Bayardo Sandino llegó a Costa Rica hace cuatro años, él nació y creció en Managua, Nicaragua, hace 30 años. Se vino con solo una mochila, ya que el régimen de Daniel Ortega lo tenía en lista negra y sabía que si no salía de su amado país, posiblemente lo matarían.
Con la mochila traía otra carga mil veces más pesada: el consumo de drogas. En sus primeros días en Costa Rica le tocó dormir en la calle, donde se juntó con otros adictos. Afortunadamente conoció a la Asociación Centro de Rehabilitación para el Adicto (ACERPA), en la que superó su adicción.
En La Teja hablamos con el joven, pero él nos pidió que le cambiáramos el nombre porque todavía batalla contra las drogas y, a pesar de que va ganando, no quiere que alguien lo juzgue si da su nombre verdadero.
“Con dolor acepto que aquí en Costa Rica regresé a las drogas. Desde Nicaragua traía el problema del consumo por diferentes problemas que tuve desde mi niñez. La depresión me golpea y me empuja al consumo, porque siento que las drogas me ayudan a tapar mis dolores y tristezas.
“Mi consumo aquí en Costa Rica fue peor. En este país es más fácil conseguir drogas y son más baratas que allá y eso aumentó mi consumo. Aquí venden drogas por todos lados”, reconoce Bayardo.
Él confiesa que este 2023 tocó fondo con el consumo.
“Uno sabe que toca fondo cuando el cuerpo te pide las drogas casi que las 24 horas, se vuelve algo incontrolable y pasa uno más drogado que sano.
“Al verme en el fondo comencé a sentir que quería salir del mundo de las drogas, pero no podía porque el ambiente era de consumo, los amigos eran de consumo y eso hace imposible salir. Tomé la decisión de pedir ayuda, sabía que luchar solo sería imposible”, comentó.
Nueva guerra
El mundo de las drogas provoca una guerra diaria contra el consumo y cuando pidió ayuda, arrancó otra guerra, la de la desintoxicación.
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“No sabía nada de internamientos ni de mi adicción. Consumía drogas, pero no sabía ni entendía que era un adicto y lo que significa ser un adicto o lo que eso le hace a la vida de la persona. En un centro de desintoxicación, en Aserrí, viví 28 días muy duros.
“Ese primer proceso es durísimo porque el cuerpo pide drogas. Pasé capítulos de ataques de ansiedad, problemas para dormir, depresión, en fin. Cada instante es una guerra contra el consumo”, recordó.
Actualmente, Bayardo tiene cuatro meses de no consumir drogas. No niega que los ataques de ansiedad lo golpean en ocasiones, pero asegura que ahora tiene buenas armas para pelear la batalla.
De las armas que habla Bayardo es del apoyo que le da la Asociación Centro de Rehabilitación para el Adicto (Casa ACERPA), donde fue recibido, acogido y es guiado para que logre una verdadera reinserción en la sociedad, como una persona productiva y limpia del consumo.
Como explica Aldair Abarca, fundador de la asociación, el modelo actual de Casa ACERPA incluye un periodo de formación de dos a tres meses en Punto Café, que se convierte en una herramienta de apoyo para que las personas refuercen aprendizajes y herramientas que les ayuden en su desempeño social.
Este proceso de capacitación también pone a nivel su currículum con el de otras personas que buscan empleo. Las capacitaciones incluyen el desarrollo de habilidades blandas, liderazgo y servicio al cliente, entre otros.
Un café que cambia vidas
¿Qué es Punto Café? Son dos cafeterías que tienen una visión de emprendimiento social, Punto Café apoya la reincorporación a la sociedad de personas que están superando algún tipo de adicción, sin importar su nacionalidad.
Así, las puertas de sus cafeterías son un punto de reinicio para retomar las riendas de su vida con un trabajo en el que pueden poner en práctica lo que han aprendido durante su internamiento.
Casa ACERPA, a su vez, utiliza los dos locales de Punto Café para generar ingresos y así tratar a una población de personas en recuperación de adicciones, durante un periodo de internamiento que ronda los 10 meses.
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Cada colón generado por las cafeterías Punto Café va directo a costos operativos de la organización, los cuales, incluyen pagarle a un grupo de profesionales especialistas que dan asesoría y acompañamiento a los que luchan por dejar el consumo.
Se trata de un grupo de consejeros en adicciones, trabajadores sociales, profesionales en sicología y expertos en terapia ocupacional que conducen a los adictos en recuperación a través de diversos procesos y los preparan para lidiar con su condición y contar con herramientas y capacidades para afrontar su nueva vida, ya sea durante o posterior al tratamiento.
En la actualidad, en los locales de Punto Café de Desamparados y Rohrmoser, se les da trabajo directo y pagado a nueve personas, tres de producción y seis dependientes que atienden a clientes y preparan la alimentación. Cinco de estas personas están en un proceso de rehabilitación.
Si usted, amigo nicaragüense, tiene problemas de adicción o conoce un compatriota que lo tiene, puede comunicarse al correo: info@casaacerpa.org.
Para apoyo o donaciones, puede escribir al escribir a ese correo o visitar las redes sociales como Punto Café en Facebook y en Instagram como puntocafecr.