La disminución en los casos por covid-19 que veníamos experimentando llegó a su fin justamente en esta semana, en la que se anunció que la variante ómicron ya circula en el territorio nacional.
Según el reporte epidemiológico de la escuela de medicina de la Universidad Hispanoamericana, del 12 al 18 de diciembre del 2021 el promedio de casos diarios varió de 51 a 52, es un leve incremento, pero que acaba con la seguidilla de baja en los contagios que traíamos ya hace varias semanas.
La tasa básica de reproducción subió de 0,79 a 0,98 en todo el país, esto quiere decir que 100 personas contagiadas de coronavirus le pasarían la enfermedad a otras 98. Lo ideal es que esta cifra se mantenga inferior a 1, como lo ha estado en las últimas doce semanas, pero preocupa que está a punto de llegar a ese límite.
Las provincias con los índices de reproducción más elevados son Puntarenas (1,08), Guanacaste (1,07) y San José (1,05). La situación más crítica es cuando se analiza la situación por cantón, ya que de 22 se pasó a 33 que tienen una tasa de reproducción por encima de 1, incluso 18 tienen un taza por encima de 1,21.
Esta lista está encabezada por Puriscal, con una tasa de 5,05, lo que quiere decir que 100 personas con covid-19 contagiarían a otras 505. Precisamente, hace dos semanas este cantón registró 4,48, la cifra más alta de la pandemia hasta ese momento, luego bajó a 0,20 y la semana pasada nuevamente se disparó. Le siguen Santo Domingo de Heredia con 2,05, Buenos Aires de Puntarenas con 1,91, La Cruz de Guanacaste con 1,87 y El Guarco de Cartago con 1,82.
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Para el epidemiólogo Rónald Evans, quien dirigió el estudio, este repunte debe analizarse con cautela ante el comportamiento de la variante ómicron.
“Es de presumir que después de las fiestas navideñas y de fin de año, en enero tendremos un despunte importante de casos, ocasionado por un coronavirus que insiste en trastornar la vida de la humanidad, al no dejar de enfermar, hospitalizar y matar gente por doquier, pese a que en muchos países se ha logrado alcanzar altos porcentajes de su población vacunada. La esperanza radica en que, al desplazar a la variante delta en dichas naciones, la pandemia por ómicron tendrá una duración más corta y causará menos defunciones, debido a ese efecto protector de las vacunas”, explicó el especialista.
“Las autoridades y el pueblo costarricense deben estar alertas ante la gravedad de la situación. No se trata de meter miedo a la gente. Los organismos internacionales de salud ya lo están advirtiendo, para ellos el riesgo es muy alto, incluso afirman que ‘hay que prepararse para lo peor’. En los Estados Unidos, investigadores de prestigio afirman que de inmediato debe haber grupos de estudio que analicen las acciones positivas y negativas que se han tomado en los dos últimos años, para enmendar errores y estar mejor preparados para enfrentar el coronavirus y futuras pandemias que pueden venir, de origen viral o bacteriano”, agregó.