A eso de las cuatro de la mañana de este viernes, don Ismael Álvarez Villalobos, de La Guácima de Alajuela, ya estaba tomándose un cafecito con pan en su casa porque desde el día anterior se había prometido que a como diera lugar iba a lograr vacunarse contra el covid-19.
Agarró bus en Alajuela a las 4:30 de la mañana y una hora después llegó al vacunatorio que puso el hospital San Juan de Dios al costado sur del parque La Merced.
“No había ni un alma, esperaba encontrarme ya una fililla, pero nada. Llegué de primero a las 5:30 en punto”, nos contó mientras esperaba.
De ahí, una vez vacunado, seguía hacia el trabajo.
Don Ismael forma parte de un ejército se gente responsable que este viernes se tiró a la calle para ir a buscar su dosis de la vacuna contra el virus.
“La vacuna contra el covid-19 me tenía muy estresado porque como tengo cincuenta años y, gracias a Dios, no tengo ningún factor de riesgo, nadie me la quería poner. Uno piensa en la familia (está casado y tiene dos hijos), en que como soy mensajero y ando de aquí para allá, en cualquier momento me contagian. Ya con la vacuna siento que me volvió el alma al cuerpo”, nos contó el guacimeño.
Al mediodía en punto empezaron a vacunar en el San Juan de Dios comenzó a vacunar. Don Ismael fue el primero al que pasaron y no se cambiaba por nadie.
“Esto es vida”, nos dijo mientras esperaba que la enfermera Marianela Solís Alpízar alistara la vacuna. Por cierto, ni sintió el pinchazo.
El San Juan de Dios recibió por parte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) 6.500 dosis de la vacuna Pfizer-Biontech contra el covid-19. Tal y como ordenaron todo, estuvieron vacunando doce personas al mismo tiempo.
Virian Mejías Padilla, la directora de enfermería del San Juan, nos dijo: “la orden es vacunar a todos los que hacen la fila, absolutamente a todos. El sábado y el domingo es de seis de la mañana a ocho de la noche o hasta que se nos acaben las vacunas, pero la idea es que no se nos quede nadie sin vacunar”.
Teletrabajando
La fila en el San Juan fue bien larga, daba casi dos vueltas completas a la cuadra del parque La Merced y a las 2 de la tarde seguía llegando gente.
En esa fila nos topamos a María Laura Gutiérrez, una joven de 24 años de Moravia que llegó a ver si por fin la vacunaban porque a pesar de que tiene asma como factor de riesgo siempre le dijeron que no.
“No tuve suerte de que me vacunaran en el ebáis de mi comunidad ni en otra campaña, por eso me vine tempranito”, comenta María Laura, quien esperaba su turno sentada y con una computadora portátil en los regazos, pero nada de que estaba viendo series o revisando el Face.
“Soy trabajadora independiente y aprovecho la fila para hacer teletrabajo, usted sabe, no se puede parar de trabajar y por dicha con el Internet del teléfono puedo hacer todo lo que ocupo como emprendedora y productora del Taller Nacional de Danza”, explicó.
Eso se llama --con perdón de los animalistas-- matar dos pájaros de un tiro.
Mano de oro
Del otro lado, el del personal que estaba vacunando, nos encontramos a doña Luciana Batista Mata, quien tiene 34 años de ser enfermera y 33 de estar en el San Juan de Dios.
Nos confirmaron en el hospital que es quien tiene el récord de más vacunas puestas contra el covid-19, lleva unas 6.500 desde que se comenzaron las campañas de vacunación, en diciembre del 2020.
“Me encanta lo que hago. La vacuna contra el covid-19 es vida, es esperanza, es lo mejor para nuestro país y la verdad es que contribuir con mi trabajo y el de todos mis compañeros, es un orgullo, una bendición”, comentó doña Luciana, a quien muchos buscan para vacunarse porque dicen que tiene mano de oro ya que no se siente el pinchazo.
“La gente me busca, dicen que tengo buena mano. Yo lo que digo es que cada vacuna la pongo con mucho amor y eso hace que la gente no sienta nada. Pongo la vacuna con mucho amor y mucho deseo de ayudar a los demás”, aseguró.
Gran empujón
Buscamos al doctor Juan José Romero, coordinador de la Maestría en Epidemiología de la Universidad Nacional (UNA) para saber qué pensaba sobre esta gran campaña de vacunación masiva que movilizó a tanta gente.
“Viene a pegarle un gran empujón a la meta de llegar a una inmunidad colectiva hacia final del año para lograr un buen control y prevención de los casos de hospitalización y con ello la reducción de fallecimientos.
“Vemos que la respuesta ha sido muy buena por parte de la gente y de la CCSS, el ministerio de Salud, la sociedad organizada y la empresa privada, incluso.
“Hubo largas filas y también hubo paciencia y deseos de vacunarse, esa es una actitud digna de resaltar. Es importante que todos se vacunen ya y también es igual de importante que dentro de doce días estemos todos otra vez haciendo fila para la segunda dosis”.
En el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), el Hospital México puso su centro de vacunación, que arrancó desde buen temprano y más sitios se unen a la vacunación del grupo 5 este sábado.
Este viernes también hubo una buena afluencia de gente al Hospital Max Peralta, en Cartago.
Tomando en cuenta la llegada de la donación de 500.000 vacunas por parte del gobierno de Estados Unidos y los próximos envíos de la empresa Pfizer, la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) aprobó que este viernes se empezara a vacunas en todo el país a personas sin factores de riesgo entre 40 y 57 años.
Dos personas que habían esperado el turno y fueron por su dosis son el presidente de la República, Carlos Alvarado, y su esposa, Claudia Dobles. Ellos visitaron Coopesana, en Santa Ana.
La municipalidad de Limón informó en su Facebook que en el Valle La Estrella se destinaron 2.500 dosis, pero que la gente no estaba respondiendo al llamado.
Convocaron entonces a personas entre los 12 y 57 años, pero nada e incluso advirtieron que no hacía falta ni estar asegurado para recibir la dosis. Esperaban que este sábado 17 de julio sí hubiese respuesta limonense.
Fuera de hechos como este, la jornada de vacunación se desarrolló en calma, entrega y paciencia.