El crecer explorando y disfrutando la naturaleza, en especial de los ríos de la pampa guanacasteca, hizo que una joven se enamorara del ambiente y por eso se especializó en el recurso hídrico, para aprender sobre el agua y cómo cuidarla.
Andrea Suárez es la coordinadora Centro de Recursos Hídricos para Centroamérica y el Caribe (Hidrocec-UNA), un instituto de la Universidad Nacional, en donde investiga todo lo relacionado con cuencas hidrográficas y cómo preservar la calidad del agua, así como atender las distintas necesidades que hay sobre el líquido.
Suárez tiene 45 años y es la menor de 3 hermanos. Ella y su familia se criaron en La Aurora de Heredia y esta investigadora recordó que cuando era niña, su familia se iba a pasear a Santa Cruz de Guanacaste, de donde es su papá y ahí disfrutaban montones de la naturaleza.
“Me encantaba jugar en los ríos y más grande cuando estaba en el cole formé parte de un grupo ecológico y ahí me picó el gusanillo de estudiar algo relacionado con el ambiente y tenía 16 años cuando me interesé en la biología.
LEA MÁS: Alfio Piva, “papá” de la escuela de veterinaria del país, no tiene mascotas y nos cuenta por qué
“Además, mientras crecía, reflexionaba sobre la contaminación de los ríos, porque recuerdo que una vez fuimos a un río y nos dijeron que no podía bañarnos, porque ya estaba sucio”, afirmó.
Andrea y su equipo de trabajo, compuesto por seis personas colaboran en la Sede Regional Chorotega de la UNA, en Liberia.
“Me encanta mi trabajo, siento que vale la pena todo lo que se está haciendo, porque de esto depende nuestro futuro, nuestro desarrollo económico y el cuidado del ambiente, de lo que vamos a heredar a las futuras generaciones”, comentó.
Más personal. Andrea vive con su pareja y su hijo Isaac en Liberia. Disfrutan de visitar parques nacionales y disfrutar las bellezas naturales del país.
Empunchada
Andrea ingresó a la UNA a estudiar la carrera de biología tropical y ahí comenzó a profundizar sobre el tema del agua. Cursó una licenciatura en recursos naturales, enfocada especialmente en el agüita.
Suárez recordó que sus papás, contadores de profesión no tenían los recursos para pagar los estudios de sus hijos. Por eso, ella siempre se esforzó para tener buenas notas y gracias a su rendimiento académico pudo estudiar con una beca y esto le dio el salto para también, gracias a una beca, dar el salto al Viejo Continente y estudiar un doctorado en España.
“Trabajé en el laboratorio de microalgas de la Escuela de Biología de la UNA, para analizar los contaminantes del líquido y pasé al Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (Iret), donde me dediqué a la evaluación de los ecosistemas acuáticos para promover su protección.
“Obtuve un doctorado en ecología fundamental y aplicada con énfasis en Ecosistema Acuáticos Continentales, en la Universidad de Barcelona y gracias a esta oportunidad, pude volver al país, para abrir un centro de investigación y además, tuve el reto de abrir una nueva carrera”, destacó.
LEA MÁS: ¡Qué carga! Agricultora tica hará realidad su sueño de ver sus productos en Europa
Reto
El Hidrocec abrió sus puertas en la región Chorotega, debido a que en ese momento, en el 2012 se presentaron muchos problemas con el agua en la provincia de Guanacaste: la sequía, el tema del arsénico y también existía la necesidad de ayudar a las zonas vulnerables, a las costas y a las Asadas (Asociaciones administradoras de los Sistemas de Acueductos y Alcantarillados comunales).
En ese entonces, la rectora de la universidad, doña Sandra León también le encomendó a Andrea formular todo lo necesario para abrir la carrera de ingeniería hidrológica, diseñar su plan de estudios y dotar a los estudiantes de todo lo necesario para cursar esta carrera.
La primera generación de estudiantes de esta carrera se graduaron en el 2016.
Análisis
¿Qué valoración hace lo que pasó con Moravia, Tibás, Goicoechea?
“Me hizo reflexionar mucho, que eso pase con un operador como el AyA me hizo pensar sobre los protocolos, la seguridad hídrica de las personas.
“¿Qué ocurre si eso pasa en las Asadas de la zona? La gente aquí trabaja con las uñas y nosotros trabajamos constantemente para capacitar a las Asadas sobre los riesgos y cuidados que deben tener. Yo decía, si eso pasó allá, podría pasar en cualquier lado”; afirmó.
Lo que ocurrió a finales de enero en esos cantones josefinos hace reflexionar a esta investigadora.
“No hay mejor educación ambiental sobre este tema, como cuando no hay agua. Esto nos hace reflexionar, porque no podemos vivir medio día sin agua, lo que ocurrió nos debe poner a pensar a todos sobre la forma en la que cuidamos el líquido, porque un derrame de un hidrocarburo puede ser muy peligroso”, expresó.