La preciosas alfombras que los cartagineses hacen con mucho amor, en las calles del centro de la provincia, durante la tradicional Pasada, ya están listas, para que la imagen original de la Negrita vuelva a casa.
La Pasada tiene dos días de tremenda fiesta: cuando la Negrita sale de la basílica de Nuestra Señora de los Ángeles (el pasado 3 de agosto) y se queda durante un mes en la catedral Nuestra Señora de El Carmen, y hoy cuando regresa a su casa.
Es una linda y esperada tradición que los vecinos de Cartago se organicen para hacer en las calles brumosas por donde pasará la virgencita, alfombras de diferentes materiales, como aserrín y flores, las cuales ya están listas este domingo 4 de setiembre.
La Pasada forma parte de los festejos que año con año se realizan alrededor del 2 de agosto, día de la Patrona de Costa Rica. La Negrita estará en la catedral cartaginesa hasta hoy.
En 1782 el obispo Esteban Lorenzo Tristán se puso muy molesto porque las fiestas en honor a La Negrita se habían convertido en una parranda.
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“En la década de los años 70 del siglo XVIII, los festejos de la virgen, que en ese entonces no era patrona de Costa Rica, se hacían como cita los documentos de la época con ‘bailongo, fandango y parranda’, los bailes y el consumo de licor se hacían hasta en el mismo templo, con participación del pueblo, autoridades y hasta los mismos curas, cosa que llegó a oídos del obispo Esteban Lorenzo Tristán, quien en 1782 llegó de sorpresa a comprobar si lo que le contaban era cierto.”
“El obispo Tristán, muy enojado, mandó a trasladar la imagen de la virgen a la iglesia de Cartago desde el 1 de agosto, sin embargo debido a peticiones que hicieron devotos de la virgen el obispo permitió que la imagen se quedara a celebrar su día, el 2 de agosto, en su templo, pero luego debía ser trasladada a Cartago y no estar en el sitio para las corridas de toros y las fiestas que los parroquianos acostumbraban hacer para la Virgen”, siempre explicó el historiador de la virgen de Los Ángeles, Carlos Oreamuno Toledo, quien lamentablemente falleció en el 2015 a los 59 años.
Desde hace muchos años, aquel castigo del obispo se convirtió en una fiesta llena de fe que cuenta con la presencia de agricultores, quienes siempre han sido unos de los más apuntados. Ellos desfilan con sus carrozas y colaboran con donaciones de frutas y verduras.