“Si no me dice nada, ¿cómo voy a saber que le hacen bullying?”, “Si no es con usted, no se meta”, “No hay que hacer caso, ignorar es la clave”, “Es cosa de chicos”, “Es mejor no hablar de bullying, así no se da”.
Esos son cinco de los mitos que manejan los adultos sobre el matonismo y que se pretenden romper con la campaña “Alto al bullying, rompé el silencio”. Esta iniciativa es organizada por el Colegio de Profesionales en Psicología, el Ministerio de Educación (MEP) y el Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Los distintos mensajes se compartirán del 15 de mayo al 15 de junio en las redes sociales, medios de comunicación y la página http://psicologiacr.com/bullying/, para hacer consciencia en la población sobre este problema que, según cifras de la Unicef, han sufrido 150 millones de niños y adolescentes en el mundo.
Costa Rica no está alejada de esta triste realidad, pues según un estudio hecho por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) entre colegiales de 15 años en 2015, nuestro país es el segundo lugar donde más bullying se da en Latinoamérica.
El caso más reciente de esto se dio a conocer en redes sociales este fin de semana, cuando en un video se ve a un grupo de estudiantes del Liceo de Nicoya asustando a una joven autista y luego se burlan de la “gracia”.
“Cuando se les consultó a los jóvenes sobre qué creen que está haciendo el país para prevenirlo, la respuesta de la mayoría fue nada o casi nada”, indicó Ingrid Naranjo, especialista en bullying y vocera del Colegio de Profesionales en Psicología.
Según la especialista, las causas son muy variadas, pero entre las más comunes están la envidia, los celos y la frustración, que hacen que el matón escoja a una persona como su víctima porque le representa lo que cree que no tiene.
El que calla es cómplice
¿Qué pasa cuando alguien ve a otro siendo víctima de bullying y no hace nada al respecto? La respuesta es fácil, se convierte en cómplice.
“El silencio es el más doloroso enemigo del bullying, por esta razón lanzamos esta campaña con la que buscamos una intervención activa de quienes presencian episodios de maltrato, acoso y hostigamiento, para que denuncien y apoyen a las víctimas. Queremos que cada vez más personas sean parte de la solución y no del problema”, explica Esteban Durán Delgado, representante de la junta directiva del Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica.
La campaña ayudará a las familias y centros educativos a identificar, prevenir y actuar en estos casos.
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“Para lograr un cambio es importante que los adultos identifiquen los síntomas del bullying y entiendan que en sus manos está la responsabilidad de denunciar y ser la voz de niñas y niños víctimas de maltrato escolar", añadió Patricia Vega, presidenta ejecutiva del PANI.
¡Ojo padres!
Si su hijo últimamente está más ansioso, tiene problemas para dormir, busca aislarse, se muestra nervioso, presenta sentimientos de culpa o le dice que no quiere ir a la escuela o el cole, puede ser que esté siendo víctima de acoso.
“Hay que poner el tema sobre la mesa, preguntarles a sus hijos qué es eso del bullying, para conocer qué tanto saben del tema y a lo mejor se animan a decir que están siendo víctimas. Por lo general ellos no dicen que están sufriendo de acoso a menos que esté empezando o que ya hayan tenido algún tipo de capacitación al respecto”, explicó Naranjo.
Nunca les aconseje a sus hijos que no se metan cuando vean que alguien esté siendo agredido o acosado, más bien debe motivarlos a denunciar.
Así lo ven los jóvenes
Los niños y adolescentes suelen valerse de frases como: “Yo no me meto porque no es conmigo”, “pasa mientras lo permitas”, “prefiero estar del lado del más fuerte”, “me sumo por miedo a convertirme en víctima”, “yo solo lo vi, a mí me llegó, eso no me hace cómplice”, “algo supe, pero yo no quiero problemas” y “esto lo tenía en el teléfono por lo tanto no es bullying”.
Sin embargo, la especialista explicó que aunque no sea directamente con ellos, la víctima está siendo afectada, por lo que sí debemos involucrarnos.
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“Cuando se les pregunta qué piensan de lo que les pasa a sus compañeros todos reconocen que está mal y que les asusta, pero por temor a que la agarren contra ellos, se callan”, comentó la psicóloga Naranjo.
Cuando se comparte por redes sociales lo que se le están haciendo a un compañero, la persona se convierte en parte de la agresión y es considerado ciberbullying.