“Paso informada de lo que sucede en Costa Rica y sigo sin entender cómo es posible que en mi país haya muchos pensando en fiesta y en quitar restricciones cuando muchos países del mundo están aterrorizados con la nueva variante delta”.
Esas palabras son de Claudia Elena Alfaro Alfaro, de 54 años, quien nació, se crió y vivió muchos años en el puro centro de Alajuela, pero ahora está en Vietnam y vive en carne propia el cierre total de un país por la variante delta del covid-19.
El asunto está tan rudo que desde el sábado pasado nadie puede salir a la calle a absolutamente nada porque se expone a multas que van desde los 150 dólares (unos 91 mil colones) por andar sin mascarilla, hasta los 900 dólares (unos 550 mil colones) si pescan a más de tres personas reunidas.
“No se puede salir ni a la puerta. El cierre es total, absolutamente nada abierto, bueno, solo supermercados y farmacias, que es a los únicos dos lugares a los que se pueden ir y se le debe confirmar la situación a los del ejército que están ya en las calles junto con la policía”, explica la alajuelense.
En Vietnam no se andan con muchos mates, ya que el gobierno informó que en solo tres días (del sábado al martes) hizo 30 mil dólares en multas (unos 18 millones de colones).
“Lo que pasó y por eso las autoridades de salud de Vietnam están superasustadas, es que hasta hace quince días el país tenía el covid-19 controlado desde el 2020, con solo tres mil casos positivos y 30 muertos.
“De un pronto a otro el asunto se disparó increíblemente y en 15 días van 120 mil contagios y más de 600 muertes. La variante delta no es jugando, los países deben redoblar la vigilancia y las personas redoblar las precauciones”, advierte doña Claudia.
La tica llegó en diciembre del 2015 al país asiático ya que su esposo mexicano (don Jorge Brown, piloto), fue contratado por la aerolínea Vietnam Airlines, de hecho, no lo ve desde el 27 de marzo del 2020, día que Vietnam cerró sus fronteras a vuelos internacionales y él estaba en Singapur.
Antes del coronavirus la vida de doña Claudia era puras tejas, la gozó de lo lindo.
“Es un país precioso, además, pude viajar a otros como Singapur y conocer mucho. La verdad, pasaba de viaje en viaje, estaba más que feliz, pero llegó la pandemia y mi mundo y el mundo entero cambió completamente”.
Como ha pasado año y media solita y es tica de las de verdad, no se iba a quedar con las manos cruzadas, necesitaba moverse y producir, así que se montó un negocito de venta de comidas mexicanas, las que aprendió a hacer cuando vivió en México con su marido antes del 2015. El negocito se llama “Claudia’s Kitchen” (La cocina de Claudia).
“No me puedo quejar, me va bien con las ventas, a los vietnamitas les encanta la comida mexicana y mi cuchara, estoy feliz por eso, pero ya es mucho, voy para un año y medio de estar sola, por eso decidí irme para Costa Rica (espera poder agarrar vuelo el 3 de agosto próximo rumbo a Catar y de ahí a Estados Unidos, pero la salida depende de las decisiones del gobierno).
“Aquí, la verdad, con temas de covid-19 me sentía demasiado segura, el gobierno puso una barrera al mundo, hasta el día de hoy no hay vuelos internacionales y solo algunos locales… en mi amado país todo es diferente y siguen pidiendo más apertura, no los entiendo”, reconoció con dolor.
El fin de semana pasado la alajuelense tuvo que ir a comprar alimentos y sacó varias fotos de Hanoi, la capital de Vietnam y se aterrorizó toda porque las calles siempre son un hervidero de gente, dice que casi que las 24 horas pasa llena de carros, motos y personas, pero con el cierre total parecía que estaba en una ciudad fantasma.
“En verdad que este fin de semana pensé, ‘¡Dios, esto es el fin del mundo!’, Vietnam también depende del turismo como Costa Rica y a pesar de eso se cerró todo porque primero está la vida. Por eso no entiendo cómo anda la policía tica detrás de gente que hace matrimonios y celebra quinceaños en estos tiempos de pandemia, ¿en qué estarán pensando?, digo yo”.