Empecé más o menos hace ocho meses con Uber Eats, tuve que comprar una bicicleta que me costó ¢130 mil.
Me llamo Luis Navarro y tengo 22 años. Todos los días empiezo a las ocho de la mañana y termino a las 5:30 de la tarde porque no ando luces, tengo que comprarme unas para ver si hago más plata en la noche.
Tengo que pagar pensión (alimentaria), tengo un hijo de mes y medio y este, de momento, es el único ingreso que hay para mí.
Uno siempre aspira a más, pero tengo un hijo que mantener y no me puedo quedar en la casa haciendo nada.
En un día bueno hago dieciséis mil colones y en uno malo seis mil colones aunque el fin pasado me eché veintitrés mil.
Uno pasa mucho en bici, lo que hago es desayudar bien y así me la juego todo el día, solo ando con una botella con agua y vuelvo a comer hasta que llego a la casa. Me ha pasado que me ha tocado ir a dejar comida y yo con aquel hambrón, pero hay que aguantarse.
Al principio, como uno no está acostumbrado a andar en bici, termina muy cansado.
Haciendo un cálculo creo que por día hago cuarenta kilómetros, cuidado y no más porque aunque no parezca se recorren distancias pequeñas que al final (del día) es un motón.
Digamos que eso es lo más feo que me ha pasado y que ya llevo como quince días seguidos de que me estallo porque las llantas están muy desgastadas.
Un día me caí porque un perro me persiguió, me raspé bastante, pero no fue de gravedad.
Ahorita lo que más me jode es la lluvia porque no tengo capa, entonces tengo que parar porque si no se moja toda la comida.