Ovidia Caballero, Martina Caballero y Lucía Montezuma salían de clases cuando recibieron la llamada de La Teja por Skype, gracias a la conexión que les facilitó el voluntario Abin Thomas.
Ellas son tres mujeres indígenas de Tiquicia que se encuentran en Rajastán, India.
Fueron becadas por el gobierno de India y la Universidad de los Pies Descalzos (Barefoot College) para aprender a construir paneles solares. A su regreso, en setiembre de este año, serán las encargadas de llevar luz eléctrica a su gente.
Estar tan lejos de sus hogares no es jugando. En las clases no las llaman por el nombre, sino que les dicen: “Costa Rica”.
Aseguran que es casi imposible aprender los nombres de todas las mujeres, porque son muchas y hablan idiomas diferentes.
Algunas vienen de países de África, también de Turquía, Madagascar y Perú, entre otros.
Inicio de una aventura.
Las tres recuerdan lo aterradas que estaban el 17 de marzo, cuando salieron en helicóptero de su pueblo hacia San José. El 21 de marzo anterior tomaron tres aviones: San José-Panamá, Panamá-Ámsterdam y Ámsterdam-Delhi, hasta llegar a Tilonia, en Rajastán, India, que las albergará hasta el 20 de setiembre, cuando regresen a Tiquicia.
Ellas hablan poco español, por lo que cuando se les pregunta algo lo traducen a su idioma para ver cómo contestar en español.
Lucía y Martina son más calladas, pero las tres concuerdan en que la falta de un profesor que hable español les hizo las cosas más difíciles.
Agregó que casi llora, porque estaba asustada de viajar tan lejos, sin saber bien qué les iba a pasar.
Aliadas del sol.
Aliadas del sol. Con lo que aprendieron estas mujeres de las comunidades de Alto Carona, Alto Guaymí y Río Claro Guaymí, mejorarán la calidad de vida de sus vecinos y amigos.
El sol será su aliado para generar energía con tecnología que hasta hace unos meses era desconocida para ellas.
Explicaron que les tocó aprender en inglés todos los nombres de los aparatos. Palabras como came (venga), water (agua), go (vaya), lamp (lámpara) son claves.
Durante la conversación que tuvieron con La Teja por Skype acercaron a la cámara una placa electrónica y señalaban todos los componentes para explicar que cada pequeña cosa tiene un nombre.
También les enseñaron a armar lámparas led que se alimentan con energía solar, lo que va a sustituir el uso de las baterías.
Están felices, porque todo esto lo aplicarán en casa. Cuentan los días para volver con sus hijos.
Casi no tienen tiempo libre, van al taller de lunes a sábado y solo descansan los domingos.
Ovidia cuenta que para entretenerse se llevó hilos para tejer los bolsos que ellas hacen y que no han salido a pasear. Espera volver para enseñarle a los niños que no deben tener miedo de ir a otros países para ser mejores personas