Jorge Calvo Arias es un tico que vive en Estados Unidos y tiene 40 años de no pasar un 15 de setiembre en Costa Rica.
Vivió sus primeros 17 años de vida en San Marcos de Tarrazú, pero como su papá falleció cuando él tenía 15 años, le tocó ponerse a trabajar para que en la casa se pudieran pagar los recibos.
Nos cuenta desde Dallas, Estados Unidos, donde vive actualmente, ya con 57 años de edad, que para 1984 se vivió una fiebre por irse al norte a lograr el sueño americano y él se fue el 10 de octubre de ese año.
“Por diferentes circunstancias de la vida no he podido pasar un 15 de setiembre en Costa Rica desde hace 40 años. Es algo que me encantaría hacer y voy a luchar con todo para que el otro año se pueda dar porque es algo que extraño mucho.
“Me hace mucha falta ese 15 de setiembre en mi tierra. Recuerdo que la última vez fue cuando estaba en la escuela León Cortés Castro, de la zona de Los Santos y asistí al acto cívico estando en sexto grado”, nos comenta desde Gringolandia.
Le encantaría que esa vivencia la pueda disfrutar en su amado San Marcos de Tarrazú, pues recuerda que se hacían unos muy lindos desfiles por las principales calles de la comunidad.
Demasiada cabanga
“Me da demasiada cabanga los 15 de setiembre. Solo uno que lleva tantos años sin vivirlos en el país que se ama puede entender lo que uno siente. Ahora con las redes sociales la cabanga es mayor porque veo los videos y fotos, lo que aumenta más mi deseo de celebrar a mi patria.
“Para mucha gente es algo muy normal las celebraciones patrias, pero para gente como yo que las anhelamos desde hace tantos años, la nostalgia es demasiada para estas fechas, no le voy a negar, hasta lloro”, reconoce.
Vivió muchos años en Nueva Jersey, en donde asistió a algunas celebraciones pequeñitas de la patria, pero ahora que vive en Dallas, Texas, la cosa cambió totalmente, según nos cuenta, porque se topó con doña Tammy Pinzón, Patricia Vindas y Karla Clark, tres ticas que organizan una reunión de ticos enorme.
“El año pasado estuve por primera vez en la reunión de ticos en Dallas y, la verdad, lloré, éramos como 400 ticos, había gallo pinto, banderas, celebración patria lindísima, nunca había vivido eso aquí desde mis 17 años.
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“Cuando a las 6 de la tarde, del 14 de setiembre del 2023, se paró la actividad totalmente para que los chiquitos hicieran el desfile de faroles, que va, no pude aguantarme y se me salieron las lágrimas porque se entonó el himno nacional y sonó la patriótica costarricense. Lloré”, acepta el tarrazuceño.
Gran celebración
Por supuesto que no faltó el pasado 14 de setiembre a la cita de los ticos en Dallas. Le encantó que desde que llegó fue gallopinto, café, gallitos de papa, de salchichón, tortillas palmeadas y música típica costarricense como el Punto Guanacasteco y Caballito Nicoyano.
“Me sentí como estar en Costa Rica. No estoy mintiendo. Lo disfruté mucho, conocí muchos ticos y compartimos por horas. No me iba a perder esa actividad por nada, ya van dos años seguidos que asisto.
“Espero no decirle que estuve el tercer año seguido, o sea, el otro año, porque quiero vivirlo en mi patria. Quiero vivir muchos desfiles, todas las celebraciones patrias que se pueda. Repito, para muchos puede ser muy normal un desfile del 15 de setiembre, pero hay muchos como yo que los llevamos en el corazón tan profundamente que soñamos con el día de escuchar esos tambores, ver esos abanderados celebrando nuestra patria… ¡lo voy a volver a disfrutar, ya verá!”, confirma.
Tiene dos hijas que tienen cédula tica y gringa, pero son más ticas que el gallopinto, nos asegura. Las dos apoyan 100% a la Sele en cada partido y están deseando estar aquí con el papá un Día de la Independencia.
Cogedor de café
-Siendo nativo de la zona de Los Santos, ¿le tocó coger café?
Desde los 7 años cogí café. Cogiendo café me pagué los uniformes para la escuela, siempre los compré gracias a las cogidas. Chiquitillo cogía 2 o 3, ya más grandecillo llegué a coger 15. En aquel entonces, recuerdo que las pagaban a 100 colones.
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-¿Cómo fue su ida a Gringolandia en 1984?
Me ayudaron a sacar el pasaporte, falsifiqué la firma de mi mamá y me fui hasta México. Me tocó cruzar a San Diego, California, por el desierto. Éramos 30 ticos y a los 30 en el desierto nos asaltaron y nos quitaron todo. Yo era el más joven de todos. Fue duro, bien duro al principio”.