Las autoridades de la basílica de Los Ángeles debieron sacar las reservas de las hostias, pues pese a que se consagraron tres mil para repartir entre los fieles presentes, muchos se quedaron sin recibir el cuerpo de Cristo en la comunión.
Por ello, pidieron paciencia a los fieles para ir a traer las que tenían en el sagrario del templo (donde se guardan las hostias consagradas) y repartírselas. Así unos 15 minutos después de dicho anuncio se distribuyeron mil más.
La plazoleta de la basílica no estuvo a reventar como en años anteriores, pudo deberse a que miles de fieles adelantaron su romería los dos fines de semana anteriores, sumado al temor de algunos de exponerse a los molotes de gente en el contexto sanitario en el que nos encontramos.
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Pero los fieles que llegaron son bien devotos y querían comulgar, de ahí las carreras en las que pusieron a los sacerdotes a cargo de realizar la comunión. Además, siempre hubo un ambiente de solemnidad y de fe por parte de los asistentes.
Por la familia
La misa fue uno de los momentos más importantes, ya que el obispo de Alajuela, monseñor Bartolomé Buigues Oller, dirigió su mensaje de este 2 de agosto a recordar que la familia es el ámbito del amor.
“La educación es un derecho fundamental y junto a la familia están compitiendo con otros valores ideológicos, los cuales debemos rescatar, pues nos encontramos ante una emergencia educativa”, dijo el obispo manudo.
Pidió también a la Virgen y San Isidro -en su año jubilar- que interceda por nosotros.
“Queremos responder a las necesidades espirituales de nuestro pueblo desde la empatía que llega al corazón, acompañarlo en la búsqueda del Absoluto frente a las ilusiones de felicidad, ser una casa abierta, hogar seguro, vivir la frescura original del evangelio capaz de iluminar la sociedad”, agregó Buigues.
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La misa, con la presencia de los vicepresidentes Mary Munive y Stephan Brunner y algunos ministros, inició puntual a las 9 a.m. y no contó con la presencia del presidente Rodrigo Chaves, quien ya lleva una semana enfermo con influenza AH1N1 y el médico le tiene prohibido salir para evitar contagios.
“La alegría nos embarga en esta solemnidad de nuestra Señora de los Ángeles, patrona de nuestro país. Ella nos enseña a amar a Cristo, su hijo, nuestro Señor, a vivir la fe que nos fundamenta. Es madre tierna para nuestro pueblo, sabe de nuestras ilusiones y esperanzas, de nuestros sufrimientos”, agregó también la autoridad alajuelense.
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Monseñor Bartolomé añadió que “ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico, pero es muy grande también la pérdida paulatina de principios y valores éticos... Prescindir de la moralidad parece, al principio, una fuente de libertad, pero pronto se convierte en una parálisis del alma, descubre la vanidad del actuar sin fe y sin moral, la ilusión de la verdad sin justicia”.
Finalmente pidió en oración a la Virgen que ilumine a las autoridades del nuevo Gobierno para que no se olviden de los más desprotegidos.
Se robó el show
La alegría y carisma del padre Sergio Valverde, de Obras del Espíritu Santo, no se puede opacar y por eso se robó el show por algunos minutos a su ingreso al acto oficial en la plazoleta de la basílica cuando observó a las misioneras de la caridad, expulsadas recientemente de Nicaragua y a otras religiosas conocidas y gritó “¡que viva la Virgen!” y por supuesto, que le respondieron, aunque rompió el protocolo.
El padre también se topó entre las asistentes a tres caras que aunque venían de largo, las reconoció y aprovechó para saludarlas.
Se trata de Virgilia Box, mejor conocida como niña Vicky, su hija, Karen Leandro, y su nieto, Keyrrell Salas, quienes llegaron desde Siquirres de Limón a participar de la solemne misa.
“Todos los años venimos a darle gracias a Dios y a la Virgen por los favores concedidos y a pedirle por los jóvenes, la paz del mundo y las vocaciones”, explicó la niña Vicky.
Pero, ¿como conocieron al padre Sergio? La familia nos contó que Keyrrell fue monaguillo y en varias ocasiones ha colaborado con algunas iglesias de San José e incluso para las fiestas de Navidad que organiza el sacerdote y siempre recogen regalos en la tierra caribeña para colaborarle con la causa.