La veterinaria Eugenia Chaverri participó en la pasada romería de pura casualidad, pero gracias a eso pudo rescatar 54 perros y tres gatos que andaban perdidos.
Dichosamente ha podido dar en adopción a casi todos, solamente 10 peluditos siguen con ella esperando a ver quién les abre las puertas de su casa.
Esta historia empezó seis días antes del 2 de agosto cuando su perrito Junior aprovechó un portón abierto para escaparse, en ese entonces ella tenía la veterinaria en plaza Cedral, en Montes de Oca. El perrito es muy sociable por lo que se fue caminando con el montón de romeros que ya peregrinaban hacia Cartago.
El problema es que cuando Junior llegó a la tierra de la Virgen de los Ángeles ya no supo cómo regresar a su casa.
Eso mismo le pasó a otros perritos que aprovecharon la comida gratis que les daban en el camino y por eso se unían a la peregrinación, pero al llegar al llegar a Cartago los romeros se regresaban en bus o en tren y los peluditos quedaban a su suerte.
Eso lo que comprobó Eugenia en cada viaje de madrugada que hacía a Cartago en busca de Junior. Siempre veía perros distintos pasando hambre y frío en los alrededores de la basílica y hasta le tocaba defenderlos cuando los oficiales de seguridad de la iglesia los echaban del lugar, donde se refugiaban para escapar de la lluvia.
"Un día recibí una llamada diciéndome que ya lo habían encontrado, me fui para allá y lo metí al carro, pero mientras veníamos me llamó la atención que el perrito bajó ambas orejas, lo cual no era normal en Junior. Resultó que era un perro exactamente igual a Junior, pero con esa particularidad me permitió reconocer que no era él", explicó Chaverri.
Clooney y otros 53 salvados por "Eu"
La veterinaria intentó devolver al peludito, pero este se aferró del asiento del carro y no hubo manera de bajarlo por lo que decidió llevárselo consigo.
"No era que quisiera dejarlo abandonado, sino que se veía bien cuidado. Pensé que tendría dueño y que estaría tan preocupado por él como yo por Junior", contó.
Al final, "Clooney" se convirtió en uno de los diez perros que permanecen con ella en la veterinaria a la espera de un hogar donde les den techo, alimento y cariño.
De inmediato, Eugenia llamó a sus amigos amantes de los animales y consiguieron una casa para poder recoger a los peluditos y darles refugio, alimento y compañía. Un lugar donde podían esperar a que aparecieran sus dueños o alguien que les quisiera dar un hogar.
Mientras tanto, en ese lugar los bañaron, vacunaron, desparasitaron y castraron a fin de que estuvieran listos para irse a cualquier casa.
En total, rescataron a 54 perros y 3 gatos, algunos murieron por distemper (un virus que ataca a los caninos), otros encontraron familia y 10 siguen esperando su turno. De ellos, solo cinco eran perros adultos y estaban castrados, los demás eran cachorritos de entre cuatro y seis meses.
Actualmente la doctora tiene a los animales en su veterinaria, ahora ubicada en Sabanilla, y ha tenido que recurrir a rifas, donaciones y más actividades para saldar las deudas adquiridas por las operaciones, tratamientos y comidas de todos esos tiernos peluditos.