Temas de familia: Agresión y elección de pareja

Una decisión apresurada puede dejarnos en una relación toxica

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Muchos de los indicadores de violencia son silenciosos antes de que llegue la agresión física. Archivo (Archivo)

Las familias que mantienen una dinámica de violencia y agresión hacen que sus hijos vayan aprendiendo a resolver los conflictos de la misma manera. Sintiendo además que son niños o jóvenes inadecuados o que no serán capaces de encajar en nuevas relaciones familiares, de amigos o académicas. Minan su autoestima.

Además el subconsciente va tejiendo ideas erróneas sobre cómo va a ser la relación de pareja cuando estos niños lleguen a ser adultos. Lo más probable es que elijan a personas igual de agresivas y lo vivan como algo casi normal. A pesar de la infelicidad.

El subconsciente elije lo mismo porque no desea que el dolor infantil quede guardado por tantos años. Buscará maneras de recrear el mismo escenario y personajes en especial la pareja, ya sea novio, o esposo, con las mismas conductas de agresión de los padres.

La pareja, por decirlo de manera simple, es el pretexto que toma el subconsciente para llorar el triste pasado. Las actuales agresiones de la pareja van a recordar las de la infancia. De esa manera nace la oportunidad de poder actuar y decir NO MAS, no más agresión ni emocional, ni física, ni sexual.

Empoderarse y expresar con plena convicción: Merezco respeto y consideración hacia mis sentimientos y convivir en paz. _Ahora como persona adulta con capacidad de decisión opto por cuidarme y protegerme de manera sana y funcional. De niño no pude por mi inmadurez, pero ya no quiero más esta forma de vida_

Si uno de los dos cambia la forma de aceptar la relación, el otro necesariamente también tendrá que cambiar. Ya sea que se aleje porque no soporta la nueva forma del débil ahora fuerte, o bien se adapta y aprende a respetar.

Lo importante es darse cuenta que aunque no lo deseemos llevamos el hogar de origen en nuestra alma, y lo vamos a reproducir en la pareja nos guste o no. Sin embargo y de manera positiva y con gratitud, las parejas son de alguna manera un regalo de la vida para sanar. Son un espejo de lo que debemos cambiar.

Para ello, es necesario hacer un alto y dejar de pensar que el otro es el malo y me daña. En realidad nos dañamos a nosotros mismos, debido a la agresión de la infancia y la distorsión del amor. Lo bueno es que siempre tendremos la posibilidad de salir de la agresión. Con voluntad y coraje.

PhD. María Ester Flores Sandoval - Psicóloga

Máster en Terapia Familiar y Pareja.

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