El rescate de tres emplumados milagritos llega a alegrar, aunque sea un poquito, un 2020 cargado de malas noticias.
Tres tucancitos esmeralda, que nacieron en un árbol en las zonas altas de Escazú a principios de abril y que se quedaron sin hogar, sobrevivieron y ahora están pura tejas gracias al esfuerzo de varias personas.
A cuatro días de nacidos, la casita donde estos tres tucancillos verdes, como también se les conoce, fue cortada, sin embargo, los vecinos que los dejaron sin hogar hicieron hasta lo imposible porque aquellos pichoncitos sobrevivieran, ¡y lo hicieron!
Ellos no sabían que los trillizos estaban dentro de un hueco en el árbol hasta que los vieron en el suelo bastante sucios y golpeaditos.
Fue así como los currés verdes llegaron a las manos de una familia especialista en darle amor a las aves, la gente del Refugio Animal de Costa Rica, ubicado en Santa Ana.
En reproducción
Don Rodolfo Vargas Leitón, biólogo del refugio, fue el primero que recibió a los recién nacidos, aunque de inmediato se dio cuenta que el asunto estaba duro, por lo tiernitos que estaban los pichones, por eso no lo pensó dos veces y se los llevó a una incubadora.
“Esta especie de tucán es de las más pequeñitas que hay en el mundo, por eso pensamos al principio que eran tucanes collarejos, porque son más comunes, sin embargo, conforme fueron emplumando los identificamos mejor”, dijo don Rodolfo.
Según el experto, la época de reproducción de estos emplumaditos va de marzo a julio y cada tucancita pone entre tres y cuatro huevos, eso sí, no los pone al mismo tiempo, sino uno cada dos días.
Leitón asegura que los tres tucancitos son verdaderos guerreros.
“Es un verdadero milagro que se salvaran los tres, generalmente siempre pasa algo con alguno, en esta ocasión los chineamos mucho y eso fue fundamental para el éxito. Los limpiamos y alimentamos cada dos horas todos los días.
“Sabíamos muy bien que los tucanes pinchones son alimentados por sus papás con mucha proteína, les dan de comer insectos grandes y otras aves pequeñas como colibríes, además de huevos de otras especies. Fue así que les dimos una alimentación rica en proteína, e incorporamos alimento de gato para enriquecer porciones”, explicó don Rodolfo.
Los currés verdes nacen ciegos y sin una sola pluma. Los dos papás los alimentan muy fuerte varias veces al día por entre 6 y 8 semanas, después, dejan el nido para siempre.
“Pasaron mes y medio en la incubadora y cuando comenzaron a dar sus primeros brinquitos e intentos de vuelo, los pasamos a un área más grande para que siguieran su proceso de aprendizaje del vuelo”, recuerda el biólogo.
Volverán al bosque
El objetivo del refugio es que los tucancitos vuelvan a la naturaleza, por eso han tratado de que no se acostumbren a depender de los humanos, para que el regreso a su hábitat natural sea exitoso.
Con tres meses de nacidos ya están totalmente emplumados y volando, sin embargo, de acuerdo al científico, todavía les falta como tres meses más para volver al bosque.
Para evitar cualquier tipo de apego con ellos ni siquiera les han puesto nombre.
“Hemos realizado un trabajo exitoso, eso sí, durante este tiempo de pandemia en verdad nos han tenido muy ocupados”, comentó.
Ya reabrieron
El refugio, ubicado en Alto las Palomas, en Pozos de Santa Ana, estuvo casi mes y medio cerrado por la pandemia, eso significa que no recibió un cinco para la alimentación y mantenimiento de todas las especies que tienen.
Sin embargo, hace poco abrieron en horario de 9 a. m. a 4:30 p. m., eso sí, siguiendo todos los protocolos higiénicos dados por el Ministerio de Salud. La entrada cuesta 4 mil colones para adultos y 2.500 colones para los niños.
Es un paseo lindísimo en familia porque la diversión va acompañada de aprendizaje. Se pueden observar cocodrilos, perezosos, serpientes, monos, lapas y tucanes. Todas las especies que se tienen en el refugio sufrieron algún tipo de accidente o agresión humana, por eso no pueden ser regresados a la naturaleza.