A Johanna Jiménez y a su esposo Esteban Villalobos les tocó bailar con la más fea debido a la pandemia.
De un momento a otro se quedaron sin ingresos, pero eso no los frenó y en medio de la crisis se las ingeniaron para poner un negocito con el cual aprovechar la esencia de la conocida frase que dice “donde hay orden está Dios”.
Lo que pusieron en práctica fue ofrecer el servicio de lo que sabían hacer mejor: acomodar.
“Mi esposo trabajaba en Cargill y el año pasado se quedó sin trabajo. Nos vimos en la necesidad de ver qué hacíamos para sacar adelante a la familia, tenemos un hijo de ocho años y una chiquita de tres. Primero intentamos con una tienda de vestidos de baño, pero dependíamos de una señora que los hacía y no nos funcionó, entonces tuvimos que dejar ese negocio”, explica Johanna.
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La pareja no tenía mucha plata para invertir y era urgente empezar a generar plata, así que comenzaron a hacer mente para ver qué habilidades aprovechar y a Esteban se le encendió el bombillo: ‘usted siempre ha sido muy ordenada, ¿por qué no hacemos algo de eso?’, le dijo a su esposa. Y así nació Clean Closet.
“Desde pequeña siempre fui muy ordenada y decidimos empezar un negocio para acomodar clósets. Comenzamos invirtiendo cincuenta mil colones para comprar unos imanes para el carro y promocionar la empresa y otras cositas; también nos capacitamos tomando en cuenta el trabajo de otros acomodadores como Mary Kondo (japonesa de fama mundial experta en acomodar casas).
Ponen orden en todo
Johanna cuenta que al principio ella y su esposo empezaron a ordenar solo espacios donde las personas acomodaban ropa y zapatos, pero muchas veces llegaban a una casa y cuando terminaban de acomodar el clóset los clientes les enseñaban cuartos y bodegas desordenadas y les preguntaban si también podían ayudarlos en esos espacios.
“Por lo general va mi esposo o voy yo a hacer los trabajos y el otro se queda en la casa cuidando los chiquitos, pero si el trabajo es muy grande vamos los dos y dejamos los niños con mi suegra. Siempre tratamos cada cosa con mucho respeto y entramos a las casas y cuartos con la consciencia de que son lugares íntimos”, aseguró Johanna
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Cuenta que además de acomodar cosas, si el cliente lo necesita y está de acuerdo, limpian, reparan e incluso instalan clósets de rejillas como los que venden en algunos comercios para organizar todo mejor.
“Nuestros servicios han ido cambiando según las peticiones de los clientes; en los últimos meses nos han pedido ayuda en mudanzas, así que vamos antes de que se pasen de casa para guardar en cajas las cosas de forma ordenada y rotulando todo. También vamos al nuevo hogar para ayudar a acomodar los artículos”, dijo la trabajadora.
Luego de acomodar, la pareja va más allá y les da a los clientes una capacitación sobre cómo mantener el orden.
“También les damos la opción de ir a hacer mantenimientos cada cierto tiempo porque quizá la gente no tiene tiempo o le da pereza estar acomodando”, manifestó.
Historias que marcan
En las visitas que la pareja ha hecho a casas le ha tocado ver historias muy variadas y algunas los han marcado porque son muy emotivas.
“Un día llegamos donde una señora que estuvo casada durante 45 años y el esposo había muerto un año atrás; ella nos llamó cuando ya se sintió con la fuerza de sacar las cosas de él del cuarto, pero siempre fue una experiencia emocional muy fuerte. El que ella nos hiciera parte de eso fue algo muy especial y significativo para nosotros”, aseguró.
@cleancloset_21 Antes y Despues. Un gran cambio en la habitacion de los pequeñitos de este hogar. Contactanos al 8757-4041. #cleancloset #organization #orden
♬ Creative - Smile
En otra ocasión la pareja fue a la casa de una acumuladora de la que sacaron tres camiones grandes llenos de basura. Trabajaron desde las 7 a. m. hasta las 10 p. m. Ese día se fajó toda la familia de la señora para acabar lo antes posible.
Algo que le llama mucho la atención a Johanna es que aunque al principio creyó que sus primeros clientes serían amigos y familiares, no fue así.
“Por lo general, cuando uno pone un emprendimiento son las personas más cercanas las que se acercan primero a comprar, pero en este caso no fue así. Pienso que quizá a mis amigos les da vergüenza que mi esposo y yo veamos que tienen algún desorden porque las personas que nos han contratado son desconocidas y ellas nos recomiendan con sus contactos”.
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Johanna y Esteban viven en Moravia y cobran las visitas según la distancia; después de los 10 km cobran 10.000 colones y a veces lo que hacen es pedir que les manden fotos y videos o hacen videollamadas y ofrecen un diagnóstico sin cobrar.
Si el cliente los contrata y ya lo han visitado, lo que le cobraron se rebaja del precio total.
“En ocasiones, las familias nos llaman porque tienen varias partes de la casa con desorden y nos ponemos de acuerdo para ir una vez al mes, así un día acomodamos un cuarto, otro día el garaje, otro día el cuarto de pilas y así vamos, nos acomodamos a las necesidades de los clientes”.
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