Durante los próximos cuatro años tendremos un experto en defensa personal cuidando la billetera del que menos tiene, del pulseador que todas las mañanas sale a ganarse los frijoles.
Esto porque Gilberto Campos Cruz, diputado electo del Partido Liberal Progresista (PLP), es cinta negra en judo y tiene más de 20 años de experiencia defendiendo a los consumidores.
Y es que poner el pecho por los pulseadores es una de las cosas que mejor hace este legislador electo, quien incluso fundó la Asociación Consumidores de Costa Rica en el 2005. Por eso lleva dos décadas caminando por los pasillos de la Asamblea Legislativa y de muchos ministerios, peleando para que a la gente no le metan la mano en la bolsa al descaro con, por ejemplo, las tarifas eléctricas, de agua, el precio de los pasajes de los buses o cada kilómetro en taxi.
“Tengo muchos años en los cuales mi objetivo siempre ha sido que a la gente, al pueblo que tanto le cuesta ganarse cada colón, no le metan la mano en el bolsillo. Se vienen cuatro años en los cuales voy a ser el que ataje los goles que quiera meterle el Gobierno al pueblo.
“Tengo muy claro cuál será mi norte como diputado. Con el PLP estoy porque encontré un grupo de profesionales que también quieren defender a la gente, precisamente, poniendo al pueblo en el centro de las políticas del Gobierno. Ya he chocado de frente y duro con aquellos que tratan de violar los derechos del consumidor, por eso no me asusta seguirlo haciendo desde la Asamblea Legislativa”, explica don Gilberto, quien hasta setiembre del año pasado fue vicepresidente de la Asociación Consumidores de Costa Rica.
Él nació en Santo Domingo de Heredia y desde hace seis años vive en San Rafael, en esa misma provincia. Estudió en la escuela Padre Benito Sáenz y Reyes, que ya no existe porque se fusionó con la escuela Félix Arcadio Montero y de las dos salió lo que hoy se conoce como la Escuela Central de Santo Domingo.
Sabe pelear
Fue al colegio Claretiano y en la Universidad de Costa Rica (UCR) sacó una licenciatura en Gobierno y Políticas Públicas. Además, en la Universidad Federada se graduó en Comunicación Política.
Recién salido de la UCR se unió con varios compañeros que también estaban preocupados por los derechos del consumidor, claro, para aquellos días de 1993, eso era un tema muy nuevo ya que al pueblo le daban por la jupa con tarifas, por ejemplo, de servicios públicos, y no había nadie que lo defendiera.
Como buen judoca, es muy normal para el domingueño darse duro con las autoridades del Instituto Costarricense de Electricidad, Acueductos y Alcantarillados y Fuerza y Luz, porque están queriendo meter una tarifa altísima a sus clientes.
“No voy a permitir que el Gobierno le quiera meter goles a la gente. Espero ser el mejor portero en ese tipo de partidos, evitando tarifas ingratas para un pueblo que ya no aguanta más y que tiene el bolsillo roto.
“Defendiendo al consumidor he podido conocer al Estado por dentro y por fuera, son más de 20 años de caminar por los pasillos de la Asamblea Legislativa, desde que era estudiante”, explica.
Aguinaldo sin “impuestos”
“En este país el pago del marchamo prácticamente se ha convertido en un impuesto al aguinaldo. Hay varios cobros a final de año que dejan al pueblo sin aguinaldo y eso no puede seguir sucediendo, la gente necesita tranquilidad, vivir mejor, no puede ser posible que digan que como en diciembre hay mucha plata en la calle, entonces que paguen y punto, eso es meterle la mano a la gente en la billetera descaradamente”.
Defendiendo al consumidor sabe cuáles son algunos de los monstruos que se topará en la Asamblea Legislativa como diputado.
“En más de dos décadas la pared más dura con la que he chocado es esa fuerza escondida que tienen algunas empresas para lograr privilegios durante años, empresas chineadas y protegidas por el Estado.
“Cuando una política pública tiene como objetivo proteger una producción o un negocio en particular, el país le está diciendo a la gente que no le importa si tiene que pagar más por un producto, ya que lo realmente importante es protegerle la producción a otro, a un privilegiado. Eso no se vale porque al final es el consumidor el que paga esos caprichos”, reconoció.
Como ejemplo, el judoca cinta negra recordó el tema del aguacate mexicano, al cual se le cerró la puerta de entrada al país.
“Desde la Defensoría del Consumidor siempre dijimos que eso era absurdo ya que no tenía fundamentos técnicos, que era una juponada del Estado y lo que ha pasado con esa política pública es que la gente deje de comer buen aguacate y el que come lo tenga que pagar más caro… Así no se vale”, agregó.
El domingueño tiene más de 30 años de ser judoca, una de las pasiones de su vida. “Con el judo aprendí a consolidar los valores de mi hogar, para ser un mejor deportista cada día y a tener objetivos claros y disciplina para poder cumplir esos objetivos”, dijo.
El judo le ha permitido ser asesor de la Federación Costarricense de Judo sin cobrar un cinco; también ser asesor del Comité Olímpico Nacional y de la Confederación Panamericana de esa disciplina deportiva, además, miembro del Consejo Nacional del Deporte.