada principal, los taxis no pueden entrar y el domingo pasado mi hermano y un policía me tuvieron que ayudar a salir para ir a misa", afirmó.
Otro de los recuerdos más especiales es la visita de la presidenta Laura Chinchilla, a pocos días de asumir la presidencia en el 2010. El fotógrafo de Presidencia retrató ese momento y la foto la conservan en buen estado.
“Me hubiera gustado hablar mucho con Rafael Ángel Calderón, porque soy calderonista, pero nunca tuve la oportunidad. El presidente Solís nos visitó y nos dijo que si necesitábamos algo estaba a la orden, pero cuando lo busqué para pedirle que me ayudara con la pensión, no me atendió”, dijo entre risas María Silvina.
Como buena vecina, doña Carmen Ortega, mamá de ellos dos, tuvo como costumbre llevar cafecito al personal de seguridad durante muchos años, a las 5 a. m. y a las 3 p. m..
María Silvina heredó ese lindo gesto de su mamita por un tiempo, pero debido al alto costo de la vida, no lo volvió a hacer.
“Los guardas me dicen que extrañan las tardes de café, pero ahora no se puede dar ese lujo”, expresó.
Desde hace algunos años, Víctor se dedica a cuidar carros sobre la calle que está frente a su casa y recuerda que no hace mucho llegó la vicepresidenta del mandato de Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002) Astrid Fischel.
“Ese día me dio cinco tejitas, con la plata que tiene fue muy poco”, comentó muerto de risa.
Figueres el más tuanis
Fanny Fonseca compró su casa en Zapote hace 49 años y allí se instaló con sus siete hijos.
Su hija Fanny Salas recuerda que cuando llegaron, lo que había al frente era un lote baldío.
“Antes eso era prácticamente un espacio abierto, pero no pasábamos por una cuestión de respeto. En algunas oportunidades, mis hermanos fueron invitados cuando eran niños, pero yo no la conozco, me imagino que es una medida de seguridad”, añadió.
Al preguntarle cuál fue el presidente más amable que tuvo como vecino, Fanny no dudó en decir que José María Figueres Olsen.
“En más de una ocasión se bajó del carro para jugar bola con los chiquillos y ha sido el único presidente de la República que ha visitado la escuela Napoleón Quesada, que está a la par. A todos se les ha invitado y ni un representante han enviado”, señaló Salas.
Fanny destacó del Gobierno de Figueres el entrenamiento que recibían los policías a las afueras de la Casa y fue el único presidente, que preocupado por la seguridad de sus vecinos, les dio un carnet, para que lo mostraran a los policías y pudieran ir y venir sin problemas.
“Recuerdo que Miguel Ángel usaba mucho el helicóptero y Calderón era uno de los presidentes que más pachangas organizaba. No se me olvida ver en diciembre a los hijos de los empleados de fiesta, había buena música”, afirmó.
Muy seguros
Damaris Miranda soñaba con tener una casa con un gran frente, por lo que su esposo encontró el lote perfecto en Zapote.
“Cuando nos pasamos, no valoramos lo que se vendría después, porque al inicio no había seguridad, ni rejas habían. Lo que ha pasado obligó a poner rejas y con los años la seguridad se ha intensificado, eso es lo mejor de vivir acá, que estamos bien protegidos”, manifestó.
Miranda comentó que el vivir frente a Casa Presidencial es algo que no le quita el sueño.
“Nosotros vivimos en nuestro mundo y aunque parezca increíble, no le prestamos mucha atención a lo que pasa al frente. Si recuerdo haber visto las fiestas de los niños de los empleados, pues las hacían al aire libre y una que otra actividad, por la música que se escuchaba”, comentó.
Damaris recuerda sólo haber visto a la expresidenta Laura Chinchilla en una ocasión.
“Los carros de los presidentes entran y salen en carrera, nunca se han detenido para ver a alguien, ni siquiera los de las primeras damas, todo se maneja con mucho cuidado y no los critico, deben tomar sus medidas de seguridad”, aseguró.