Desde que estaba chiquitilla, Mariana Salazar Ulate agarraba una herramienta y desarmaba lo que encontrara, así fuera un lego, un carrito o cualquier juguete. Los años pasaron y siempre tuvo ese gusanillo metido entre ceja y ceja.
No sería hasta quinto año del cole que confirmó lo que tanto le apasionaba de niña, cuando llegó el turno de escoger qué estudiar en la universidad y descubrir el plan de estudios de Ingeniería Mecánica. Fue amor a primera vista.
En el año 2021, Mariana ingresó a esa carrera en la Universidad de Costa Rica.
“Decidí que eso era lo que quería y me cambió la vida, me enamoró y supe que eso era para lo que nací”, relató la universitaria, vecina de Grecia, con 20 años de edad.
La decisión marcaría su camino, ya que el 24 de abril anterior recibió una noticia demasiado chiva: ella, junto con cinco compañeros más y un profesor de la UCR, ganaron el derecho de asistir al Congreso Internacional de Astronáutica.
Eso gracias a tres proyectos que propusieron como parte del grupo de Ingeniería Aeroespacial de la UCR. De 80 mil propuestas, los organizadores del congreso solo escogían 12 y las tres iniciativas ticas quedaron en la lista final. ¡Demasiado cargas!
Hasta ahí todo era alegría, pero un obstáculo les borró momentáneamente la sonrisa. El congreso se realizará en Bakú, capital del lejanísimo país Azerbaiyán, en la primera semana de octubre, lo cual dispara los costos del viaje, igual que el cohete que ellos sueñan disparar con su participación.
“Viajar al otro lado del mundo es muy difícil, se dura 44 hora yendo y 44 hora viniendo, con escalas de hasta 15 horas, vuelos de 16 horas, entonces es muy cansado y bastante caro”, comentó la joven.
El panorama se complicó, pues la universidad aporta máximo 30% del costo para tres representantes y la delegación será de siete personas. El paquete de cada uno cuesta cerca de $4 mil, o sea, 2.2 millones de colones.
Ellos deben pagar el tiquete de avión ida y vuelta, que vale casi 800 mil colones. También el hospedaje, la alimentación y el transporte interno.
Cohete tico
A pesar de las complicaciones por la platita que necesita para el viaje, Mariana mantiene su esperanza intacta de representar al país, en una oportunidad única en la vida.
Y es que no es poca cosa la que ella y su grupo expondrán ante entidades de primer mundo como la NASA, las agencias espaciales de Europa y Asia y universidades de los países más desarrollados.
La meta es impulsar la cohetería de alta potencia en Costa Rica, algo impensado hasta el momento. “Por la topografía irregular, tenemos mucha montaña y mucho bosque, no se pueden lanzar cohetes porque obviamente puede ocasionar accidentes”, explicó la futura ingeniera.
Otro factor en contra son las amplias zonas naturales protegidas, lo que limita las áreas de lanzamiento que cumplan con todas las normativas internacionales de seguridad, pero ellos tienen algo magnífico en mente.
“Planteamos aplicar barras conectadas a cables con cierta tensión muy resistentes, para que absorban el impacto de la caída del cohete y así poder disminuir el efecto péndulo que provoca el paracaídas y se puedan realizar lanzamientos en nuestro país”.
Esa idea la presentarán también a expertos y empresas como Spacex, Airbus Boeing. No es para menos, pues se trata de la actividad más importante en el negocio de la aeronáutica, la aeroespacial y la aviación.
“La idea es hacer un prototipo, no solamente para ayudar a Costa Rica, sino a otros países donde tienen ciertas limitaciones como la topografía y que no tienen un desierto para lanzar cohetes y seguir entonces investigando”, detalló Mariana.
Familia orgullosa y empunchada
Desde que supieron de la invitación al congreso en Azerbaiyán, los familiares más cercanos se pusieron la camiseta para recoger la platita que le permita a Mariana cumplir este gran sueño.
Por eso, en los últimos meses han organizado varias rifas y buscado patrocinadores que sumen a la cuenta, porque recaudar 2.2 millones de colones no es jugando.
“Verla ahí, triunfando y luchando por sus metas, siendo tan independiente, una chica buena gracias a Dios, sin vicios, buena estudiante, hace que uno se sienta más que orgullosa. Es un sentimiento que no cabe en el pecho”, expresó Andrea Ulate, la mamá.
Y su chiquita, la misma que hace quince años armaba y desarmaba lo que fuera, tiene muy claro lo que representa esta oportunidad.
“Es un gran paso para nuestro futuro y nuestro currículo. Tendremos muchas oportunidades, vivir esa experiencia representa seguir creciendo como personas, profesionales y estudiantes”, concluyó.
Si usted quiere ayudar a esta joven universitaria puede hacer sus donaciones vía Sinpe, a los teléfonos 8990-5524 y 8680-3846, a nombre de Andrea Ulate Porras y Mariana Salazar Porras. Además, la familia realizará un bingo, el domingo 3 de setiembre a la 1 p. m., en el gimnasio de San Roque de Grecia. El cartón cuesta 1.000 colones y habrá más de 40 premios, como muebles electrodomésticos, pantallas, canastas de víveres y órdenes de compra, entre otros.
— ¡Ayude con el sueño de Mariana!