En El Coyol de Alajuela vive la versión tica de Caitlyn Jenner.
Para quienes no la conocen, Caitlyn Jenner, el padrastro de las famosas Kardashian, solía ser un hombre llamado Bruce, estuvo casado, tuvo hijos y a avanzada edad anunció que era trans, que en realidad se sentía mujer.
La tica Wendy Vannesa Sánchez también fue hombre ante la sociedad por muchos años, tuvo hijos y a los 50 años se cansó de vivir una vida que no sentía propia desde que era chiquita.
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Pero, ¿cómo es la vida de una trans lesbiana y con hijos? Ella nos abrió las puertas de su vida.
“Desde chiquita siempre me sentí mujer. Siempre me llamó la atención todo lo femenino, a los 4 años me puse un blúmer de mi mamá y ella me pegó una paliza, entonces lo seguí haciendo a escondidas. Mi abuela sí me apoyaba, yo le conté y ella me dijo que hubiera deseado ser hombre, ella era la que hacía los trabajos con martillo y serrucho en la casa, yo salí como ella”, aseguró Wendy.
Entonces, ¿por qué se casó?
"Porque soy una trans lesbiana. Siempre me gustaron las mujeres. En primer grado y en el colegio tuve novia, los hombres me dan miedo. Cuando conocí a la que fue mi esposa lo primero que hice fue decirle que me ponía ropa de mujer. En aquel tiempo no se sabía del término trans, al principio creía que era travesti, pero ellas solo se visten un momento. La transexual es mujer 24 horas. Tengo mi tratamiento hormonal y todos los días deseo operarme, hacerme una vaginoplastía (cirugía de reasignación de sexo), porque me siento incómoda con mi cuerpo.
“Cuando me casé y tuve tres hijos, siempre hice el papel de mamá, ambas éramos mamás. Yo era la que iba al seguro, a las reuniones de la escuela y la que cocinaba. En la intimidad me comportaba como una mujer y eso a ellas les gusta porque a los hombres no les importa si su pareja disfruta”, contó esta alajuelense, quien trabajó varios años como vendedora de libros.
Vida en pareja
Wendy estuvo casada por 24 años, durante el tiempo que convivió con su pareja vestía pantalones, por apariencias, pero usaba ropa interior femenina.
Contó que, gracias a los estrógenos y la espironolactona, logró que incluso le saliera leche de los pechos y así le pudo dar de mamar a uno de sus hijos.
“Cuando eso ocurrió me sentí tan mamá. Es una sensación tan grande, a mí me enoja cuando escucho a una mujer decir que no quiere dar de mamar, no sabe de lo que se están perdiendo, es una bendición”, indicó.
Rechazo
Wendy sostiene que cuando sus hijos eran pequeños todos se llevaban muy bien, pero al crecer la historia cambió, principalmente con dos de ellos.
Ella cree que tuvo mucho que ver la religión cristiana que profesan y los cataloga como transfóbicos. Ellos le dicen “mi tata” o Wendy, pero en burla.
“Ni modo, debo aguantarme, pero sí desearía que me dieran un poco de amor, como cuando eran pequeñitos. Yo hubiera deseado darles mejores cosas, pero no pude”, confesó.
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La Teja se reserva el nombre de los hijos de Wendy. Uno de ellos, el mayor, accedió a hablar del tema, pero con identidad protegida.
“Las personas pueden tomar sus decisiones, siempre y cuando no afecten a los demás, que respeten. Uno debe tener respeto sin importar género ni identidad sexual. He aprendido a lidiar con eso. Yo lo noté cuando tenía 11 años, en mi inocencia no sabía qué era, me sentía incómodo, no quería que los demás se dieran cuenta que era mi papá.
"Ahora yo hago mis cosas y allá él con sus decisiones. Mis hermanos están un toque más chocantes con este asunto, yo soy más desenvuelto y he buscado más de Dios”, indicó este joven, quien reconoció que todavía no logra salir con Wendy a la calle.
Salir del clóset
Luego de 16 años de relación, Wendy se dio cuenta que su pareja la engañaba.
Y fue el 12 de agosto del 2011, cuando sus hijos ya estaban más grandes (el menor tenía 16 años), que decidió liberarse de esa atadura y vivir como quería, como mujer, maquillada, con vestidos y cabello largo.
En aquel tiempo trabajaba en el MOPT, en bacheo de vías, y una sicóloga le recomendó que viviera su vida sin importarle el qué dirán.
En el 2014 se divorció y un año después perdió su trabajo.
Ya aparece en el Registro Civil como Wendy Vanessa y estaba metida en varios cursos de manualidades, de lencería y dibujo, para aprender un oficio que le permitiera salir adelante.
Sin embargo, se tuvo que salir porque no le alcanzaba para los materiales. Pidió que si a alguien le sobra una máquina de coser overlock, a ella se serviría de mucho. También dijo que si alguien le puede trabajo en lo que sea, le caería demasiado bien pues su situación económica es dura.
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A pesar de que todo se le puso cuesta arriba, Wendy está segura que tomó la decisión correcta.
“Ahora no me siento con ganas de matarme, el rechazo de mis hijos sí me causa dolor, pero vivir como mujer es muy bonito, a mí me agrada. Aquí seguimos en la lucha", finalizó.