El expresidente de Costa Rica (entre 1998 y 2002), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, puede rajar que es un saprissista de corazón remolacha, ya que es de las pocas personas que celebró el primer título morado en el Estadio Nacional en 1952 y el último en las gradas del estadio Ricardo Saprissa, el pasado domingo 26 de mayo.
Don Miguel Ángel nació en 1940 y para cuando los morados lograron el primer campeonato de primera división tenía tan solo doce años. Nos cuenta que su papá (don Manuel Rodríguez, ya fallecido) lo llevaba a él y a su hermano, Álvaro, a los partidos en el Estadio Nacional, donde jugaban el Orión, la Gimnástica, La Libertad, equipos de la primera división de aquel entonces. Saprissa todavía no estaba en primera división.
“Recuerdo que vivíamos en Aranjuez (barrio josefino) y agarrábamos el bus de Guadalupe y nos bajábamos cerca del Mercado Central y de ahí caminábamos hasta La Sabana y la atravesábamos cuando todavía estaba el aeropuerto y había un campo de aterrizaje.
“Me alegra mucho poder decir que estuve presente en aquel primer título de Saprissa en 1952. Fue en el antiguo Estadio Nacional, no existía La Cueva. A pesar de que en la familia, antes de Saprissa, había otros colores como los de Orión, rapidito todos nos hicimos saprissistas”, reconoció el expresidente.
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Equipazo marcó el inicio de los títulos del Saprissa
Recordó que no les fue difícil comenzar a querer los colores morados porque desde que nació el club en primera división lo hizo con un equipazo.
Levantaron aquella primera copa jóvenes promesas, quienes después se volvieron leyendas del fútbol nacional, como Rodolfo “Cholo” Sanabria, Mario “Catato” Cordero, Alex Sánchez, Elías Valenciano, Constantino Tulio Quirós, Carlos “Chino” Láscarez, Álvaro Murillo, Rodolfo Herrera y Rubén “la Rata” Jiménez. Todos, bajo la dirección técnica del brasileño Otto Pedro Bumbell.
“He estado presente en unos 35 títulos de Saprissa. Cuando digo presente, es en el estadio. Que no se nos olvide que antes era un título por año. Me encanta ir al estadio, y mucho más en la Cueva, porque así saben más rico los títulos, estando ahí, con el equipo, con la afición, brincando con cada gol.
“Me tocó ver la evolución del ambiente en los estadios desde los cincuenta y puedo dar fe de que cada vez es más bonito ir. Cuando Saprissa ganó el primer campeonato el estadio estaba lleno y prácticamente eran cien por ciento hombres. Ahora es diferente, van muchísimas mujeres y familias, eso alegra y embellece las graderías”, reconoce el morado.
Con buen dolor morado recordó que para cuando Saprissa logró el hexacampeonato (entre 1972 y 1977) él estaba muy lleno de trabajo y pasó fuera del país algunos de esos años, y aunque lo disfrutó mucho, no estuvo en la celebración de varios de esos títulos.
Tremenda fe morada ayudó a conseguir los títulos del Saprissa
Sin embargo, le volvió la tremenda alegría al rostro cuando recordó que siendo presidente del país, su amado Saprissa ganó dos títulos (1997-1998 y 1998-1999) y él pudo estar en la Cueva como presidente, pero realmente, más como apasionado morado, porque brincó de alegría.
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“Creo que fue para el título de 98-99 que me pasó una anécdota que reflejó claramente mi amor por Saprissa. Resulta que estaba muy difícil que llegáramos a la final, el panorama se complicó mucho y las esperanzas eran pocas.
“La dirigencia de Saprissa me ofreció dedicarme un partido, pero uno de fase regular porque como era difícil llegar a la final no querían arriesgarse. Como buen saprissista les dije: no señores, dedíquenme la final porque vamos a llegar, de eso no tengo duda, el equipo está para campeón nacional y por favor, me dedican la final. El equipo remontó marcadores, clasificamos, me dedicaron la final y ganamos el título”, recordó el expresidente.
-¿Cuál es el título que recuerda con más cariño?
El título al que más cariño le tengo es el 40. Yo a todos los quiero igual, pero cada título ganado es el que más quiero porque me encanta que ganemos campeonatos.
-¿Son mejores las celebraciones en el Estadio Nacional o la Cueva?
Por supuesto que en la Cueva. El Ricardo Saprissa tiene un encanto especial, los partidos son una fiesta total llena de alegría, familias y triunfos.
-¿Qué disfruta más del estadio?
Todo lo disfruto. Desde donde uno deja el carro tiene que caminar como un kilómetro y la gente es muy amable, me saludo uno con todo el mundo y todos vamos felices. Cuando hay gol uno se abraza con gente que jamás conoció, pero el color morado nos hace familia.
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-¿Le huele a penta?
Veo a Saprissa con muchas posibilidades de seguir siendo campeón. Respeto mucho a los otros equipos, por ejemplo, Herediano y Alajuelense tienen muy buenos equipos, pero el mío sí está para pentacampeón.