Roy Rojas, policía costarricense de 38 años, es uno de los soldados que batalla en la guerra entre Ucrania y Rusia.
A pesar de que nació y se crió en Costa Rica, un país libre de ejército y bajo un lema de paz, Rojas siempre soñó con ser policía y militar; lo primero lo cumplió en el año 2007, cuando inició su carrera en la Fuerza Pública.
Tras estar muchos años en el Ministerio de Seguridad Pública, en el 2018 renunció para buscar cumplir su segundo e inexplicable sueño, que era formar parte de una división del ejército de Francia, pero la oportunidad no se dio.
Ante la negativa respuesta decidió volver a Tiquicia, estuvo trabajando como Uber y después logró entrar a la Policía de una municipalidad del país, hasta que inició la guerra entre Ucrania y Rusia.
“Cuando empezó la guerra la seguí desde el principio, lo tomé un poco personal, porque tengo amigos ucranianos desde hace muchos años y la invasión fue muy cerca de donde estaban ellos, así que empecé a investigar cómo podía ayudar”, comentó.
Tras días de investigación inició el proceso para poder ser uno de los soldados legionarios del ejército ucraniano.
“Los requisitos decían que cualquier persona podía reclutarse, pedían experiencia militar o en las fuerzas del orden, que era donde yo tenía, pero se necesitaba hablar con el cónsul de Ucrania en cada país y en Costa Rica no había”, comenta Rojas.
Esa pequeña traba lo hizo enviar su currículum a todas las embajadas de Ucrania en el mundo, donde obtuvo una respuesta desde Polonia, por lo que tuvo que viajar para pasar algunas entrevistas.
El proceso concluyó con éxito y en octubre del 2022 logró ser el único soldado costarricense dentro del ejército rival de Rusia.
Muy duro
A pesar de que Rojas está cumpliendo uno de sus sueños y luchando por una causa que le afecta social y moralmente, las experiencias complicadas y la muerte están presentes día a día.
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En la actualidad está junto con un grupo de más de 20 personas entre legionarios de países como Brasil y Polonia y soldados locales, con los que ha pasado momentos muy complicados que, probablemente, le marcarán la vida.
“En mi segundo día aquí en la trinchera nos llovió muchísima artillería, con tanques, armas grandes, fue muy impresionante. Recuerdo que yo estaba en suelo en posición fetal intentando hundir la cabeza en la tierra y fue difícil, pensé, ‘qué diablos estoy haciendo aquí'. Ahora lo asimilo un poco mejor.
“A pesar de eso, la experiencia más difícil fue saber que dos de mis compañeros de curso fallecieron, uno francés y un estadounidense y otros que me enteré de que estuvieron desaparecidos”, comentó.
Rojas asegura que él no está en la guerra porque sueñe con matar gente, de hecho, asegura que hay muchos mitos que le gustaría que se rompan.
“Yo no vine aquí a volverme loco, o porque quiera agarrar un arma y ponerme a disparar al primero que se me atraviese, porque no es así, estar en un ejército es mucho más que eso. De hecho, es un 85% de inactividad y vigilancia y un 15% de actividad con el enemigo.
“Para mí un ejército es una institución importante, como la Cruz Roja, la Policía, los Bomberos, de aquí salen mecánicos, médicos especializados y se aprenden muchas cosas que nunca hubiera imaginado y que se pueden poner en práctica”, agregó.
El policía firmó un contrato de tres años con el ejército ucraniano, el que desea cumplir a pesar de las dificultades que atraviesa todos los días, como estar lejos de su país y su hijo, quién tiene 15 años de edad, así como estar en constante peligro en condiciones que no son aptas para un ser humano.
“Nosotros tenemos armas, equipo, pero estamos en un búnker muy pequeño que no reúne las necesidades básicas para una persona, aquí el servicio sanitario y el baño no existe, el agua solo embotellada, es complicado”.
Todo lo negativo del proceso no es más fuerte que sus ganas de ayudar a quienes más lo necesitan.
“Tal vez sonará trillado, pero a mí lo que motiva a venir es ayudar a los demás, ayudar a los demás en el momento que lo necesitan, lo hice cuando era policía y es lo que hago ahora. Eso no tiene precio y le deja a uno un sentimiento de satisfacción, a mí ayudar me llena demasiado”.