Don Carlos Chacón Alvarado, de 73 años, cumplió 13 años seguidos de ser el primer tico que paga el marchamo.
Para este 1 de noviembre del 2021, este pensionado no se nos escapó. Después de varias llamadas en el último mes para coordinar, compartimos con él un día muy especial. Él paga el marchamo con mucho cariño, ya que fue mecánico del Cuerpo de Bomberos durante más de 20 años.
“Yo llego entre siete y siete y diez de la mañana a hacer la fila para pagar el marchamo, voy a usar pantalón de mezclilla, una camiseta blanca y mascarilla de tela roja”, nos dijo el jueves 28 de octubre cuando coordinamos.
El hombre es de palabra y bien puntual, pues a las 7:05 a. m. de este lunes ya estaba haciendo la fila en las afueras del edificio central del Instituto Nacional de Seguros, en San José.
Las puertas para pagar el marchamo las abrían a las ocho de la mañana y él lo tenía bien claro, por eso llegó muy tranquilo y feliz, pues sabía que volvería a ser el primero otro año.
A continuación parte de las preguntas que le hicimos al puntual pensionado.
-¿A qué horas se levantó este año?
Vieras que cuando yo tengo un compromiso casi ni duermo, me da miedo no cumplir con la hora y por eso paso casi en vela.
-¿Qué edad tiene usted don Carlos?
Apenas 73 años, pero me siento como un carajillo de 20 años. Nací un 19 de setiembre de 1948.
-¿Dónde nació?
Soy de barrio Cuba, ahí por el antiguo bar La Habana, por la Leonisa, nací en la casa con la ayuda de una partera, como se usaba mucho en aquellos años. Ahora vivo en Sabanilla.
-¿Se vino bien desayunado?
Claro, con gallo pinto, café. Desayuné bien porque uno nunca sabe qué puede pasar y así no paso hambres.
-¿Por qué pagar el marchamo desde el primer día?
No me gustan las presas ni las filas, por eso mejor salgo de eso rapidito. Es que yo no me espero al aguinaldo para pagar el marchamo, durante el año voy ahorrando, lo que sea, cien colones, doscientos, ahí voy echando en un tarro para poder tener el dinero completo a finales de octubre.
-¿Casado y con hijos?
Bien casado y con dos hijos, además, tengo cuatro nietos.
-¿Fue bombero?
No. Trabajé en Bomberos, pero era mecánico, en el taller de Bomberos en San Antonio de Desamparados, durante 29 años, de 1981 al 2010.
-¿Solo en eso trabajó?
Nombres. También fui mecánico en Matra, durante un año manejé bus en la ruta San José-San Pedro, a principios de los ochenta, cuando el pasaje valía 25 céntimos.
-¿Cómo aprendió mecánica?
Viendo. Le voy a contar, yo no soy estudiado, pero viendo se me pega todo y así fue como aprendí mecánica, eso sí, siempre mecánico de maquinaria pesada. Comencé muy chiquillo en la Renault, cuando estaba en San José, sobre avenida 10.
-¿Qué hace en su tiempo libre?
Me gusta mucho ir a darle mantenimiento a un terrenito de mi mamá (quien ya falleció) en Cedros de Montes de Oca, frente a la iglesia católica, ahí me entretengo chapeando y sembrando algunas cosillas.
-¿Siempre aparta el primero de noviembre para pagar el marchamo?
Siempre. Mi familia lo sabe, que mientras Dios me dé vida, aquí estaré los primeros de noviembre y puntual. Nunca llegué tarde al trabajo, no me gusta llegar tarde a nada.
-¿Cuántos años seguidos siendo el primero en pagar el marchamo?
Con este marchamo 2022 ya van 13 años seguidos. Desde el 2010.
-¿Los 13 marchamos pagados han sido para el mismo carrito?
Sí señor. Es un Toyota Land Cruiser de 1974 que es el chineado de la casa. Es rojo.
-¿Desde hace cuánto lo tiene?
Desde el 2010, una vez me pensioné comencé a buscar un carro en redes sociales y así me apareció, lo compré barato, en 2.800.000 de colones, lo fui a buscar a Tres Ríos. Cuando lo compré era morado y mis hijos me lo pintaron rojo, que es mi color favorito.
-¿Valen la pena tantas madrugadas para pagar el marchamo?
Por el ‘Diablo rojo’ (así le puso a su carro) valen la pena las trece madrugadas, claro que sí. Espérese y le cuento, ese carro duerme cobijado para que no lo piquen los mosquitos, ya le dije que es el chineado de la casa, no crea que es un carro que anda todos los días en la calle, ¡qué va!, lo cuido mucho, sale para ocasiones especiales y siempre anda el tanque lleno, como debe ser.
-¿Lo ha dejado botado el Diablo rojo?
Nunca. Jamás. Lo he andado por todo el país y hasta en barreales y ese carro sale de cualquier lugar como si nada, además, yo lo mantengo siempre muy bien de mecánica.
-¿Lo vende?
No.
-¿Seguro?
Le dije que lo compré en 2,8 millones de colones y una vez un señor, de carro a carro en la calle, me ofreció ₵5 millones y le dije que no, pues me alcanzó en un semáforo y me ofreció ₵6 millones y le volví a decir que no, porque no lo vendo, será mi carro por siempre… hasta que Dios me preste vida.
-¿Puntual el otro año?
Si Dios me presta vida aquí estaré el próximo primero de noviembre a eso de las siete de la mañana haciendo fila.