La costarricense Lauren Campos Salas, vecina de San Ramón y de 32 años, estaba el pasado 7 de octubre en Israel, justo en el monte de los Olivos, a las 10 de la mañana, cuando inició el bombardeo de Hamás.
La ramonense tiene tres hijos, está casada con César Castro, quien estaba junto a ella en ese país, ya que con mucha ilusión se apuntaron a una excursión organizada por la iglesia a la que asisten, con el objetivo de seguir los pasos de Jesucristo cuando estuvo en la tierra.
El viaje lo pagaron desde agosto pasado y la ilusión de que llegara octubre era total. Fueron sin los hijos y con una ilusión adicional en las maletas: renovar sus votos matrimoniales. La excursión era así: salían el 1º de octubre y volvían a Costa Rica el 13 de octubre.
De acuerdo al itinerario conocerían el mar de Galilea, el monte Carmelo, Megido (conocida como la ciudad del rey Salomón), y la Iglesia de las Bodas (en la ciudad de Kfar Kanna, en la Baja Galilea), lugar famoso porque muchas parejas renuevan los votos matrimoniales, como lo hizo Lauren y su esposo el pasado miércoles 4 de octubre.
Además, conocerían Cafarnaúm, Nazaret, Tel Aviv, el mar Muerto, Jericó y el desierto de Judea. El recorrido sería de acuerdo a algunos pasajes bíblicos y la cereza del pastel sería conocer Jerusalén. De acuerdo al plan, dicha visita estaba para el 7 de octubre por la tarde.
Sin embargo, por cambios de última hora que no fueron culpa de los ticos, la excursión terminó visitando Jerusalén la mañana ese día y por la tarde irían al mar Muerto, o sea, ellos no tenían que estar en esa ciudad temprano, pero estuvieron.
Bombardeo
Lauren llegó al conocido lugar con su esposo y los otros 17 ticos, el viernes 6 de octubre, justo 3 horas antes del inicio del Shabat (día de descanso en que los judíos suspenden todo tipo de actividad y de trabajo por más de 25 horas, para recordar con oraciones toda la creación Dios).
A las 8 de la mañana ya estaban listos para recorrerla. Primera parada, el monte de los Olivos, en el grupo había una tremenda contentera por visitar un lugar mencionado directamente en la Biblia.
LEA MÁS: En medio del terror, tica en Israel pasó la noche en refugio antibombas
“Recuerdo que desde el monte de los Olivos se observa, porque es como un mirador, toda la ciudad de Jerusalén, es preciosa la vista. Teníamos como diez minutos de haber llegado, disfrutábamos mucho cuando de un pronto a otro comenzaron a sonar unas sirenas por todos lados.
“Nuestro guía en Israel, Marcelo, mitad israelí y mitad argentino, nos ordenó que nos tiráramos todos al suelo. Al inicio nos tranquilizó, evitó el pánico. No entendía lo que pasaba, pero comencé a ver en el cielo cómo se daban pequeñas explosiones.
“Sabía perfectamente que era la Cúpula de Hierro (sistema antimisiles israelí) funcionando al máximo. Por dentro me decía: ‘Esto va a tener consecuencias serias’, pero en ese instante no teníamos idea de la gran realidad de lo que estaba ocurriendo. No sentí gran miedo ni sentí que mi vida estaba en peligro porque las explosiones eran en el cielo”, recordó Lauren.
Realmente serio
¿Hace cuánto no sucede algo así en Israel? Le preguntó la tica al guía. “Pues le digo que la última vez fue hace 50 años, exactamente, en 1973. Los estados árabes bombardearon Israel justo en el Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío”, respondió el guía.
“Al comprender cómo era la Cúpula de Hierro no tuve miedo; sin embargo, como estábamos en el monte de los Olivos, comencé a ver salir humo de ciertas partes de la ciudad, entonces comprendí que sí era posible que cayera una bomba.
“Recuerdo bien que ese 7 de octubre, desde las 6:30 de la mañana, ya los israelitas sabían por las noticias que Hamás estaba bombardeando el sur de Israel, pero ahí eso es normal, imagínese que el rango de tolerancia, o sea, lo que se permite es un bombardeo de hasta 100 misiles diarios, eso es normal, entonces para todos estaba pasando algo normal en Israel.
LEA MÁS: Famoso maquillista costarricense estaba en Israel durante ataque de Hamás y así lo vivió
“Del monte de los Olivos bajamos al jardín de Getsemaní a pie, mientras lo hacíamos volvieron a sonar las sirenas, pero seguíamos pensando que era algo dentro de lo normal en la zona, incluso el guía siguió dándonos una explicación del jardín de Getsemaní.
“Había una iglesia al lado, a la cual entramos, pero como había misa no duramos mucho ahí y comenzamos a escuchar mucha bulla, pitos de carros y gritos… Cuando nos explicaron que eran palestinos celebrando los bombardeos, fue que sentimos por primera vez que no era momento para estar ahí”, reconoce la tica.
Al volver al hotel, tras un trayecto de menos de diez minutos en bus en medio de los bombardeos, la tica, su esposo y el grupo no vivieron nada complicado, eso sí, ya no había el mismo ambiente en ese lugar, ahora estaba lleno de gente de diferentes partes del mundo y muy alterada porque ya el gobierno de Israel había advertido que todo turista en el país debía volver a donde estaba hospedado.
Cuarto blindado
Al llegar los ticos, los juntaron para darles una explicación sobre los cuartos blindados, había uno en cada piso del hotel donde se hospedaron, que era de 10 plantas. Como los bombardeos siguieron tuvieron que ir a la habitación blindada, que es antimisiles y antibombas. Eso también les confirmó que estaban viviendo algo realmente serio.
