Visiblemente conmovido por haber cumplido un año más con la promesa que le hizo a la Virgen de Los Ángeles hace ya 14 años, Isman Vallejos -de La Pitahaya de Puntarenas- llegó hasta los pies de la Negrita este 1 de agosto.
“Siempre he sido religioso, pero hay un antes y un después, desde hace 14 años cuando nació mi segundo hijo Adrián Andrés Vallejos, quien el pasado 29 de junio cumplió años. Su parto se adelantó un mes y tanto él como mi esposa estuvieron muy mal, por lo que le pedí a la Virgen que si me ayudaba, yo vendría cada año caminando desde mi casa”, explicó este sacrificado y agradecido padre.
Tan solo 15 días después de haber hecho esa promesa, los mismos médicos le dijeron a él y a su esposa, Cinthya López, que la recuperación de Adrián fue todo un milagro.
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“Verlo ahora tan grande y sano me llena de emoción y agradecimiento. Mis tres hijos son especiales, pero no puedo explicar lo que significa Adrián para mí. De hecho, desde entonces, no he podido estar con mi hijo mayor en su cumpleaños (29 de julio) porque siempre para esa fecha estoy saliendo en peregrinación desde mi casa hasta Cartago”, compartió el puntarenense.
Por eso, para don Isman el cansancio y sacrificio de caminar 170 kilómetros sin asistencia como se la brindan a otros grupos de romeros que vienen igualmente de lejos, quedan atrás, por su fe.
“Me puedo morir unas diez veces y no me voy a cansar de dar gracias a la Patrona de Costa Rica por el milagro que me ha concedido”, explicó Isman.
Él salió el viernes a las tres de la tarde junto a su hermano Olivier Vallejos y su amigo y padrino de su hijo, Oscar Ramírez, quienes lo han acompañado todos los años.
Reconoce que fue su madre, Yamileth Alvarado, la que le aconsejó poner todo en manos de Dios y de la Virgen cuando la llamó desesperado por la condición de su hijo, luego de verlo indefenso y muy mal en la incubadora del hospital.
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Fundadora
Otra que peregrinó, pero desde Monteverde de Puntarenas, fue doña Vilma López cuyo esposo, Erick Bello Carranza, es el fundador del grupo que cada año, desde hace 25, recorren esos cientos de kilómetros cada año.
“Yo tengo 17 años de hacer la romería completa, aunque al principio sí acompañaba a mi esposo por tramos, pero no me animaba a hacerla toda. Vengo a darle gracias a la Virgen este año porque mi suegra, Isabel Carranza, estuvo muy mal de salud y le dije ‘madre, sánala o llévatela, pero no permitas que sobreviva y tenga que estar postrada en una cama’ y ahora está muerta de risa y yo también, gracias a la Negrita”, explicó doña Vilma.
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