Quienes vean al cielo esta noche podrán apreciar una maravilla: la superluna de fresa.
Este fenómeno combina la fase llena de nuestro satélite natural con su perigeo, es decir, el punto en el que está más cercana a la Tierra.
Su nombre no está relacionado con el color rojizo que adopta durante los eclipses, sino con una referencia histórica.
Como recuerda la NASA, el nombre fue popularizado por un almanaque de Maine, Estados Unidos, que citaba el modo en el que los aborígenes algonquinos (presentes en México, Estados Unidos y Canadá) llamaban así a la Luna que inauguraba la relativamente corta temporada para cosechar fresas. En el continente europeo, por ejemplo, se la llamaba Luna de hidromiel, en referencia a una bebida antigua obtenida al fermentar miel con agua u otros ingredientes.
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Según señalan los especialistas, el perigeo se alcanza una vez cada 28 días, pero no siempre se forman superlunas, ya que para que eso ocurra también debe haber Luna llena.
En ese sentido, es importante resaltar que, según la NASA, esto solo sucede de tres a cuatro veces al año, y siempre se da de manera consecutiva.
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El término “superluna” no es científico, fue creado en 1979 por el astrólogo norteamericano Richard Nolle. La denominación se adoptó para darle cierto impacto a este tipo de eventos y, al mismo tiempo, para concientizar sobre estos sucesos que eran muy importantes para culturas antiguas.
Para disfrutar la superluna de fresa no es necesario usar telescopios ni otros instrumentos astronómicos para poder apreciarla, lo único es que el cielo se encuentre despejado.
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Este evento se encuentra cerca del solsticio de invierno, que inaugura esa estación en el hemisferio sur el próximo 21 de junio. En la otra mitad del planeta, este solsticio de paso al verano.
Se llama solsticio de invierno al momento en el que el hemisferio sur está más alejado del Sol, mientras que el hemisferio norte está en su punto más cercano. Por eso, mientras que por encima del Ecuador es el día más largo del año, por debajo será el más corto.