Doña Olga Marta Valerio Piedra se levantó bien tempranito, tipo cinco de la mañana, se alistó bien hermosa, se puso su amado velo de ir a la iglesia y a sus 75 años se fue la catedral de Ciudad Quesada, en San Carlos, para disfrutar con gran fervor la celebración del Miércoles de Ceniza.
“Las madres y las abuelas clamamos y clamamos por nuestras familias, para que ninguno se aparte del camino del Señor porque él es la felicidad, la salud y la paz. En este inicio de Cuaresma es la oportunidad maravillosa de encontrarnos con Dios. Estoy muy alegre de poder volver a la iglesia.
Nos cuenta que desde que tiene memoria va a misa. Es del puritico centro de Ciudad Quesada, está casada, tiene cuatro hijos y seis nietos, que son la luz de sus días.
“En estos tiempos me alegra que, pese a la pandemia, hay tecnología para disfrutar de las misas; sin embargo, no hay nada más lindo que venir a la iglesia y encontrarse cara a cara con Dios”, nos contó doña Olga.
Este 17 de febrero comenzó la Cuaresma y La Teja se fue para Ciudad Quesada para compartir con la comunidad un Miércoles de Ceniza muy particular para la historia de los católicos porque por la pandemia que ocasionó el covid-19, la cantidad de personas que se permiten en el templo y el rito de la imposición de la ceniza se adaptaron a lo que se conoce como nueva normalidad.
A la catedral de Ciudad Quesada le caben más de 400 personas, pero por el protocolo del Ministerio de Salud, solo permitió el estricto ingreso de 230, quienes tuvieron que anotarse en una lista vía telefónica.
Este año no hubo cruz de ceniza en la frente, monseñor José Manuel Garita, obispo de la diócesis de Ciudad Quesada, quien presidió la misa de las ocho de la mañana, le puso en la cabeza a cada persona un poquitico de ceniza sin que hubiese contacto físico; a esta labor se unió el cura párroco de la catedral, Fabio Hidalgo y las tres ministras extraordinarias que asistieron.
La misa de ocho fue la primera de las nueve que se celebraron durante el día como parte de las 132 misas que se realizaron en toda la diócesis de Ciudad Quesada.
Así como doña Olga con 75 años disfrutó de este histórico Miércoles de Ceniza, también nos encontramos con una belleza de cinco meses que se llama Rónald Kaleth Jiménez Núñez y quien participó por primera vez en su vida del inicio de la Cuaremas. Le tocó al padre Hidalgo ponerle en la cabecita el signo de que polvo somos y al polvo volveremos.
Don Aron Jiménez, el papá; doña Silvia Núñez, la mamá y los hermanitos Isaac y Alana Brenes Núñez, son la familia del bebé que se portó puras tejas durante la casi una hora que duró la misa sancarleña.
“Nos levantamos a las seis de la mañana para alistarnos todos porque desde el sábado pasado llamamos para reservar el espacio. No es la primera misa a la que viene el bebé, ya estuvo en la de la primera comunión de los hermanos.
“Oramos para que esta sea el primero de muchos Miércoles de Ceniza que él viene a los pies de Dios”, nos contó doña Silvia.
En el sermón, monseñor dijo: “La Cuaresma es un camino o itinerario espiritual que tiene como punto de partida este día de ceniza y como meta la noche santa de la Pascua. Es un camino e itinerario espiritual que nos ejercita en la esperanza y en la confianza en Dios; por ello, no se trata de un tiempo triste u oscuro.
“Con fe y confianza, ayudados por la gracia de Dios, tenemos este tiempo para renovar nuestra condición de bautizados. Se trata de un itinerario bautismal que nos lleva a redescubrir y valorar este gran sacramento que nos ha convertido en hijos de Dios.
“Por consiguiente, este es un tiempo propicio para revisar si estamos viviendo como verdaderos bautizados y auténticos hijos de Dios”.
Obediencia
La Iglesia católica dio un mensaje de caridad y reflexión este miércoles y también hizo un pedido de obediencia y una invitación a regresar a Dios marcaron el inicio de la Cuaresma para los fieles católicos.
El primero fue el mensaje compartido por la Conferencia Episcopal de Costa Rica desde la noche del martes, cuando instó a los creyentes a imitar la obediencia de San José, el padre adoptivo de Jesús.
El papa Francisco también pidió a la comunidad católica regresar a Dios, incluso en medio del trajín diario y de la dura pandemia por el coronavirus.
“En la vida tendremos siempre cosas que hacer y tendremos excusas para dar, pero, hermanos y hermanas, hoy es el tiempo de regresar a Dios”, manifestó.
El sumo pontífice recomendó aprovechar este tiempo de Cuaresma para verificar la ruta que cada persona sigue y encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios.
Ileana María Mata González y su hija, Gabriela Centeno, fueron este miércoles a la misa de 8 de la mañana en la basílica de Los Ángeles y coincidieron en que la experiencia de la ceniza fue diferente, pero admitieron que el cambio de que se pusiera en la cabeza y no en la frente fue una medida necesaria.
“Siento que está bien con todo lo que son los protocolos para evitar contacto porque siempre estuvo la señal de la ceniza, que es lo importante”, dijo la madre.
Este año, la culminación de la Cuaresma será el 28 de marzo, cuando inicia la Semana Santa que culminará el 4 de abril con la celebración de la resurrección, fiesta central de la religión católica y sinónimo de alegría, luz y esperanza.