Un sacerdote no lo piensa dos veces para ir al estadio y juntarse con los integrantes de la Ultra Morada a disfrutar de los partidos del equipo de sus amores: el Deportivo Saprissa.
Hablamos del padre Norberto Esteban Ramírez, quien es aficionado a la “S” desde que era un chiquillo y su condición de líder religioso no lo limita para ver las mejengas del tricampeón desde la popular zona, desde la que muchos aficionados le piden, incluso, que rece para que el equipo gane.
Al padrecito nos lo topamos un día en la gradería de sol sur y hablamos con él.
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Ramírez no pasa desapercibido entre los aficionados, pues a veces llega al estuche con su atuendo de sacerdote, es decir, vistiendo de negro y luciendo su cuello clerical y a veces se pone encima una camisa morada, que en su dorsal dice su apodo.
El Padre Tepe, como es conocido, contó que desde niño visitaba la Cueva, pero hizo una pausa mientras estaba en el seminario y hace dos años retomó las visitas al estadio morado. A finales del 2023, una amiga le regaló una membresía para que fuera a la sur.
Ena-morado
El padre Esteban es el vicario parroquial de la parroquia San Miguel de Desamparados desde enero del año pasado. Se ordenó como sacerdote el 7 de diciembre del 2019 y ha servido en Acosta y Hatillo.
El cura tiene 43 años y creció en Cinco Esquinas de Tibás, territorio de morados.
“Mi papá es saprissista y recuerdo que Saprissa quedaba en campeón en los 90 y siempre hacían caravanas y pasaban por Cinco Esquinas y uno se tiraba a la calle para celebrar los campeonatos, además de que el estadio queda a kilómetro y medio de mi casa.
“A veces voy al estadio con una familia que me invita, a veces solo o también con mis sobrinos Yaretzi y Gabriel y me gusta, creo que ahora es más bonito”.
— Esteban Ramírez, sacerdote.
“Cuando era niño, me iba con los amigos al estadio y en ese tiempo había una promo, en donde un chiquillo entraba gratis con un adulto y nosotros buscábamos adultos que fueran solos para que nos pasaran y luego nos íbamos a las diferentes graderías. En ese tiempo no estaba la Ultra y recuerdo que cuando me daba cuenta estaba en un palco o en sombra y no recuerdo cómo me saltaba las mallas para llegar ahí”, dijo entre risas.
Ramírez se emocionaba cuando veía en la cancha a exfiguras moradas como Enrique Díaz, Benjamín Mayorga, Adonis Hilario, esa generación de jugadores que tantas alegrías le dieron a los fiebres saprissitas. También recordó que cerca de su casa vivía Wálter Centeno, a quien a veces veía en misa y lo saludaba.
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Llegó la adolescencia y este muchacho se volvió un poco rebelde y tiempo después decidió formar parte de los grupos de la iglesia, como la pastoral juvenil. A los 17 años comenzó a sentir el llamado del Señor, pero fue alargando la decisión de ser sacerdote.
“Dios me ama y me llamó a servirle. Luego de pensarlo, de decirme que no, entré al seminario y en efecto, era el camino que debía seguir, pero cuando estaba en el seminario no iba al estadio, porque no tenía los medios para hacerlo”, añadió.
Confesiones
Los pases anuales de sol sur los estrenó en la final ante Herediano, en diciembre del año pasado. El padre se confiesa un fiel aficionado, pero no envenenado y por eso, cuando tiene tiempo, entre sus obligaciones como religioso se organiza para darse la vueltica por San Juan de Tibás.
“Tengo una camisa que dice ‘Padre Tepe’ por la espalda y a veces, cuando se me olvida ponérmela, me voy con la ropa de sacerdote. A veces veo que la gente no puede creer que un sacerdote ande en el estadio, les llama la atención verme ahí.
“Ya una vez que logran procesarlo, algunos me piden la bendición, otros que los confiese y algunos hasta se dicen entre ellos que no digan malas palabras, porque yo estoy ahí. La gente me respeta mucho”, contó.
El cura recordó un partido de la Concacaf, ante el Pumas de México, cuando los morados iban perdiendo y anotó Christian Bolaños. Él estaba entre la Ultra y recordó lo que le decían los morados.
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“Ellos comienzan a decirme, ‘pídale a Dios que meta el gol’ y Bola anotó el penal, y yo me quedo callado, pero no porque sea sacerdote o porque me moleste que me digan cosas, es que yo soy así; soy serio, pero me hace gracia lo que me dicen”, agregó.
Eso sí, en cada misa aprovecha para hablar del equipo de sus amores, les recuerda el día en que juega el Monstruo y hasta molesta a uno que otro católico que es aficionado a otros equipos.
“A los hombres les digo, ‘hasta luego, morados’ y a los liguistas les da risa. A veces, entre el vacilón les digo, ‘si les pasa algo malo, recuerden que está la Liga’ y así se rompe el hielo, a veces ya hasta me da cosa molestar a los manudos, han pasado por mucho”, bromeó entre risas.
Al padrecito le hicimos una pregunta más que obligatoria para los morados: ¿cree que Saprissa alzará la 40 este torneo?
“Va para arriba y cuando Saprissa cierra bien, es complicado para los demás, hay que sacar a la Liga. No es que sea antiliguista, no deseo que pierda, pero tampoco que sea campeón”, sentenció.