EscucharDesde que Rodrigo Chaves llegó a la silla presidencial se ha destacado por sus constantes confrontaciones y ataques, hacia mujeres, en su gran mayoría.
Uno de los primeros episodios fue el que tuvo con la expresidenta del PANI, Gloriana López, a quien varias veces la minimizó en público y luego de despedirla dijo que tenía problemas de salud mental. López reveló datos que comprometían al mandatario y eso puso furioso a Chaves por lo que la atacó varias veces.
Ha atacado a varias diputadas. Un día la emprendió contra Monserrat Ruiz y hasta expuso públicamente a sus seres queridos al decir sus nombres. En otras ocasiones ha atacado a Luz Mary Alpízar, presidenta del Partido Progreso Social Democrático, con el que llegó al poder, y hasta la ha llamado Judas por pensar de forma diferente a él en algunos temas.
LEA MÁS: ¡De mal en peor! Vea los resultados de auditoría hecha en el Ministerio de Salud
A la diputada Dinorah Barquero le ha tirado varias veces, la última fue este miércoles durante la conferencia del Consejo de Gobierno cuando dijo que era “nefasta”. También ha hablado mal de Gloria Navas, hace unos días dijo que ella estaba “sentada en la galleta” y que no hacía nada por mejorar la seguridad del país.
Otro de los blancos de Chaves ha sido Marta Acosta, la contralora general de la República, porque la institución le ha frenado proyectos, debido a inconsistencias claramente demostradas.
Una cultura machista
El sociólogo Francisco Barahona, dio una explicación sobre por qué Chaves podría tener esos comportamientos hacia las mujeres que no piensan igual que él.
“El presidente vive en una constante implementación de una cultura de la confrontación contra todos, y esto tiene mucho que ver, me explico yo, con su pasado. Pasó más de 30 años viviendo fuera del país, trabajando para el Banco Mundial, en países misóginos, machistas, musulmanes como lo es Turquía, o el último en el que tuvo un cargo que fue Indonesia, y tiene poca formación histórica, sociológica, en relación con Costa Rica, su país. Bueno, ese es el presidente que la gente escogió, solo que no sabían que era un hombre con una cultura de la confrontación dada a la violencia y en contra de un diálogo fructífero.
LEA MÁS: Diputada Dinorah Barquero le manda un recado a Rodrigo Chaves luego de que la llamara “nefasta”
“Probablemente en su psique interna, a él le resulta más fácil la confrontación con mujeres, es posible que las encuentre como objetivos más débiles, entonces les da más duro, eso es parte de un machismo que en Costa Rica todavía se vive de muchas maneras”.
Barahona dice que esa conducta del presidente choca mucho porque contradice la forma de pensar y sentir de la mayoría de los costarricenses.
“Las reacciones del presidente que hemos tenido en estos dos años han sido muy contrarias al espíritu de la cultura costarricense, eso explica también que algunos sectores misóginos, machistas de Costa Rica, lo apoyen. Mucha de esta gente lo defiende por encima de que esté violando normas o que no conozca la Constitución.
“Él está dando su propia cosecha, la cultura de la confrontación, no digo de la violencia, pero sí de la confrontación y a veces de rechazo al diálogo, a tratar de encontrar respuestas en conjunto, sino que da la impresión de que él tiene todas las respuestas porque él sabe todo”, agregó el especialista.
LEA MÁS: ¿Cómo se renueva la licencia de conducir? Acá le brindamos el paso a paso para hacer este trámite
Desmedido
La politóloga Fanny Ramírez dice que esa forma de atacar del presidente Chaves a quienes no concuerdan con su forma de pensamiento es también un escape a asumir sus responsabilidades.
“Si analizamos el discurso del presidente Chaves es evidente la confrontación y la búsqueda de culpables como una estrategia para dar respuesta a la falta de capacidad para gobernar de él y de todo su gabinete. En este sentido, es interesante poner sobre la mesa que cuando se trata de mujeres el ataque es personalísimo, una clara manifestación de violencia política y no solo contra mujeres de la oposición, sino en su propio gabinete o nombradas por él en distintas instituciones.
“Es desmedido su discurso, tanto en su vocabulario como en sus gestos, en todo lo que se refiere a la gestión pública ejercida por mujeres, y es igual de claro a estas alturas de su gestión que la frase de campaña ‘yo me como la bronca’ le quedó demasiado grande”, manifestó Ramírez.
