El barrio San José de San Ramón raja con tener la mejenga más vieja del país y cómo no hacerlo si este sábado cumple 70 años.
La linda tradición es una mejenguita que se juega el último sábado de enero de cada año, acompañada de una misa, gallos de carne, salchichón, música, birritas y un tributo a los caídos.
La pateada de bola se lleva a cabo en la cancha de San Pedro, que está detrás de la iglesia católica de San Ramón y es el punto de encuentro de un festejo muy colorido.
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Según cuenta Cornelio Campos, uno de los mejengueros de los años sesentas, la tradición arrancó en el año 1950 en un predio que había en barrio San José y que era conocido como el aserradero, pues antes hubo uno allí.
“El primer partido se hizo en 1950 entre los vecinos del barrio y con el tiempo se hizo famosa. Era una mejenga que se jugaba todos los días, como a las cuatro de la tarde, hasta que ya no se viera la bola”, dijo don Cornelio.
La cancha era más tierra que zacate y postes de bambú que había que cambiar cada tres meses. El material lo sacaban de las orillas de un río cercano.
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“Si llegábamos cuarenta, eran veinte contra veinte, si llegaban veintiséis, eran trece contra trece. Nadie esperaba, nadie quedaba por fuera. Y otra cosa, la gente llegaba con la ropa que andaba, la del brete, así jugaban y muchos llegaban al otro día a trabajar con la ropa con la que mejengueó”, cuenta don Cornelio.
Los domingos eran días especiales, pues las mejengas iniciaban desde buena mañana y se hacían hasta tres.
“Recuerde que en esos años, San Ramón era un pueblo pequeño y casi todos los distritos tenían una plaza, pero con zacate, que yo recuerde, solo el estadio. Eran hijos de agricultores, si acaso había dos o tres que iban al cole”, recordó.
La cancha no era marcada, no había uniformes, no había árbitro y jugaban mayores de 16 años.
“Una vez la mejenga quedó siete a siete y alguno de los jugadores dijo, vengamos los mismos mañana y la seguimos para ver quién gana. Esa segunda vez, el partido iba trece a trece y volvieron a sugerir que continuara hasta que hubiera un ganador”, cuenta.
Pues resulta que esa tercera mejenga quedó empatada 21 a 21 y hasta en el cuarto partido hubo un ganador.
“Puedo decir que estuve en un partido que duró cuatro días y quedó treinta y nueve a treinta y uno”, recordó.
En fin
Se imaginan lo que significa para un grupo de mejengueros quedarse sin la cancha donde disputaban los partidos.
Pues bien, en 1973, el terreno fue vendido y aunque puso fin a las mejengas en el barrio, no eliminó el espíritu futbolero, por lo que los muchachos no estaban dispuestos a dejar morir 23 años de tradición.
“Decidimos que el último sábado de enero nos reuniríamos y continuaríamos con la tradición, haciendo una mejenga en alguna cancha de San Ramón”.
Pues resulta que al principio eran poquitos, pero en 1988 la pelota de mejengueros volvió a crecer y desde ese año empezaron a realizar un conteo formal del número de partidos por lo que este 2020 se disputará la número 32 desde que empezaron el conteo.
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Por esa mejenga han pasado grandes jugadores y algunos hasta llegaron a primera división, como Luis Francisco González, Jorge Palmareño Solís y Bolívar Salas.
“Hoy se los desearía cualquier equipo”.
“En esos veintitrés años (del 50 al 73) hemos calculado que participamos unas doscientas veinticinco personas, de las cuales setenta y ocho ya han fallecido. La misa es en honor de los caídos y ahora hacemos una fiesta buenísima, con comida y guaro, lindísima”, dijo.
Además, cada cinco años hacen una diana, una especie de caravana de autos con música que va por el barrio San José y a la que toda la gente se apunta. Este año, no toca diana.
Según Cornelio, la actividad de este sábado inicia a las 9 de la mañana en el parque de San Ramón, donde se encuentran todos y se toman la foto oficial, uno de los puntos más importantes de la tradición.
A las las 10 de la mañana es la misa en la ermita de San Pedro, en memoria de los caídos y a las 11 de la mañana el mejengón.
A la 1 de la tarde y hasta las seis, en la quinta de Eduardo Salas, en el barrio San José, habrá refrigerios, baile, anécdotas, juegos, mascaradas, mariachis y guaro. O sea, un pachangón.