Gabriel Araya es un tico, de 33 años, que siempre soñó en grande y ahora se da el lujo de aterrizar sus sueños y pilotear aviones.
Él nació y creció en Curridabat y siempre ha sido amante de los motores. Cuando era un jovencito soñaba con ser piloto de la Fórmula Uno y aunque la vida le fue cambiando los planes, se siente orgulloso de lo que ha logrado.
LEA MÁS: Hay un tiempo límite para sacar la licencia después de ganar la prueba
Hace unas semanas, Gabriel se viralizó gracias a un video en el que se ve saludando a los pasajeros de un avión que venía hacia Costa Rica.
El video fue tomado por su papá, Mario Araya, quien por primera vez viajó con su muchacho, siendo este capitán.
“La emoción que sentí fue enorme porque ser capitán ya es lo más alto a lo que él puede llegar. Este proceso es la culminación de muchos años de esfuerzo y trabajo, verlo ahora en esto, tan realizado es increíble”, dijo Mario lleno de satisfacción.
“Siento un agradecimiento enorme por tener la dicha de verlo cumpliendo sus metas, por otro lado siento mucha paz porque si yo llegara a faltar me iría tranquilo porque la tarea con mi hijo está cumplida”, agregó el tata.
Para Gabriel también fue una ocasión muy especial porque le agradece a la vida compartir sus éxitos con sus papás.
“Fue algo muy bonito, ya yo había volado con mi papá, incluso solos, siempre lo hemos disfrutado mucho, esta vez fue la primera vez que él voló conmigo siendo yo capitán y por eso tomó el video, pero nunca pensamos que se iba a hacer viral.
“Tanto mi mamá, Carolina Herrera, como mi papá, han sido un gran apoyo en mi vida, siempre les digo que les debo muchísimo, dijo Gabriel.
El exitoso joven aprovechó para dar un mensaje a las personas que tienen miedo de luchar por sus sueños por temor al fracaso.
LEA MÁS: Joselyn Chacón habla sobre nuevo partido de Rodrigo Chaves: “Para mí hay intereses extraños”
“Una vez escuché decir que hay que apuntarle a las estrellas para llegar al cielo y es una afirmación que me gusta y comparto porque uno tiene que hacer su mayor esfuerzo por lograr sus metas, no está garantizado que uno lo vaya a lograr, pero cuando se esfuerza y se pone la camiseta, se empiezan a abrir puertas”.
Gran pasión
Gabriel contó que esa pasión nació cuando era apenas un niño de tres añitos, ya que “Santa” le regaló un cuadraciclo, un Suzuki de 50 cc.
“Desde entonces los motores fueron parte de mi vida. Cuando tenía 14 o 15 años empecé a correr en el campeonato nacional de kartismo y mi sueño era llegar a la Fórmula 1 u otra división del automovilismo profesional. Eso no se logró (dijo entre risas), pero siempre quedé con las ganas de dedicarme a “manejar” algo, eso me llevó a investigar y bueno, la aviación se ajustaba a lo que buscaba.
LEA MÁS: El bueno, el feo y el malo: le explicamos los tres proyectos para rebajar el marchamo
“A los 20 años, cuando salí del colegio, en un principio no tuve mucho apoyo por parte de mi mamá, entonces entré al Tecnológico a estudiar Administración de Empresas. Terminé la carrera en la UACA, en el 2015″, relató.
Gabriel siempre ha creído que los sueños deben perseguirse, así que luchó y cuando tenía 21 años se fue solo para Estados Unidos a estudiar aviación, se capacitó en Merritt Island, FL.
“Creo que lo más difícil fue adaptarme a vivir solo, lejos de la familia y las amistades que le pudieran meter el hombro a uno, y el esforzarme para tener buenos resultados en los estudios”, manifestó.
Rápida capacitación
El tico explicó que su entrenamiento como piloto fue bastante rápido porque la aviación no es una carrera profesional (no hay un título universitario, ni nada por el estilo), sino que los aspirantes deben obtener una serie de licencias y, además, cumplir con las horas de vuelo que se exige para cada una de ellas.
“Para graduarme como piloto comercial necesitaba 250 horas de vuelo, y las logré completar en cinco meses. Luego me tomó cinco años llegar a tener 1500 horas que eran requisito para entrar a una aerolínea aquí en Estados Unidos”, relató.
Gabriel trabaja para la aerolínea Spirit desde noviembre del 2019. Es capitán e instructor de simulador, él es uno de los encargados de capacitar a los copilotos nuevos, lo que lo llena de orgullo y satisfacción.
El joven piloto cuenta que cada vez que se sube a pilotar un avión es imposible no sentir la adrenalina, sobre todo cuando se aproxima un aterrizaje complicado.
“Cuando me acerco a una pista y hay mucho viento, o condiciones especiales como nieve o cosas por el estilo, siempre hay un componente de adrenalina, pero lo que más siento a la hora de trabajar es un sentido de seguridad.
“Nunca me he llevado un susto trabajando para una aerolínea, pero cuando estaba dando instrucción de vuelo en Costa Rica una vez tuvimos un problema con el motor de una avioneta, no se apagó, pero sí hubo problemas, pero por dicha logramos llegar bien al Tobías Bolaños.
El tico ha dirigido aviones a un montón de países: Colombia, Panamá, Nicaragua, Guatemala, México, El Salvador, Cuba, Puerto Rico, Jamaica, las Islas Vírgenes, Canadá.