El covid-19 está ahora en una etapa en la cual parece ir quedando atrás el riesgo de contagio; sin embargo, durante los dos años que golpeó con tanta fuerza, dejó en muchas personas secuelas que requieren rehabilitación para superarlas.
Una de esas personas es Kembly Araya, una madre de 44 años que desde el 13 de agosto del 2021, cuando ingresó al hospital San Juan de Dios, vio cómo cambiaba su vida.
Estuvo internada un mes en Cuidados Intensivos, según lo definieron los médicos era uno de los diez casos más graves en aquel momento en una UCI y sus probabilidades de sobrevivir eran tan bajas (10%) que en cuatro oportunidades les dijeron a sus familiares que alistaran todo para el funeral.
Duró dos semanas más para que le dieran la salida.
“Se me metieron varias bacterias, se me reventaron los oídos, se me desmontó la quijada por como tenían que tallarme para que me llegara el oxígeno, no podía mover la mano derecha, ni los pies (del tobillo a los dedos). La memoria no es la misma, yo sé cómo se llama un objeto, pero al querer decirlo no puedo. El hombro izquierdo me quedó desmontado. Desde entonces estoy en silla de ruedas y dependo de mi hija de veinte años, que es mi cuidadora”, explicó Kembly.
En marzo de este año comenzó a llevar terapia dos días por semana (lunes y martes) en el Centro Nacional de Rehabilitacion (CENARE); según le han explicado tardará hasta dos años para recuperar la independencia que tenía antes de la enfermedad.
Kembly es micropigmentadora y hace tratamientos de “microblanding” (en cejas y ojos) y como trabajadora independendiente no tenía soporte económico luego de su salida del hospital, a finales de setiembre, para pagar las terapias de rehabilitación privadas; por eso el hecho de que la dé la Caja Costarricense de Seguro Social ha sido de gran ayuda.
“Primero me mandaron a fisioterapia del Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, y ahí solicité que me trasladaran al CENARE porque escuché de esa posibilidad para sobrevivientes de covid. En menos de una semana me llamaron para agendarme una cita de valoración que duró todo el día porque me vieron varios especialistas”, explicó.
Apoyo psicológico
Le mandaron terapia respiratoria, de lenguaje, ocupacional, físíca, fisiatría, atención sicológica y con trabajo social.
“Esto es un trauma psicológico, no es fácil asimilar que digan que ya no puedo caminar porque el virus pudo afectarme uno de los nervios secundarios y que no es seguro que se revierta el efecto. Ya yo soy una persona con discapacidad”, asegura.
Entre la rehabilitación física está darle fuerza muscular para que pueda volver a ponerse en pie con unas férulas.
LEA MÁS: Problemas del corazón forman parte de las secuelas que enfrentan los sobrevivientes de covid
Otro testimonio es el Luis Guillermo Salas, un joven autista de 33 años y vecino de Atenas; él estuvo casi dos meses en una UCI del Hospital México (del 14 de agosto al 5 de octubre) y casi ocho meses después está iniciando la terapia porque solo movía la cabeza y está en cama.
“Con la terapia ha ido recuperando el movimiento, pero aún no se sienta solo. No lo sostienen sus piernas y es un hombrote grandísimo, de 1,84 metros, y nos ha sido difícil manejarlo porque mi hermana y yo somos pequeñitas y mi mamá es una adulta mayor de 86 años. También quedó con una mano como si le hubiese dado un derrame y por las noches requiere apoyo de oxígeno”, dijo doña Elieth Ramos, su madre.
Luis recibe terapia respiratoria, física, ocupacional y ayuda psicologica y de trabajo social; está a la espera de la cita con la fisiatra del hospital de Alajuela para que se le extiendan la terapia e incluso ver si lo internan para recibir una más intensa.
¿Qué es el programa?
La doctora Viviana Murillo, coordinadora del programa poscovid del CENARE, explicó que el trabajo se inició como respuesta a una necesidad en pacientes que tuvieron el virus y a quienes desean ayudar para que retomen su día a día, logren fuerza muscular y regresen a sus trabajos.
“Se ha observado que la mayoría de los pacientes presentan secuelas que se mantienen después de levantarse el aislamiento o después de darle la salida de algún centro médico después de un internamiento por covid o vivieron la enfermedad desde sus casas”, explicó la doctora Murillo.
Algunos pacientes explican que sienten cansancio permanente, dolor en articulaciones y músculos, ansiedad, depresión, dificultad para hablar o para tragar y algunos --más graves-- presentan problemas para hacer tareas diarias como bañarse o ir al servicio; además les falta el aire al caminar distancias cortas o quedan con mucha tos o problemas del sistema digestivo.
LEA MÁS: Covid puede dejar como secuelas dolor de estómago, diarrea y naúseas
El servicio de enfermería y medicina también están integrados en el programa.
“Como equipo estamos muy felices de ver el avance de nuestros pacientes, que han mejorado no solo en salud física sino también en salud mental y emocional y por esto queremos que más personas puedan ser beneficiadas con esta iniciativa”, agregó la coordinadora.
Si usted tiene secuelas poscovid, acérquese a su centro médico y pida una referencia al programa del CENARE; debe entregar dicha referencia en las instalaciones del hospital y lo llamarán para la revisión inicial.