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Tico construye aulas en África para niños afectados por la guerra

Javier Camacho está en Malaui llevando a cabo la construcción de varias aulas para niños y adultos

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Javier está en Malaui desde el 2017. Foto: Cortesía.

Javier Camacho es un joven costarricense con un corazón enorme que realiza una misión admirable en África.

Este joven, de 25 años, vive desde el 2017 en Malaui, una nación con poco más de 16 millones de habitantes y considerada una de las más pacíficas de África, aunque también de las más pobres.

Ahí no hay playas y contrario a lo que muchos podrían pensar no es caliente todo el año, pues en el invierno la temperatura baja a dos grados y en verano aumenta hasta los 40.

Aunque Malaui nunca ha ido a un mundial de fútbol, la mayoría práctica y conoce sobre ese deporte, eso lo sabe muy bien Javier, quien cada vez que se presenta dice con orgullo que es tico y de una vez lo ligan con Keylor Navas, arquero del Real Madrid.

“Apenas digo que soy de Costa Rica me dicen ‘Ah, Keylor Navas, Brasil 2014’, aquí se habla un idioma nacional que se llama chichewa y también inglés, pero casi todos hablan el primero, yo más o menos lo entiendo, más cuando me hablan sobre Keylor”, comentó.

“La gente es muy hospitalaria, hay pobreza, especialmente en las zonas rurales, donde las casas son de barro, muy artesanales. En la ciudad es diferente porque son estructuras más elaboradas”, continuó.

Camacho es de San Rafael de Heredia, manudo de corazón y además es estudiante de Género y Desarrollo Humano de la Universidad Nacional y de Ingeniera de Ambiente en la Universidad Técnica Nacional.

En el 2016 fundó una asociación llamada APOFU que significa Apoyando el Futuro, ahí trabajan 35 personas que se encargan de conseguir recursos para ayudar a personas en África. Esta organización es costarricense.

Fue así como ese mismo año fue a parar a Mozambique, también en África, ahí construyó dos aulas para que niños estudiaran. En el 2017 llegó a Malaui para realizar un plan similar.

En ese país es el encargado de un proyecto para levantar una escuela en la que miles de personas, especialmente niños que viven en un campo de concentración en la ciudad de Dzaleka, serán los beneficiados.

Keylor le ha ayudado a Javier sin saberlo. Foto de Archivo

Este lugar está en la provincia de Dowwa y se encuentra a 45 minutos de la capital que se llama Lilongwe.

En el campo de concentración viven 50 mil personas, la mayoría del Congo, una nación devastada por los conflictos armados a nivel interno que han dejado miles de muertos.

“También vienen personas de Somalia, de Etiopía y de Burundi, a muchos de ellos les han matado a sus hijos y a sus papás al frente y vienen acá buscando escapar de esos malos recuerdos o para tener un mejor futuro”, comentó.

Bien encaminados

En este momento solo hay dos aulas listas, les faltan pequeños detalles y de acuerdo con Javier, en dos meses podrían estar funcionando. El plan inicial es construir 14.

“En el 2018 íbamos a construir una escuela pero el Gobierno nos pidió mordidas, así que preferimos comprar un terreno (de una hectárea). En estas dos aulas se darán clases en dos turnos, uno en la mañana y otro en la tarde y vamos a recibir a 40 personas por turno”, comentó.

“La idea es que reciban lecciones como las que se dan en escuelas, pero también cursos para que los más grandes puedan generar dinero y de esta forma salir del campo de concentración”, agregó.

Hace tres semanas, la organización Latinoamérica Verde con sede en Ecuador ubicó a este proyecto en el puesto 16 de entre 2 mil proyectos.

En Malaui tienen pensado hacer 14 aulas, de momento solo hay dos terminadas. Foto: Cortesía.

APOFU y Javier se ganaron el derecho de ir a Ecuador en agosto próximo, ahí serán capacitados en temas que les ayudarán a hacer crecer la fundación, pero también tendrán contacto con empresarios y organizaciones de bien social en donde podrán solicitar ayuda para finalizar la escuela en Malaui.

Ahora están participando en un concurso de la UNESCO, en caso de ganarlo tendrían la oportunidad de encontrar más patrocinadores que les ayuden a terminar las aulas que faltan.

“Sería un reconocimiento que le daría credibilidad al proyecto, si lo ganamos podemos ir a Alemania para recibir capacitación que nos ayudaría bastante”, mencionó.

APOFU también tiene planeado construir un consultorio médico en la comunidad indígena de Nimarí en Talamanca, ya que la mayoría de las personas que viven ahí no tienen acceso a servicios de salud.

Se espera que este proyecto esté finalizado en aproximadamente dos años.

Ayúdelos
Si usted desea ayudar a APOFU lo puede hacer dándoles su voto para ganar el concurso de la UNESCO. Lo puede hacer en este link https://www.entrepreneurship-campus.org/ideas/24/13097/

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