La revisión de bultos ordenada por el Ministerio de Educación Pública (MEP) a los directores de los centros educativos parece estar guardada en el baúl de los recuerdos, ya que en un recorrido hecho por La Teja hace unos días por algunos centros educativos evidenció que no se está cumpliendo con dicha disposición.
Observamos la entrada de clases en las escuelas Omar Dengo en barrio Cuba, Jesús Jiménez y La Pitahaya en Cartago, además de los colegios Técnico Profesional de Alajuelita y el Liceo de Costa Rica, para comprobar que los estudiantes llegan tranquilamente e ingresan a sus aulas sin tener que pasar por ningún puesto de revisión.
En momentos en que el tema del acoso escolar está a flor de piel por la trágica muerte de Sebastián Díaz, el pasado 28 de febrero, nos dimos a la tarea de conversar con algunos directores para comprobar si se estaban aplicando los protocolos de prevención para evitar que situaciones como esta, se repitan.
"Se les ha pedido a los directores que estudien su entorno, si es muy peligroso y con muchas situaciones de riesgo, deben programar esas revisiones de bultos periódicas, por la seguridad de los docentes, los estudiantes y la comunidad estudiantil en general. Lo ampara la Ley Penal Juvenil, la Ley de Psicotrópicos y la de Niñez y Adolescencia", explicó Rocío Solís, psicóloga de niñez y adolescencia y jefa de la Contraloría de Derechos Estudiantiles del MEP.
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Según explicó el director de la escuela Jesús Jiménez, Alberto Mong, ellos no hacen estas revisiones porque no pueden meter mano en los bolsos de los estudiantes, sino que deben solicitarles que muestren su contenido o lo pongan sobre un pupitre, y esto solo en caso de sospecha de que lleven armas o drogas.
En el caso del Colegio Técnico Profesional de Alajuelita, el director Geovanni Solís acostumbra recibir a sus estudiantes en el portón principal, mientras sus actividades se lo permitan. Todas las mañanas a la entrada, saluda a sus estudiantes y solamente se encarga de revisar personalmente que lleguen con su uniforme completo y que se quiten los audífonos al entrar al centro educativo.
"Para garantizar la seguridad de los estudiantes tenemos una política de puertas abiertas para los padres de familia, cualquiera que quiera conversar puede acercarse", aseguró Solís.
De comprobar la presencia de armas o drogas en cualquier escuela o colegio, se activa el protocolo de acción que va desde avisar a los padres y hasta a los policías para que levanten un acta de lo ocurrido.