“Los habitantes de una Ciudad Compasiva reconocen la importancia de cuidar y acompañar a los miembros de la comunidad cuando sufren o se encuentran al final de la vida. Acompañar suele ser algo tan sencillo como ir a la farmacia a recoger unos medicamentos, ayudar en los deberes escolares a los niños de la familia o ir al almacén cercano a hacer las compras”.
Así resume el médico geriatra y paliativista, José Ernesto Picado Ovares, quien es, además, uno de los fundadores de la Fundación Partir con Dignidad, lo que es una Ciudad Compasiva, pero este doctor busca más.
Él está impulsando el histórico gran reto de que Costa Rica se convierta en un País Compasivo. Ya hay varias Ciudades Compasivas en el mundo, pero hasta ahora ningún país lo es.
El doctor Picado Ovares trabaja en el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, Blanco Cervantes. Durante más de 15 años, de la mano de un equipo de trabajo del hospital, visita abuelitos con alguna enfermedad terminal o con edad muy avanzada. Son más de 4.500 visitas a hogares y más de 1.500 adultos mayores atendidos.
Esa experiencia le hizo entender que faltaba todavía mucho por hacer por la población adulta mayor, sobre todo por la que tiene necesidades económicas. Es así como, junto a otros profesionales, crea la Fundación Partir con Dignidad, que está orientada al cuidado paliativo de los adultos mayores.
La Fundación recibe y educa al paciente y a su familia para que aprendan -como equipo- cómo sobre llevar de la mejor manera una enfermedad que compromete la vida del abuelito o le genera sufrimiento.
Atención integral
“Hablamos de medicina enfocada a disminuir el sufrimiento del adulto mayor que padece una enfermedad. El cuidado paliativo no acorta ni alarga innecesariamente la vida. Es un abordaje holístico (integral) que se preocupa por lo emocional, espiritual, social.
“No hablamos solo de atender al adulto mayor por su enfermedad, sino de atenderlo a él para aumentar su calidad de vida y la de toda la familia”, explica el doctor.
“Costa Rica tiene ante sí un reto enorme por el envejecimiento de su población, el cual debe atenderse de manera urgente. El grupo de las personas adultas mayores es el que más crece, y lo hace a un ritmo preocupante: del 2008 al 2019 aumentó en un 59%”.
El doctor Picado tiene toda la razón. “El tamaño de la población adulta mayor se triplicará en los próximos 40 años, pasando de 316 mil personas en el 2012 a más de 1 millón en el 2050. Con este aumento, la población adulta mayor sobrepasará a la de niñas y niños (0-14 años) después del 2040″, confirma el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
“La compasión es un valor que permite que todas las personas sean tratadas con igualdad al comprender sus dificultades. Es un sentimiento que empuja, que moviliza a ayudar a los otros en su sufrimiento. Es un efecto que surge de la simpatía, la tristeza, la comprensión y la empatía para con aquellos que se encuentran en adversidad. Pero la compasión va más allá de la simpatía y la empatía, pues mueve a acompañar al que sufre y la persona no queda inactiva ante el dolor humano”, dice.
Cuidar en red
“Los habitantes de un País Compasivo reconocen la importancia de cuidar y acompañar a los miembros de la comunidad cuando sufren o se encuentran al final de la vida. Acompañar puede ser algo tan sencillo como ir a la farmacia a recoger unos medicamentos, ayudar en los deberes escolares a los niños de la familia o ir al almacén cercano a hacer las compras”, aclara el doctor.
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En Argentina, España y Colombia, por ejemplo, ya hay Ciudades Compasivas. La gran idea de este tipo de ciudades es de la Fundación New Health y el objetivo es sensibilizar a todo tipo de centro educativo, empresas públicas, privadas y a todos los barrios en los cuidados paliativos.
Lo que se usa es la metodología Todos Contigo, eso significa que las comunidades forman grandes redes de personas que le dan acompañamiento a esos abuelitos con enfermedades avanzadas y a los familiares.
“Estoy convencido de que Costa Rica goza de condiciones muy particulares que posibilitan transformarnos en la primera nación compasiva del mundo, ser un país que siente compasión por las personas con enfermedades terminales, muy especialmente, las que viven en pobreza y pobreza extrema”.
“Resalto entre tales condiciones un Estado de derecho que funciona, un robusto sistema de salud, una seguridad social universal y una fuerte red nacional de cuidados paliativos integrada por profesionales solidarios. Gracias a estos profesionales, el nuestro es catalogado como uno de los países con mejor calidad de cuidados paliativos del mundo”, comenta con gran motivación el doctor Picado.