Alexa Araya está cerca de convertirse en la primera pastora trans de Latinoamérica, así lo dio a conocer la iglesia Luterana Costarricense.
Alexa vivió su infancia y adolescencia como hombre, aunque siempre se sintió mujer. Salió del clóset a los 28 años. Hoy tiene 54.
“Mi madre era transfóbica y homofóbica, cuando podía me vestía como mujer, pero a escondidas. Ella siempre fue violenta y nunca pude llegar a conformar una relación sentimental en esa época. Cuando comencé a dar los primeros pasos (como trans) recibí mucha discriminación y cuando mi madre murió, llegué aquí, donde vivo ahora, en San Pablo de Heredia, donde todavía le dicen a mi casa ‘la casa de los homosexuales'.
“Eso sí, yo soy de las pocas personas trans que mi orientación sexual es hetero, sexualmente con un hombre nunca me he sentido bien”, comentó.
Empezó con un coro
Hace 15 años, recién fallecidos sus padres, Alexa empezó a ir a una iglesia evangélica para participar en el coro. Luego se dio cuenta de la existencia de la Iglesia Luterana, donde no tenía que aparentar lo que no era y fue incorporándose hasta llegar a ser la cofundadora de la comunidad para personas trans.
Alexa se esforzó en fundar una pastoral trans, pues asegura que la realidad de este grupo es muy diferente a la que viven los gais, pues comenta que los trans tienen menos posibilidades económicas y de educación, ya que en su mayoría deben prostituirse para ganarse el arroz y los frijoles, porque son descartados en otro tipo de trabajos solo por su orientación sexual.
LEA MÁS: Iglesia que bendice a parejas gais fue escogida como mariscal
Para ella, las personas LGTBIQ también tienen la necesidad de creer en algo, sin embargo, muchas no se acercan a las religiones porque, por una lectura literalista, las rechazan por su orientación o las intentan cambiar, irrespetando su dignidad.
Alexa dice que muchos fieles usan textos bíblicos para atacarlos, principalmente los dicen que los homosexuales no entrarán al reino de los cielos.
“En la iglesia Luterana seguimos la enseñanzas de una divinidad, como la que enseñó Jesús, que crea otra imagen de la que se tenía de Yahvé o Jehová en los tiempos de Moisés, que era un Dios castigador y que le gustaban los sacrificios, por una imagen de Dios de amor, de inclusión. Un Jesús que se acercó siempre a los grupos minoritarios, porque Él es para todos, no solo para unos cuantos” comenta Alexa.
Traerá cola
Esta trans sabe que su nombramiento traerá consigo una lluvia de críticas de muchos sectores, incluso ya ha leído muchas que la ponen al nivel de una asesina o pedófila.
Asegura que muchas personas fundamentalistas la critican porque sus líderes religiosos lo hacen y no toman en cuenta que en sus familias pueden haber personas de la comunidad LGTBIQ, incluso sus propios hijos.
“Es por fe, seguir el llamado a una divinidad en un espacio que se necesita porque las personas LGTBIQ, por la misma violencia, se divorcian de las religiones, otros llevan una espiritualidad personal. Pero ese vínculo es muy importante y ellos son hijos de una divinidad”, explicó Alexa, quien destacó que los luteranos respetan y luchan por los derechos humanos y de las minorías.
En la católica el acto se llama misa, en la evangélica culto y en la luterana liturgia.
Alexa aseguró que la liturgia tiene algunos momentos similares a los de la misa, pero se diferencian en la interpretación.
Contiene una bienvenida, credo, santo, gloria, confesión y absolución, tres lecturas bíblicas, un mensaje y una explicación de los textos en los tiempos actuales. También llevan a cabo en algunas ocasiones la comunión con pan y con vino.
Los pastores usan alba, estola o cuello clerical.
LEA MÁS: Futuros sacerdotes aprenden a comunicarse en lesco
Un año más
Alexa acaba de graduarse de bachiller en Teología en la Universidad Nacional y le resta un año de formación específica en su iglesia, llamado vicariato, acompañado de la guía de otro pastor, con lo cual podrá ordenarse y así casar parejas, bautizar y oficiar la liturgia.
“Con este paso quiero dejar una huella en esa apertura que hizo Jesús a los sectores discriminados, él se sentaba con las mujeres cuando en aquellos tiempos no valían nada, con samaritanos, leprosos, cobradores de impuestos. Él trataba de darle a esos grupos una dignidad, una esperanza, lo mismo es lo que estamos tratando de hacer con estos espacios. No es fácil, somos pocos, pero lo dejamos abierto, somos una iglesia sin paredes”, comentó Alexa.