El problema más grande que tiene el espejo es que no habla, así que siempre se queda mudo cuando nuestra imagen se refleja.
O sea, las personas que dicen frente al espejo: "Soy muy linda", el pobre no los puede contradecir, ya que al no hablar lo único que emite es un silencio cómplice.
Si el espejo hablara, sería más interesante ya que generalmente bajaría de la nube a los ególatras, a los que se consideran el último refresco del desierto y a todas aquellas personas que aunque físicamente no tienen ningún defecto, a lo interno están moral, espiritual y emocionalmente limitados.
Pero como el espejo solo refleja la parte física entonces cuando las personas terminan de verse en este, salen satisfechos porque son solo una apariencia.
No tienen quién les pueda decir lo equivocados que están respecto a su belleza integral porque aunque lo bonito no se come, ni lo feo se desperdicia la verdad es que la vida es más que un rostro agradable o un cuerpo bien cuidado.
El problema no es el atractivo físico como tal, el problemas es darle más importancia a lo que se muere, que a lo que es eterno y en esto el espejo no se mete.