“Israel y Hamás comenzaron ese 7 de octubre una guerra, tras el lanzamiento de una ofensiva sorpresa del grupo islamista palestino, que disparó miles de cohetes y metió soldados en suelo israelí.
“El brazo armado de Hamás reivindicó el ataque y aseguró que se lanzaron miles de proyectiles. Las fuerzas israelíes respondieron efectuando ataques por aire contra objetivos de Hamás, y aseguraron que estaban combatiendo también en tierra y mar”, explicó la AFP el 7 de octubre.
LEA MÁS: Tica en Israel: “Me da miedo dormirme, no escuchar las sirenas y que caiga una bomba”
“Cuando volvimos a las habitaciones prendí el tele y confirmé la realidad de lo que pasaba. Creía que era poco probable que nos cayera una bomba en Jerusalén; sin embargo, las noticias me cambiaron el pensamiento, en cualquier lugar de Israel podía caer una, fue cuando me comenzó la ansiedad por lo que estaba viviendo. En el hotel había de todo, gente tranquila, otros llorando, nerviosos, desesperados, el ambiente era muy confuso”, reconoció.
Para mayor seguridad, los 19 ticos fueron pasados de Jerusalén a un hotel cerca del mar Muerto, ya que, al estar más lejos de centro de ciudad, había menos posibilidades de bombardeo.
Hotel para refugiados
Allí llegaron el domingo 8 de octubre. Se suponía que ahí estarían antes de la salida del país, el miércoles 11 de octubre. Estaban más seguros, pero más lejos de la ciudad de Tel Aviv, en donde estaba el aeropuerto.
Ese hotel, explica Lauren, se convirtió en uno para refugiados. Familias enteras que tuvieron que salir corriendo de sus casas fueron llevadas allí. Había familias a las que les habían secuestrado o matado algún familiar. Había demasiado dolor.
“Estar ahí y no llorar era imposible. Aunque no sabías el idioma, el dolor se nota. Una aplicación para celulares advertía cuando se venía un bombardeo para poder salir corriendo a un refugio, cada vez que esa aplicación se activaba el ambiente del hotel era igual al de un funeral: llantos, dolor, gente desmayada. A cualquier hora llegaba gente ensangrentada, descalza, papás llegaban con un hijo sin un brazo, por ejemplo”, recuerda con dolor la tica.
El lunes 9 de octubre, el grupo recibió un mensaje, de los 19 ticos, 13 salían el martes 10 y los otros 6 el 11 de octubre, o sea, los estaban dividiendo y era algo que no querían para nada. Entonces el grupo toma una decisión muy costarricense: los 19 no se separan, todos juntos o nada.
El dueño de la agencia de viajes de Israel que los llevó terminó ayudándolos demasiado, pese a que todo lo que hizo fue desde el hospital porque a un hijastro de él, le pegaron tres balazos en una pierna.
Dios los cuidó
“En medio de todo, uno llora, se desespera, por momentos sentía que realmente se puede morir; sin embargo, me abandoné en Dios. Le decía a Diosito: ‘No me dejaste venir a Israel para morir, ¿verdad?’. Sabía que Dios me cuidaría y no me dejaría morir allá.
“El 12 de octubre logramos, no sé cómo, 19 boletos para viajar de Jordania a Madrid. Celebramos orando que había una gran esperanza de salir, justo cuando terminábamos de orar sentimos y escuchamos una gran explosión”, dijo.
De Israel a Jordania pasaron por tierra el martes 10 de octubre. Salieron en el bus a las 7:30 de la mañana. Algunos ticos, por el tremendo ambiente de guerra, no querían irse en el bus, tenían miedo, otros lloraban, a algunos se les alborotó una tremenda colitis. Al final viajaron los 19 cargados de nervios.
“Sabía que Dios no me dejaría y no nos dejaría morir ahí en Israel. No pensaba en la muerte como una posibilidad absolutamente real, pero sí sabía que nos estaba respirando en la oreja. Pasamos con mucha dificultada los puestos fronterizos y a las 4 de la tarde llegamos a un hotel en Amán, Jordania”, comenta Lauren.
LEA MÁS: Futbolista Michelle Montero aún tiene pesadillas con bombardeos luego de regresar de Israel
El jueves 12 de octubre, a las 2 de la mañana, salió el vuelo Jordania-Madrid. Llegaron el viernes 13 de octubre, a las 2:30 de la tarde, a Cosa Rica. Los 19 juntos.
Gran lección
“La gran lección de vida es que vivimos en un país privilegiado, un gran país. Cuando tu vida está en peligro uno realmente se da cuenta que no importa nada más que vivir, no importa los millones en el banco, el carro del año, la ropa de marca, nada, solo la vida, entonces uno entiende que para vivir siendo feliz no es necesario mucho, solo estar vivo y querer ser feliz.
“En medio de la vida y la muerte uno paga lo que sea por poder seguir vivo, ahí entiende uno que no hay nada más valioso que la vida. Muchas veces nos entristecemos por lo material y eso no vale la pena. Ver el dolor de las familias completas en medio de una guerra es durísimo.
“Es que nosotros, los 19, le pusimos rostro a la guerra. Estuvios ahí, vimos el dolor de ambos pueblos. Los líderes mandan a la guerra y las muertes las pone el pueblo. Ver a una mujer, probablemente una madre, descontrolada gritando de dolor en media calle, vuelve imposible no llorar, no darse cuenta que las guerras solo traen dolor. Salimos vivos ¡Gracias a Dios!”, concluyó.