En San Isidro de Heredia le espera la Casa de Ejercicios San Ignacio de Loyola, un lugar tranquilo y alejado, donde podrá realizar un retiro espiritual muy particular, uno que se alarga por un mes y que se debe hacer en silencio.
Hablamos de un retiro basado en la experiencia que vivió san Ignacio. Él fue un soldado nacido en 1491 y herido en una batalla al servicio de los reyes católicos, quien durante su recuperación se dedicó a leer libros de santos y de la vida de Jesús, y eso le transformó la vida.
Antes de embarcarse hacia Tierra Santa, estuvo once meses en una cueva en Manresa, una ciudad pequeña de Cataluña, España, y ahí comenzó a desarrollar sus ejercicios espirituales.
Esos ejercicios son los que se practican hoy en estos retiros, los cuales se recomiendan a esposos, misioneros, monjas, y cualquier persona que quiera tener una experiencia cristiana profunda que marque su vida, según explicó el sacerdote jesuita Julián González, encargado de la casa y quien también es sicólogo.
No obstante, dicho retiro no se recomienda para personas con depresión o problemas sicológicos serios.
“Se debe tener una personalidad estable para enfrentar una experiencia tan fuerte”, indicó González.
Encuentro con Dios
El retiro se realiza en la Casa de Ejercicios San Ignacio de Loyola, un espacio de dos manzanas y media, con huerta, jardines, habitaciones, capillas, mariposas, ardillas, pajaritos y mucho silencio, ya que es un lugar alejado de la ciudad.
La actividad trata de contemplar la vida de Jesús muy profundamente , añadiendo el acompañamiento de la persona que brinda los ejercicios.
Durante ese tiempo los participantes solo hablan con el coordinador (llamado acompañante) y si tienen que decir algo durante la misa se les brinda la oportunidad. El resto del tiempo deben de estar callados.
Incluso, algunos matrimonios deciden dormir en cuartos separados. Eso sí, durante el mes se dan “días libres” cada cierto tiempo para pasear por los senderos o ir a la casa a ver cómo está la familia.
“El silencio no es un reto para callar, no es un fin, es un medio. Tiene que ver más con el encuentro con Dios y con crear un ambiente interior y exterior que ayude a hacer la experiencia profunda”, indicó González.
“La gente al principio le tiene un poco de miedo al silencio, pero al final lo agradecen, es una experiencia gozosa, del encuentro con uno mismo y con los demás”, agregó el sacerdote.
Mucha oración
El método que utilizan se basa en tiempos largos de oración y donde cada semana se ve un tema.
El pecado y la misericordia, contemplación de la vida de Jesús, la vida de Jesús desde la última cena hasta su sepultura y la contemplación de escenas de la resurrección, son alguno de los temas que analizan.
"La meta es encontrar la respuesta a la pregunta: ¿cuál es la voluntad de Dios sobre mi vida?, aplicando el discernimiento, que es el arte de descifrar quién me está hablando por dentro y qué me esta diciendo, todo con la intención de escuchar la voz de Dios y quitar las afecciones “desordenadas”, indicó el sacerdte.
Este jesuita ha llevado a cabo dos retiros de este tipo en el país, uno por año. En el del 2018 se apuntaron 10 personas y cinco en el 2019.
La abogada Giovanna Campos lo realizó junto con un grupo de monjas y nos contó cómo le fue. Ella decidió hacerlo porque enfrentaba algunos problemas personales.
“Mi experiencia al realizar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola por un mes en silencio fue enriquecedora, logré una conexión intensa con Jesús, conociéndolo, siguiendo su vida paso a paso, agradeciéndole su sacrificio, perdón y resurrección por mí, y amándolo cada día más.
"Al estar con Él y solo para Él, poniéndolo en primer lugar pude sentir y entender el propósito de mi vida. En este mundo agitado, el retiro fue un remanso de paz. Sumergirme en el silencio y la oración me llenó tanto, el tiempo pasó muy rápido y no tenía muchas ganas de volver”, contó la abogada.
El padre González aseguró que antes de apuntarse a la experiencia de un mes, es recomendable hacer retiros de 3 días o de una semana como preparación.