Carolina Freitas, más conocida como la Reina de la Amazonia y exploradora del canal National Geographic, vino al país a contar cómo es vivir en la gigantesca selva sudamericana.
Ella se presentó en el teatro Eugene O’Neill, en barrio Dent, invitada por el Centro Cultural Costarricense Norteamericano el jueves 8 de agosto y también visitó la redacción de La Teja.
Durante los últimos ocho años se metió a estudiar el denso bosque y a trabajar junto con las comunidades en el rescate de los recursos naturales.
Durante estos años vivió por periodos de dos a tres meses en varias comunidades selváticas y aunque no tienen las comodidades que ofrecen las ciudades, reconoce que es feliz en ellas.
“Fue una inmersión muy fuerte. Tienen una vida muy distinta, de subsistencia, así como una relación muy diferente con la naturaleza. Tuve que aprender a dormir por meses en el barco, en hamacas con mosquiteros y lidiar con situaciones de peligro al encontrarme con animales que uno no espera”, contó Freitas.
Otras veces se quedaba en las casas de las familias que, según nos contó, son un solo cajón de cuatro paredes, donde de noche se recoge todo para colocar las hamacas donde van a dormir todos juntos.
Cuando sale el sol acomodan la sala y la cocina, no tienen privacidad, ni espacio, pero dice que es muy tranquilo.
Se come en el piso, no hay mesas y para ir al baño, es en la selva o, en el mejor de los casos, en un baño afuera de la casa.
“Se debe caminar en el bosque en medio de la oscuridad, sobre tablas de madera inestables y para lavar los trastes, o la ropa, se debe ir directamente al río porque no hay agua en las casas”, cuenta la joven.
Recuerda que un día se le despedazaron las suelas de las botas por la troleadota que se pegó, por lo que tuvo que continuar su viaje descalza por medio Amazonas y eso, no lo hace cualquiera.
“Me encanta porque todo es muy natural y la amabilidad de la gente te hace sentir en casa”, añadió Freitas.
Los sustos no podían faltar, como una vez que el bote en el que iban se quedó pegado en un lago gigantesco, pero no muy profundo porque estaban en la época seca y ¿quién querría meterse a las aguas de ese místico lugar lleno de criaturas inmensas para soltar el bote?.
Al final, pulséandola, lograron encontrar el canal que tenía un poco más de caudal y que finalmente los sacó de ahí.
Su trabajo ha sido en la reserva Amaná y en los márgenes del río Jueua, donde se trabaja en la recuperación del pez arapaima, el cual estuvo a punto de desaparecer por la pesca ilegal y gracias a la fiscalización de los mismos pobladores, se logró rescatar.
Carolina tiene una maestría en Ecología del Instituto Nacional para la Investigación de la Amazonia (INPA, Brasil) y actualmente es candidata a doctorado en el departamento de Ecología de la Universidad Federal de Río Grande del Norte (UFRN, Brasil).
Su tesis aborda un ejemplo de gestión exitosa del pez arapaima gigante (también llamado pirarucú) uno de los más grandes de todo el mundo y un elemento icónico del Amazonas.
Conciencia
La exploradora compartió con los asistentes de la charla, la importancia de unir el conocimiento científico y el tradicional para estudiar los fenómenos de la naturaleza y demostrar que es posible reconciliar la conservación de la biodiversidad con una buena calidad de vida de los pueblos tradicionales, lo cual podría replicarse en todo el mundo.
La brasileña está preocupada por la posición del presidente de su país, Jair Bolsonaro, quien es indiferente con el medio ambiente, por lo que aplaudió los esfuerzos de Costa Rica por conservar los parques nacionales, animales y plantas, ejemplo muy bien visto fuera de nuestras fronteras.
“Costa Rica es un país muy diverso y rico en recursos naturales, que está sirviendo de ejemplo para todo el mundo”, dijo la joven brasileña.
“En las ciudades utilizamos cada vez más recursos naturales y sí necesitamos de ellos, pero si no los cuidamos, en el futuro todas las sociedades vamos a tener problemas”, recordó la ecologista.
Apuntó que es importante involucrar a las comunidades en este trabajo de conservación, en vez de desplazarlas.