Keylin Alfaro es una muchacha con unas ganas de vivir increíbles.
Ella vive en Santa Bárbara de Heredia y cuando tenía 15 años recibió un diagnóstico de cáncer que le puso la vida cuesta arriba, pero logró superarlo. Hoy, a sus 23 años, y luego de enfrentarse dos veces más a esa enfermedad, sonríe a la vida y sueña con un futuro lleno de éxitos.
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Esta semana se conmemoró el Día Mundial contra del Cáncer y Keylin nos contó su historia para hacer conciencia sobre la importancia de siempre estar pendientes de la salud, ya que con tiempo hasta el cáncer se puede superar.
“Mi historia con el cáncer inició desde muy joven, cuando estaba en el colegio empecé a sentir dolores de espalda y mis papás me llevaron a un quiropráctico, pero la situación no mejoraba, el mismo quiropráctico me dijo que creía que lo mejor era que fuera al médico para que me hicieran exámenes y una resonancia. El dolor era permanente, recuerdo que cuando estaba en el colegio, hablando con mis amigos, hasta reírme me dolía.
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“Mis papás me llevaron al médico (a la Caja Costarricense de Seguro Social) y no me mandaron la resonancia porque por tener 15 años no creían que fuera necesario. Ellos hicieron un esfuerzo y me hicieron una resonancia por privado y salió que tenía un tumor que abarcaba el 90% del canal de la médula. El tumor me estaba presionando los nervios y ese era el gran dolor que yo sentía”, relató.
Los médicos sacaron una muestra del tumor para hacer una biopsia y confirmaron que se trataba de cáncer.
Un diagnóstico que le cambió la vida
Cuando Keylin recibió el diagnóstico, su vida cambió, tuvo que dejar un poco de lado el colegio para concentrarse en los tratamientos.
Llevó el proceso en el hospital México y dice que aunque sintió mucho miedo, siempre fue positiva y se aferró a la vida: “nunca pensé en morir, prefería creer que iba a recuperarme”.
Los médicos la operaron y debido a que el tumor estaba en la columna, tocaron unos nervios y eso le dejó secuelas. A veces se le duermen las piernas, pierde fuerza en ellas y experimenta fuertes dolores de espalda.
Después de ese proceso, que estuvo acompañado por sesiones de radioterapia, la sobreviviente continuó con su vida, pero en el 2020 recibió otro diagnóstico complicado.
“Desarrollé un cáncer en el cerebro y me hicieron una operación para quitarme el tumor. Luego, en el 2023, el cáncer volvió a crecer y tuvieron que volverme a operar”, contó.
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Durante el proceso la joven estuvo en la Fundación Daniel y ahí le ayudaron un montón porque había gente que comprendía lo que estaba viviendo, ella dice que estará eternamente agradecida con la organización.
“En este momento estoy bastante bien, el cáncer de la espalda no ha vuelto a aparecer, el de la cabeza está en el tallo cerebral, es un lugar complicado y por eso no lo han podido quitar todo, pero ahorita estoy en una fase que se llama ‘enfermedad estable’”, agregó.
Keylin trata de llevar una vida normal, está sacando una licenciatura en Ingeniería en Seguridad Laboral e Higiene Ambiental y sueña con ir a sacar la maestría al extranjero y luego tener su propia empresa.
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El cáncer es una montaña rusa
La paciente dice que el recibir un diagnóstico de cáncer, sobre todo a una edad tan temprana, es un golpe muy fuerte, pero que con la ayuda de Dios, el apoyo de sus seres queridos y una buena actitud, el camino se vuelve más llevadero.
“Tener un diagnóstico de cáncer es como una montaña rusa, pero hay que tener presente que no es una sentencia de muerte, muchas personas lo han superado. Yo tenía 15 años cuando me descubrieron la enfermedad, a esa edad debía estar desarrollando muchas cosas, pero no cáncer.
“Cuando dicen: ‘¿quién ha tenido cáncer tres veces y sigue aquí?‘, yo levanto la mano. Soy creyente, entonces siempre digo: ‘sin duda Dios ha tenido oportunidades de llevarme y no ha querido’”.
La paciente dice que a través de su testimonio busca crear consciencia sobre la importancia de estar siempre pendiente de la salud y de que la gente deje de normalizar los dolores o síntomas.
“Ningún adormecimiento, ningún calambre, ni ningún dolor son normales. Si usted siente un dolor fuera de lo normal, vaya a revisarse donde un médico porque algo chiquitico podría terminar en algo muy grande. Un diagnóstico temprano marca la diferencia”, aseguró.