El tatuador tico Eduardo Aráuz Alvarado, vecino de San Rafael de Heredia, puso la bandera de Costa Rica bien en alto al ganar el primer lugar en una de las categorías de la convención de tatuadores más importante de Toronto, Canadá.
El rafaeleño tiene 30 años y este 2024 tomó la gran decisión de su vida: empacar todos sus sueños e irse a conquistar Canadá con el arte del tatuaje. No ha durado mucho en demostrar que le sobra madera y calidad para cumplir con su objetivo.
El tico participó en el NIX Tattoo Show 2024 (también conocido como el NIX Tattoo Convention), en el cual estuvieron presentes aproximadamente 500 de los mejores tatuadores de Canadá y el mundo.
Se podía participar en tres categorías: tatuaje pequeño, mediano y grande. Había que elegir si en tatuaje de color, blanco y negro o grises. El tico escogió tatuaje blanco y negro mediano, y fue en esa categoría en la que la bandera tica se puso en lo más alto.
Desde Toronto Eduardo nos explicó que hizo una muy buena química con una clienta, a la cual ya le había hecho tres tatuajes y eso le permitió hacerle la propuesta para que le sirviera de modelo en el importante evento internacional.
“Como ya la había tatuado (ella se llama Alicia Tantalo) le hice la propuesta de hacerle un tatuaje mediano a un precio más que simbólico para que me acompañara a la convención y ella aceptó. El concepto del tatuaje lo hice a partir de los tres que ya le había hecho y profundizando más en el gusto de ella para que le quedara un tatuaje que le gustara.
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“Una vez Alicia me dijo que sí, me decidí a apuntarme en el concurso y comencé a hacer el diseño definitivo con el cual iba a participar. Por dicha a Alicia le gustó, ya que fue una propuesta en la cual está ella representada como una mujer que supera sus miedos y vence cualquier obstáculo”, recordó el rafaeleño.
El concurso del mejor tatuaje en la categoría que eligió el tico fue el pasado viernes 14 de junio. Él comenzó a tatuar a Alicia a las 10 de la mañana y terminó a las 5:30 de la tarde. No pararon ni para almorzar, porque debían terminar en un tiempo determinado por las reglas del concurso.
“Vieras la contentera cuando confirmaron que había ganado. Tuvimos que subir los tatuadores a una tarima e iban bajando a los que no seguían en competencia hasta que quedamos dos. Es lindo como tico ganar en otro país, uno sabe que está dejando la bandera en alto y eso te llena de orgullo”, reconoció el tico.
Inspiración desde el cielo
Eduardo tiene ya cinco meses en Canadá, sin embargo, llegar no fue fácil, porque tuvo que tomar varias decisiones bien grandes: dejar el trabajo de tatuador en el país, dejar a su familia y animarse a comenzar una nueva vida desde cero y solo.
“Gracias a la oportunidad que me dio el gran tatuador Max Rodríguez, comencé a trabajar profesionalmente tatuando en Costa Rica. Con Max pulí mi estilo y el arte de tatuar. Al inicio, cuando uno dice en la casa que quiere ser tatuador profesional, hay poco apoyo porque todavía no es visto como un trabajo de verdad.
“Me tocó renunciar a un trabajo estable en un call center y perseguir mis sueños. Es duro porque en el camino hay gente que uno ama que no te apoya, pero siempre tuve un aficionado fiel a mi arte, mi hermano, él siempre creyó en mí, siempre me impulsó y siempre me dijo que no dejara nunca de perseguir mis sueños de tatuador”, recordó el herediano.
En abril del 2022 ese hermano que siempre lo apoyó falleció y a partir de ahí Eduardo se propuso honrarlo y recordarlo todos los días de su vida luchando por ser el mejor tatuador de todos para alegrar en el cielo a quien fue su primer y gran fanático.
“Cuando yo soñaba con ser tatuador y ni siquiera me había podido comprar una máquina para tatuar, mi hermano ya creía en mí. Su muerte no me encerró ni deprimió, logré transformar ese momento amargo en energía positiva y en un deseo diario de superarme”, reconoció.
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Bien pulseador
Este tatuador tomó muy buenas decisiones antes de irse a aventurar a Canadá: solicitó permiso de trabajo ante el gobierno canadiense, comenzó a venderse con estudios de tatuaje en Toronto y por eso hasta entrevistas de trabajo virtuales tuvo previo al viaje. Fue así como logró irse ya con trabajito y un cuarto alquilado mientras se acomodaba.
“Trabajo en el puro corazón de Toronto, el estudio se llama Tattoo People. Me decidí por Toronto por la variedad cultural que hay es mucha y sentí que tenía más oportunidad de mostrar mi arte”, comenta el rafaeleño.
Acepta que le hace falta un buen gallopinto, porque el que hace allá no le sabe igual y le superfalta Tiky, su perrita Pug de dos años, por supuesto, extraña toda la familia, sin embargo, ahorita está enfocado en crecer como tatuador para aumentar sus clientes.