Desde los nueve años pedía a sus papás que le regalaran silbatos, cronómetros, tarjetas amarillas y rojas, en fin, cualquier cosita que le sirviera para cumplir un sueño: convertirse en árbitro de fútbol.
El peculiar anhelo despistaba a su papá, quien intentó hacerse el loco, porque Abrahan entrenaba en una academia de fútbol y de largo pasaba la idea de que dejara ese deporte.
Un día, el pequeño acompañó a su papá a verlo jugar en una mejenga de veteranos, con tan buena suerte que llegó un árbitro bien uniformado a imponer justicia. Lo que ese árbitro no sabía es que su presencia representó un antes y un después en la vida de Abrahan Rojas Suárez, quien tiene tan solo 12 añitos.
Al terminar el juego, miró a su papá y se mandó como los grandes. “Papi, ¿de verdad usted no me va a ayudar a cumplir mi sueño de ser árbitro”? Su papá no necesito tiempo de reposición para responderle, pues la inquietud del chiquitín terminó en un verdadero golazo o mejor dicho, en un excelente silbido.
Así inició la historia de este niño de San Roque de Grecia. Aunque suene contradictorio, su familia siempre ha vivido al puro frente de la plaza del pueblo y podía ver cualquier partido donde lo que menos había era un árbitro federado.
Su propio partido.
Con la promesa de su papá en el bolsillo y como si aquello fuera la parte inicial del primer tiempo, se pusieron en contacto con la Asociación de Árbitros de Grecia para capacitarlo.
“Ahí le dieron el primer curso, él pertenece a esa asociacion. Ya ha dirigido algunos partidos, siempre recomiendan que sea de la edad de él hacia abajo o de exhibición”, comentó el papá.
El primer tiempo de la historia de Abrahan terminó con buena calificación, pues el 15 de diciembre del año pasado se graduó como árbitro titulado. Fue un gran mejor regalo, ya que dos semanas después cumplía años.
Abrahan se estrenó como árbitro certificado en un amistoso entre las Panteritas de Grecia y el Club Sport Herediano, en categoría U-7. “Tuve muchos nervios, no le voy a mentir, estaba ansioso de que comenzara”, recordó.
Este estudiante de sexto año de la escuela Alice Moya Rodríguez tuvo muy poco tiempo de descanso. El segundo tiempo de su partido soñado lo comenzó a vivir este año al participar como árbitro central en varios juegos estudiantiles escolares.
Eso no fue suficiente y con el apoyo de sus papás inició los cursos de capacitación arbitral para los próximos Juegos Deportivo Nacionales. “Lo llevamos a La Sabana cada quince días a entrenamientos, trabajo de campo, teoría, con otros exárbitros como Henry Bejarano y Marvin Amores”, relató su papá.
Además, dos jueves al mes asiste a charlas y formaciones de su asociación. Abrahan tiene claro que lo más complicado de su pasión es tomar las decisiones en el terreno de juego. “Aunque yo sé que me baso en el reglamento, voy a perjudicar a un equipo, y los jugadores de ese equipo me van a alegar”.
Según el padre del pequeñín árbitro, existe posibilidad de que dirija un partido de Juegos Nacionales. Eso sería vital para acabar con éxito el segundo tiempo de su gran meta.
Pero su hijo quiere que el juego se vaya a tiempos extras. “Me estoy preparando para los Juegos Nacionales y después llegaré a subcomisión para pitar partidos de segunda división y ligas menores. Seguiría la Comisión de Arbitraje llegar a Primera División”.
Su camino no terminaría ahí. Abrahan anhela portar en su pecho el gafete de FIFA, máximo reconocimiento para un árbitro. “Ya con ese gafete sueño con pitar en un mundial y ser el encargado de la final”. O sea, un juego soñado equivalente a una tanda de penales perfecta para dar la vuelta de campeón del mundo, aunque como árbitro.
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¡Tarjetazo a su papá!
Este niño afirma que uno de los partidos que más ha disfrutado pitar fue para la inauguración de las luces de la plaza de su pueblo. ¡Nada más y nada menos que los exseleccionados de Italia 90 contra los veteranos locales, donde mejenguea su papá!
“En ese partido no le saqué tarjeta amarilla a mi papá, pero en otro sí lo amonesté porque ya el contrincante se iba solo y él obstruyó el paso con falta”, explicó.
Por ahora no muestra ni una roja, aunque sí pintó de amarillo a varios protagonistas. “En un partido de ligas menores tuve que sacar amarilla a los entrenadores porque me estaban reclamando mucho”.
Por cierto, sus primeras tarjetas se las regalo Benjamín Pineda, actual referí de Primera División.
Esta es la historia del que podría ser hoy el árbitro asociado más joven de nuestro país. “No lo sabemos con certeza. Para Juegos Nacionales sí es el más joven, de la Asociación de Grecia también, no sabemos si existirá otro titulado con menos edad”, confesó su orgulloso papá.
Al terminar la conversación, en la legítima “hora tatá”, le pedimos a Abrahan que cuando nos topemos en la cancha, no nos expulse. “Eso no se lo puedo prometer, si tengo que sacarle una tarjeta, lo haré”, respondió para concluir la entrevista, tal cual el pitazo final.