Don Alfonso Gómez comprobó en carne propia, hace 22 años y dos meses, lo milagroso que es el santo Cristo de Esquipulas, luego de que le permitió sobrevivir y hasta continuar hablando después de que lo operaron por un tumor de 7,5 centímetros en la garganta.
La forma en que se dio esta historia sin duda tiene un toque místico, por lo que él no duda en la acción milagrosa del Cristo Negro, cuya fiesta se celebra este 15 de enero.
Un día de tantos, durante la transmisión de su programa de radio “Alajuelita informa”, el padre Óscar “La Bala” Brenes (q.d.D.g) le pidió que por favor invitara a sus oyentes a asistir a un retiro espiritual en El Llano, comunidad de ese cantón.
Después de pasar el mensaje, recibió una llamada al aire en el programa, era una señora que se identificó como Ivonne Velázquez y quien cambió su vida.
“La señora (Ivonne) me dijo no llamaba para opinar sobre el programa de ese día, sino por el anuncio que acababa de hacer sobre el retiro. Que ella quería decirme que si yo podía ir al retiro, que fuera, que Dios me tenía algo muy importante para mi vida y ahí lo podía obtener.
"Le respondí que iba a ver, pero como para salir del paso por estar en vivo. Incluso, un día antes de eso mi esposa me había dicho que fuéramos y yo le dije que no, que para qué iba a ir a esas cosas”, recordó don Alfonso, quien hoy tiene 74 años.
Pero una vez que terminó la llamada, este productor independiente de radio se quedó con el gusanito de lo que le había dicho la oyente y se preguntó por qué una mujer que no lo conocía le había dicho eso.
“Llegué a mi casa y le dije a mi esposa (Georgina Agüero) que llamara al padre para decirle que sí iríamos y ella no me creía”, agregó.
Después de la actividad espiritual empezó a darse lo que la señora le dijo.
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“Fue tan bonito todo lo que viví ese fin de semana, que el lunes mientras me lavaba los dientes me dio por tomar agua. Estaba frente al espejo por lo que vi una bolita que me subió y me bajó en el cuello, me quedé intrigado y llamé a mi esposa para que lo viera.
"Nos fuimos para la clínica de Hatillo, donde ella trabajaba, y me mandaron para el San Juan de Dios de inmediato. A las nueve y media de la mañana estaban haciéndome una biopsia y al revisarla salió que tenía un tumor maligno en la garganta y a las doce ya me estaban llamando del hospi para internarme”, contó el sobreviviente.
El doctor Sánchez no le dio muchas esperanzas, le explicó que, por el tumor que tenía, si lo operaban podría sobrevivir seis meses, pero de no hacerlo le quedaban tan solo tres. Además, como tenían que cortarlo por arriba y por abajo de las cuerdas vocales, no podría seguir hablando, a lo mucho quedaría hablando como Topo Gigio y tendría un hueco en la garganta (traqueotomía).
"Me fui a la capilla del hospital San Juan de Dios donde tienen una imagen del Negrito y le dije que si él me sacaba con bien de esa, yo continuaría organizando de por vida el desfile de boyero que se hace todos los años en su honor, en mi cantón de Alajuelita. Este veinte de enero cumpliré treinta y cinco años de hacerlo.
“Asumí el riesgo, firmé el consentimiento y el veintiséis de noviembre (de 1996) me operaron. Al despertar, me preguntaron cómo me sentía y al oír que les respondí que estaba bien, el doctor Gurdián me dio un manotazo en la rodilla y me dijo: ‘¡qué bendición y milagro! De mil personas que se operan, solo una queda bien y hablando’”, comentó aún emocionado.
Eso sí, le quedó la voz grave por lo que no puede cantar, pero eso es lo de menos, afirmó.
Luego de eso, se llevó otro susto, el 1° de enero del 2002 le salió otro tumor en la garganta, por lo que no pudo ir al desfile que organizó ese año, pero otros lo ayudaron a cumplirle su promesa al santo Cristo. Esa vez lo operaron y en diez días lo abrieron cuatro veces y no encontraron nada, otro milagro más a la lista.
Gómez tiene cuatro años de estar en tratamiento de quimioterapia preventivos por unas manchas que le aparecieron en el tumor, pero que finalmente no pasaron a más. El Negrito también lo ayudó a ser beneficiado con un tratamiento que cuesta más de dos millones de colones mensuales. Si la Caja no se lo diera, tendría que ver de dónde saca esa plata para comprar esas 60 pastillas. También está muy agradecido con el doctor Zenen Zeledón, del hospital San Juan de Dios, quien lo ha acompañado en este proceso.
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