El sacerdote que fue expulsado por la Iglesia católica por rechazar la autoridad del papa Francisco, respondió a lo ocurrido.
El cura José Pablo de Jesús Tamayo Rodríguez, asegura que mantiene su postura.
Los seguidores del polémico religioso dieron a conocer un comunicado con la posición de él.
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Si bien Tamayo dijo reconocer totalmente la plena autoridad del Papa, como cabeza visible de la Iglesia, “siempre y cuando haya sido legítimamente electo”, él expresó que no podía aceptar al papa Francisco como sumo pontífice, por “todos los motivos que he expuesto, y que afectan mi conciencia y responsabilidad como católico, como sacerdote”.
Sin embargo, en el comunicado no se detallaron los argumentos que señala el sacerdote, lo que sí dice Tamayo es que él no quiere pelear, sino que lo que pretende es defender “a la Iglesia verdadera”.
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Él también dijo que su excomulgación por parte de la Iglesia católica aún no está en firme porque cuenta con la posibilidad de apelar.
La Iglesia católica anunció la expulsión del sacerdote el pasado 20 de noviembre, luego de llevar a cabo un proceso contra Tamayo tanto a lo interno de la arquidiócesis costarricense como ante la Santa Sede de Roma.
Al sacerdote costarricense, de 81 años, se le acusa de haber incurrido en el delito de cisma. El Diccionario de la Real Academia explica cisma como “división o separación en el seno de una iglesia o religión”.
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Pese a eso, el cura asegura que luchará.
“El proceso aún no se podría considerar en firme, ya que cuento con etapas de revocatoria y apelación abiertas que son un derecho propio que me da el derecho canónico, lo cual no muestra buena fe en publicar dicho decreto; siendo que lo único que quiero es que se responda mis argumentos”.
El sacerdote sostuvo que “a pesar (de la publicación) de notificaciones resolviendo procesos en mi contra, al día de hoy no se ha dado respuesta por el fondo a mis interrogantes, posiciones fundamentadas en lo profundo de su sentido”.
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Iglesia alertó a los seguidores de Tamayo
La Iglesia católica también advirtió a los fieles que hayan participado en celebraciones religiosas de Tamayo, que “en caso de adherirse en adelante a dichas celebraciones o a sus enseñanzas, corren el riesgo de incurrir también en la pena de excomunión por el mismo delito de cisma”.
La penalización para los fieles se aplicaría de modo inmediato, sin la mediación de una autoridad eclesiástica, por el mismo delito de cisma, es decir, división o separación en el seno de una iglesia o religión.
Específicamente se trata de excomunión, es decir, una pena en la que se incurre automáticamente, por el mismo hecho de haber cometido un delito ya juzgado, cuando la ley o el precepto lo establecen así expresamente.