La alegría, el amor, unión, esperanza, buenos deseos y solidaridad de la Navidad es lo que mueve a varias familias a tener desde ya sus casitas adornadas; aseguran que frente a un 2020 lleno de covid-19, muerte, encierro y contagios, nada mejor para el corazón y el alma que el ambiente festivo que provoca el pasito bien arreglado y el arbolito cargado de adornos y luces.
Doña Ana Yansee Flores es vecina de Curridabat, casada, tiene tres hijos y desde principios de setiembre adornó su casa.
"Amo la Navidad. No hablo del lado comercial de la Navidad sino de los pilares fundamentales de la época: amor, solidaridad, unión de familia, esperanza, buenos deseos, fortalezas de lazos con Dios.
“Estoy convencida que esos pilares navideños deben mantenerse todos los meses del año, por eso, como este ha sido un 2020 lleno de noticias negativas, considero que no hay mejor medicina para el alma que la gran felicidad de sentirnos en Navidad”, nos explicó.
Doña Ana tiene muy claro que este año representa un gran reto porque en el ambiente la gente podría no sentirse tan motivada para celebrar.
“Es un año de encierro, de miedos, de mucha gente sin trabajo y por eso de mucha dificultad económica, por eso, también el mensaje es de ahorro, la Navidad se puede vivir y adornar con todos los adornos que se tienen guardados, no hay necesidad de gastar un cinco más”, aseguró.
Aire de fe
De la misma forma se alegra doña Laura Barrientos, quien tiene 37 años, 3 hijos y es de Lagunilla de Heredia.
"Yo comencé a adornar antitos del 15 de setiembre y lo hice porque si bien siempre en casa hemos amado la Navidad, sentí que los míos y la gente a mi alrededor ocupaba un poco de aire de fe y nada mejor que las luces de esperanza navideñas.
“Pasamos encerrados, preocupados, estresados, necesitábamos un poco de brillo y esperanza, fue así como un día le dije a mi familia que quería adornar para ver qué pensaban y me apoyaron totalmente, incluso, todos me ofrecieron ayuda, hasta Luciana, mi hija más pequeña (tiene 6 años, Brandon tiene 19 y Fabián 14), hizo ya su propio adorno”, nos contó con tremenda alegría.
Cuando doña Laura habla de adornar es con toda la fuerza, gradas, ventanas, chochera, cuartos, sala, no deja un rincón de la casa sin decorar.
“Me siento muy feliz porque en verdad logré el objetivo, la casa está más alegre y el ambiente mejoró mucho, mantenerse en modo Navidad pone feliz el corazón. Si alguien está muy triste por todo lo que ha sido este año, que se ponga adornar la casa con temas navideños”, aconsejó.
Buen ponche
En Grecia vive doña Gabriela Castillo, tiene 39 años y un hijo de dos años, Santiago. Ella también ya adornó su casa y a pesar del golpeado año, está convencida que la alegría de diciembre será la que gane en el corazón de los ticos.
Lo suyo es una Navidad que rescate las celebraciones al mejor estilo de nuestros abuelos: alegría dentro de humildad y sin despilfarros de dinero.
"Viera que yo soy cristiana evangélica, pero toda mi familia es católica y con fuertes tradiciones; sin embargo, no chocamos, le encontramos lo positivo a la Navidad y la disfrutamos, incluso, a mí me encanta poner pasito, me parece que es fundamental en la época.
“Me encanta mantener vivas las tradiciones de mi abuelita (doña Jacinta Martínez, quien falleció hace cinco años), a ella le encantaba diciembre y hacer rompope, ella le decía ponche. Jamás olvidaré la alegría con que ponía el pasito mi abuelita y lo contenta que se ponía cuando cantaba villancicos.
"Yo, de igual forma, hago ponche, no me puede faltar, así me enseñaron y así disfruto. Adorné porque la Navidad nos pone felices”.
Decorar le sirvió de terapia para sobrellevar las consecuencias de la pandemia.
“La llegada del covid-19 significó para mí quedarme sin trabajo y eso me puso muy mal sicológicamente, me estresé mucho. Usted no tiene una idea la terapia positiva que fue el ponerme a hacer adornos navideños, eso me distrajo y me mantuvo ocupada, así fue como me olvidé el estrés y me llené de motivación”, contó doña Gabriela.
Pasito cumplidor
En el josefino Zapote vive don Luis Fajardo Marchena, quien tiene 45 años y no se aguantó las ganas de adornar desde ya su casa.
"Me fascina la Navidad, la he disfrutado mucho desde la infancia, mis papás me enseñaron a vivir al máximo la época y eso se los agradezco.
"Yo no hablo de gastar y gastar dinero en Navidad, mis papás me enseñaron a entender el verdadero significado, el nacimiento de Jesucristo, por eso estoy muy feliz de adornar y disfrutar desde setiembre, así serán varios meses en una pura celebración a Dios.
“Yo adorno todo, cuartos, el frente, el patio, la cocina, la sala; pongo arbolito y luces. No vengo de una familia del todo católica, digamos que mitad y mitad, pero me encanta poner el pasito y compartir en familia todos los días que se pueda de diciembre porque para mí eso es Navidad, una época de amor familiar, amor al prójimo y amor a Dios”.
Don Luis explica que la felicidad es mayor porque es su segunda adornada navideña en casa propia, algo que lo llena de orgullo, además, es una forma de agradecerle al Niñito Jesús quien jamás le ha fallado.
“Mi mamá (doña Deysi Marchena) me enseñó que el pasito, cuando uno no tiene casa, se pone en el suelo para que le repare una, así lo hizo ella y con el tiempo logró tener su propia casita, entonces yo hice lo mismo, puse mi pasito en el suelo y ya el año pasado estrené casa…¡el pasito es bien cumplidor!”, aseguró.
10 portalitos
Doña Ana González, quien tiene 63 años y vive en San Antonio de Desamparados, nos confesó con una muy linda sonrisa que ella tenía las banderas y escudos de Costa Rica adornando la parte de afuera de la casa, pero por dentro ya todo era navideño.
"Diciembre es el mes más hermoso del año, nos alegra siempre el corazón. Yo adorné siempre recordando a mi mamá (doña Denis Alvarado, quien ya falleció), a ella le gustaba mucho poner el pasito en un muy bien adornado portal, poner el arbolito adornado con uvas y manzanas frescas, ella se alegraba mucho y esa alegría nos la dejó en el corazón.
“Así que cuando adornamos, lo hacemos en grande, ocupamos toda la sala para los pasitos, porque tengo como 10, incluso uno de El Salvador que me regaló una hija”, comentó.
Con un poquito de dolor se acordó que seguramente este 2020 no se podrán hacer las posadas, algo que en calle Trejos es una costumbre muy linda, empezaban el 15 de diciembre con la novena a la Sagrada Familia y aquello era un lindo compartir de niños y adultos alrededor de Dios.
“Por eso adornamos, para evitar ponernos tristes. Será una Navidad muy diferente, seguramente encerrados por esto del coronavirus; sin embargo, nada ha cambiado en nuestros corazones, la alegría será la misma y el agradecimiento a Dios por todo lo que nos da más bien será mayor”, afirmó.