El caso de Luno, el perro que salió de Costa Rica con destino a España y que fue detenido en el aeropuerto de Barajas, Madrid, por no llevar un microchip que es obligatorio en Europa, se complicó aún más.
El caso escaló a nivel judicial, ya que los abogados del Partido Animalista contra el Maltrado Animal (de España) abrieron una causa judicial e interpusieron una solicitud de medida cautelar para suspender la orden del gobierno español de devolver el perro a Costa Rica.
Ya se había dado la directriz de que el pobre animal fuera devuelto en un avión sin la dueña, Andrea Torres, pero ahora ese proceso está suspendido porque habrá que esperar a ver qué dice el tribunal que lleva el caso.
Mónica Olivares, abogada española de la Asociación para la Gestión Ética y Responsable de Animales Abandonados (AGERAA), también les está echando el hombro a Andrea y a Luno.
Ella ha estado en comunicación con La Teja y dice que están muy preocupados de que el peludito siga encerrado en una jaula en el aeropuerto.
“Con la acción interpuesta, los tribunales valorarán la legalidad de la actuación de la Administración (el gobierno español) con Andrea y el perro Luno, y en los próximos días el juez tendrá que decidir si suspende o no la orden de reexpedición (que sea devuelto a Costa Rica), para luego iniciar el juicio que corresponda y que se dicte sentencia sobre la legalidad o ilegalidad de los actos de la Administración”, explicó la abogada.
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Desesperada
La dueña de Luno está desesperada, ella es de origen ecuatoriano y vive en España hace algunos años. A inicios de marzo emprendió un viaje a Nicaragua, ya que le habían hecho llegar el perrito de Ecuador a ese país para que ella lo recogiera y se lo llevara para España.
Una vez que se reencontró con el peludito viajó a Costa Rica y el 14 de marzo, sin enfrenar ningún problema, salió hacia España.
Apenas cruzaron el charco le retuvieron al animal en el aeropuerto de Madrid. Ella estuvo durmiendo en la terminal aérea unos días, pero luego se fue para su casa, en el municipio de Murcia, para recoger platica y, según contó este martes, ya regresó a la terminal aérea a esperar que le entreguen a su peludito amigo.
“Sigue encarcelado en un lugar oscuro, lleno de estrés, él le tiene miedo a la oscuridad, no entiendo por qué no quieren darme a Lunito. Las leyes van lento y mi perrito se va muriendo poco a poco sicológicamente”, dijo Andrea a La Teja por medio de mensajes de WhatsApp.
Según explicó Mónica Olivares, en este tipo de casos la legislación española tiene tres caminos, la primera es la eutanasia (muerte), la cual se manejó a un inicio, pero las asociaciones animalistas se opusieron.
La segunda es la deportación al país de donde salió el animal, en este caso Costa Rica, pese a que aquí Andrea no tiene familiares ni conocidos que puedan recoger a Luno.
La tercera es o que lleven al animal a una veterinaria en Madrid, le pongan el microchip, las vacunas que hagan falta y se lo entreguen a su dueña. Esta última es la solución más conveniente para el perro y Andrea y es la que buscan los animalistas.
La abogada coincide con Andrea en que el trato que ha recibido el peludito en estos días no es el ideal.
“Los empleados del aeropuerto están muy pendientes de Luno, pero es un maltrato emocional lo que se está haciendo con él.
“Es importante aprender de este caso y que todo el mundo haga consciencia de que viajar con animales es una tarea complicada y hay que seguir todas las pautas, porque de lo contrario es el animal a quien castigan”, agregó la abogada.