Santiago Castro, su esposa Gabriela Ballestero y su hija Cristian Saray son un ejemplo de lucha y perseverancia.
Ellos viven en Costa Rica desde hace muchos años, llegaron al país, provenientes de Nicaragua, en busca de oportunidades y pese a que don Santiago siempre había trabajado en construcción en Tiquicia y hasta tenía su propia empresita, en el 2020 decidió poner un negocio de venta de comidas.
Ellos alquilaron un local en La Aurora de Heredia. Con mucho esfuerzo lo remodelaron y lo acondicionaron.
“Cuando lo agarré, era solo el cajón, lo tuve que remodelar completamente con mi dinero, ahí lo fuimos acondicionando. Como estaba con ese proyecto descuidé mi empresa de contrucción y me atrasé con los pagos, así que tuve que dejarla suspendida y dedicarme de lleno al tema del restaurante, pero cayó la pandemia y lo complicó todo aún más”, contó.
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Cuando el restaurante tenía pocos días de estar abierto recibieron un balde de agua fría que por poco les apaga la esperanza.
En marzo, cuando se registró el primer caso de covid-19 en el país, empezaron las restricciones a los comercios para evitar contagios y Santiago y su familia empezaron a sufrir.
“Tuve que hacer préstamos informales para poder sostener el local, porque hasta tuvimos que cerrarlo por las medidas, pero el alquiler, el agua, la luz y los demás gastos tenía que seguirlos pagando.
“Estuve yendo a trabajar a Guanacaste para mandar plata a mi esposa y mi hija, y así fuimos sobreviviendo, pero hace un año ya me vine de forma permanente para aquí porque la idea es que el restaurante genere lo necesario para mantenerlo”, contó el valiente.
Debido al contexto tan difícil en el que nació el restaurante, decidieron nombrarlo Cactus, porque esas plantas se adaptan a cualquier realidad.
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Deliciosos platillos
Santiago cuenta en que un principio empezaron a vender carne asada, un platillo muy popular en su natal Nicaragua, pero poco a poco han ido ampliando el menú.
Ahora también venden nacatamales, chifrijo, vigorón con costilla, casados, nachos, alitas de pollo, caldosas, pechuga rellena, burritos, pollo asado, hamburguesas, chicharrón con yuca, gallos se salchichón, desayunos, patacones, pescado, entre otros platillos deliciosos. Los domingos también venden sopas muy ricas.
El dueño del restaurante dice que cada platillo lleva el sello de la cuchara nicaragüense.
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Él es realista y reconoce que ha habido días en los que no han vendido nada, pero eso no le apaga la esperanza porque sabe que en los negocios hay días malos y buenos.
“Soy positivo y sigo luchando, me siento bien sabiendo que lo poquito que ganamos es para nosotros, no tenemos un patrón que se deje las ganancias y espero que el negocio crezca.
“La fe es algún día tener un local más grande y propio, estamos trabajando muy duro para lograr todas esas metas”, manifestó el nicaragüense.
“Cuando uno tiene una meta o un sueño no se debe dar por vencido aunque las cosas se pongan difíciles, hay que seguir aunque llueva, truene y relampaguee, solo así se logra el éxito”, agregó.
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Encontraron un hogar
Esta familia tan pulseadora lleva a Nicaragua en el corazón, pero asegura que ahora también ve a Costa Rica como su hogar.
“Me gusta Costa Rica, fue un país que me acogió, me dio oportunidades y en este momento estoy un poquito mal, por decirlo así, he tenido momentos mejores con la empresa de construcción, pero la pandemia me quebró, sin embargo, aquí sigo luchando, porque sé que vendrán tiempos mejores.
“Me gusta visitar Nicaragua, antes iba más porque visitaba a mi mamá, pero ya ella murió así que ahora voy poco, sin embargo, uno mantienen ese amor por la patria que lo vio nacer”, aseguró el pulseador.
Si usted quiere probar los platillos de Cactus puede ir a La Aurora de Heredia, el local está 30 metros al este del parque.
También puede escribirles al WhatsApp 7031-4736 para hacer consultas, ahí también está el menú completo para que se haga una idea de lo que puede comer.
La fe es algún día tener un local más grande y propio, estamos trabajando muy duro para lograr todas esas metas
— Santiago Castro, pulseador.