La separación de las cabecitas de Ezequiel y Samuel Núñez realizada entre el viernes y el sábado fue milagrosa, pues uno de los hermanitos murió en dos ocasiones, pero el gran trabajo de los anestesiólogos lo volvió a la vida.
Así de extraordinaria fue la labor del cuerpo médico que llevó a cabo una las operaciones más complejas en la historia médica del país, separar a los hermanos siameses de dos años, hijos de Stalin Núñez y Evelyn Badilla.
La cirugía fue realizada por dos equipos del Hospital Nacional de Niños, compuestos por neurocirujanos, cirujanos reconstructivos, anestesiólogos, enfermeras y todos los servicios de apoyo tales como: laboratorio, banco de sangre, farmacia, entre otros.
El doctor que lideró el proceso fue Juan Luis Segura, jefe de Neurocirugía del hospital de Niños, Segura contó el drama que vivieron despuecito de las 5 de la tarde del viernes, cuando las cosas se complicaron.
“Hubo momentos críticos, dos especiales en que Samuel estuvo muerto, literalmente muerto y los anestesiólogos lograron sacarlo adelante”, explicó Segura.
El doctor dijo que cada segundo que el niño estuvo en esa condición se le hizo una eternidad y por si fuera poco, la operación era tan compleja que lo que hicieron para volverlo a la vida, afectó a Ezequiel.
“Recuerden que estaban pegados de la cabeza por lo tanto, lo que le pasaba a uno repercutía en el otro”, añadió.
De esa forma, los medicamentos que le suministraban a Samuel para estabilizarlo se le pasaron a Ezequiel y el organismo del hermanito no toleró esos medicamentos y le ocasionaron complicaciones pulmonares, descritos por el doctor como otro momento crítico.
“Otra vez los anestesiólogos lograron de forma impresionante manejar y resolver el asunto. Fueron fundamentales”, explicó el doc, quien minutos antes había resaltado la labor de esos profesionales diciendo en tono jocoso, “si a mi algún día me tienen que dormir, que lo hagan los anestesiólogos del Hospital de Niños”.
Esos momentos fueron impactantes para el doctor.
“Nunca se me va a olvidar eso. Mientras teníamos que seguir en nuestra labor, también los anestesiólogos estaban en lo suyo”, añadió.
La intervención tardó más 20 horas y la pérdida de sangre de los hermanitos fue el principal problema con el que tuvieron que lidiar los especialistas durante todo el proceso.
"Las venas estaban siendo comprometidas. El punto álgido es lograr esa separación de las estructuras vasculares para que ambos continuaran teniendo no solo el acceso de la sangre al cerebro, sino de la forma en que se drene la sangre", dijo Segura.
El neurocirujano explicó que tuvieron que efectuar una reconstrucción vascular cerebral y eso ameritó el uso de equipo de última generación que tiene disponible el Hospital Nacional de Niños.
Para la doctora Olga Arguedas, directora del Hospital la intervención quirúrgica marca un hito en la historia de la medicina costarricense. “Es un acto heroico”, destacó.
Delicados, pero estables
Los pequeños se encuentran en estado crítico en la unida de Cuidados Intensivos del Hospital de Niños y los doctores no saben en cuánto tiempo despertarán.
En el proceso de recuperación, necesitarán hacer más cirugías. Dijeron que este lunes, probablemente se reinicien los procesos con los cirujanos plásticos.
“Recordemos que de previo, uno de los dos era más grande y fuerte (Ezequiel) y así se comportaron en la cirugía. El que era más pequeñito es el que está más delicadito”, expresó el doc.
Reveló que, pese al alto riesgo de muerte que había con la intervención, éticamente era impensable no hacer la cirugía porque la calidad de vida de los muchachos sin operar era una injusticia.
“Si Samuel y Ezequiel no eran separados no iban a tener calidad de vida. Tienen dos años y dos meses y nunca se han puesto de pie, ni siquiera han gateado, de hecho, toda su vida han pasado boca arriba. Visualicen por un momento que usted estuviera pegado por su cabeza a otra persona. Nunca iban a caminar, ni siquiera iban a tener vidas aceptables”, añadió Segura.
Explicó que eso fue motivo de muchas reuniones y diálogos y aclaró que cuando se lo plantearon a los papás les hablaron de los muchos riesgos que había.
“La única oportunidad era intentar esa separación y los padres lo entendieron bien. Por eso procedimos a intentarlo”, dijo.
Reveló que ha sido la operación más compleja y larga que ha realizado y dijo que algunas cosas no salieron como lo planificaron.
Por ejemplo, a excepción del grupo de cirujanos plásticos, todos los médicos estuvieron presente durante todo el procedimiento, cuando lo planeado era hacerlo en turnos. Además, en otros países ese tipo de intervenciones se hace en varios días, con pausas programadas, pero tampoco les salió esa parte.
“Eso lo dicta la condición de los pacientes y en este caso hubo momentos en que Samuel, el más grave, o Ezequiel estaban graves al punto que no podíamos parar. Si se hubieran presentado las condiciones ideales, lo hacemos, pero por la gravedad de los niños y el gran trabajo de los anestesiólogos logramos en un solo tiempo hacer la operación”, dijo el neurocirujano.