Lilliam Torrentes Estrada dejó toda su vida en La Cruz, Guanacaste, hace 23 años, para irse a buscar un mejor futuro económico en San José.
A mediados del pasado mes de marzo regresó a ese cantón guanacasteco, pero con el título universitario en mano y trabajo fijo.
La pulseadora nació hace 40 años en Juntas de Caoba, estudió en la escuela de la comunidad y con lo del colegio el asunto ya comenzó a complicarse, porque como había que echarle el hombro a la economía del hogar, apenas le dieron el título de sexto grado, a los 12 años, empezó a trabajar.
“Se dieron varios factores que complicaron ir al colegio inmediatamente al salir de la escuela. El primero, que en Juntas de Caoba no había colegio (se fundó en el 2007), segundo, soy de una familia de agricultores humildes y era muy difícil económicamente enviarme a estudiar.
“Quería trabajar y superarme, quería ayudar en la casa. A los 12 años encontré trabajo con un familiar en una soda en Peñas Blancas (La Cruz limita con la frontera con Nicaragua), ahí trabajé hasta los 17 años. Yo misma me pagué mi fiesta de 15 años”, recuerda Lilliam.
Voló a los 17
Fue a los 17 años que una prima la motivó a buscar un mejor futuro económico en San José. En realidad, la idea fue irse solo tres meses para conocer, porque jamás habían estado en la capital. Si se podía, trabajar un poquito, pero a los tres meses de vuelta para analizar si valía la pena devolverse dejar el hogar.
“Los tres meses de prueba se me convirtieron en 23 años. En la sodita pedí un permiso de tres meses, pero ya en San José conseguí trabajo con un italiano en unas perfumerías.
“No fue nada fácil porque las raíces guanacastecas son muy profundas, extrañaba todo. Los primeros diciembres lloraba mucho porque extrañaba a mi mamá, a la familia, las reuniones familiares tan tradicionales de nosotros los guanacastecos.
“Estar en San José y ver cómo todos mis compañeros de trabajo se reunían con sus familias y celebraban juntos, era algo muy duro de pasar, sobre todo en diciembre y el Día de la Madre. Lloraba mucho”, comenta.
Como buena guanacasteca, salió puras tejas para el trabajo y para no quedarse quedita en su superación. Gracias a un programa de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) sacó el bachillerato colegial, se graduó en el 2010.
De inmediato se matriculó en la universidad para no frenar el ritmo de estudio que llevaba. Siempre le encantó el tema de recursos humanos por eso se graduó en Administración de Empresas con énfasis en Recursos Humanos.
“Con el tema de los perfumes, comencé de cajera y poco a poco fui subiendo hasta que llegué a administradora de un local. Una amiga me dijo que estaban necesitando personal en Megasuper y no lo pensé mucho, envié mi currículum.
“Poco a poco fui superándome en Megasuper hasta que logré ser administradora del local de San Rafael Abajo de Desamparados. El primer día como administradora recordé que yo dejé todo en La Cruz para alcanzar un sueño y lo estaba logrando. Es que no había casi fuentes de empleo, solo en el campo sembrando frijoles, arroz y maíz”.
Regresó
Hace como dos años fue la primera vez que Lilliam escuchó el “run-run” de que iban a abrir un Megasuper en La Cruz, obviamente se emocionó toda, pero mejor no se hizo muchas ilusiones porque todo podía quedar en un simple comentario.
Hace un año el asunto ya cogió más forma y fue cuando se dijo que no podía dejar pasar la oportunidad de luchar por un puesto justo en el cantón en que nació; sin embargo, le parecía increíble que existiera una pequeña posibilidad de volver a sus raíces y con trabajo fijo.
“Volver a mis raíces guanacastecas es algo que me encanta. No fue una decisión fácil porque ya tenía una vida de 23 años en San José, en ese tiempo también se logran raíces profundas, pero quería estar bien cerquita de mami (doña Marta Estrada, quien tiene 60 años) y mi familia, eso pesó más.
“Hace dos años falleció papi (don Raymundo Torrentes), estando yo lejos. Ahora quiero pasar más y mejor tiempo con mi familia. Cada vez que quería compartir con mi gente eran cinco horas de viaje”, reconoció.
Hace como seis meses ya le confirmó a la familia que Megasuper la nombró administradora del nuevo supermercado que abrieron este viernes 31 de marzo en La Cruz. Doña Marta le preguntaba todas las semanas que para cuándo volvía, ya quería tener a su hija cerquita.
No vendió nada de lo que tenía en San José, un amigo le ayudó con el transporte y hasta las matas se llevó el pasado 13 de marzo. Siete días después comenzó con todo el equipo de trabajo del nuevo local para tener todo listo.
Cuando le preguntamos si había tomado la mejor decisión, nos respondió bien guanacasteca: “Mamá hace una olla de carne que es la mejor del mundo, la hace a la leña. La sopa de albóndigas también le queda espectacular. Eso lo extrañaba tanto. Soy cafetera y siempre hice mi café chorreado, pero no es lo mismo un café chorreado en San José que en Guanacaste. El sabor de mi Guanacaste es inigualable”.