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Refugio La Marta, un tesoro natural tico donde se ven los efectos del cambio climático

El refugio de vida silvestre La Marta se ubica en las faldas de la Cordillera de Talamanca, en Pejibaye de Jiménez

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En la cordillera de Talamanca existen muchas bellezas naturales, pero existe un tesoro verde que muchas personas desconocen y que desde hace 31 años se ha encargado de proteger a la naturaleza.

Hablamos del refugio de vida silvestre La Marta, el cual comenzó a escribir historia desde 1870 y luego fue propiedad de Ricardo Jiménez Oreamuno, quien fue tres veces presidente de la República y fue su primer dueño.

Iniciando el recorrido se cruza un puente de hamaca que lo lleva hasta el sitio histórico del refugio. (Rafael Pacheco Granados)

Este extenso territorio, con su densa vegetación, es uno más de los pequeños pulmones que se encarga de darle aire al planeta, para tratar de compensar los daños que le hemos hecho a la Tierra.

Un equipo de La Teja visitó este paraíso el pasado viernes 3 de junio en vísperas del Día Mundial del Ambiente, que se celebró este domingo.

En sus inicios, cuando no era un refugio, La Marta funcionaba como una hacienda en la cual se sembraba café, banano, cacao y caña, productos que después eran transportados por medio del burrocarril hacia Limón para exportarlos. Y así trabajó durante 60 años, pero con la depresión económica de 1929, la hacienda quebró y estuvo abandonada durante seis décadas tiempo suficiente para que el bosque se recuperara.

Lo que fue el beneficio de café que funcionó en 1870 aún está intacto en al área histórica. (Rafael Pacheco Granados)

El refugio queda en el distrito de Pejibaye de Jiménez, en Cartago, dentro de una zona en la cual hubo gran actividad de los pueblos indígenas cabécares y algunos bribris. Hoy es una de las áreas silvestres privadas más emblemáticas de Costa Rica.

“Había un asentamiento (indígena) muy cerquita de donde se encuentra el albergue hasta que en 1991 la universidad Ulacit tomó posesión de ella para convertirla en un sitio dedicado a la educación, la protección y conservación. En el 2005, otra universidad, la Castro Carazo, comenzó a administrarlo hasta la fecha”, explicó Manuel Víquez, quien dirigió el refugio durante 13 años.

El 60% del bosque del refugio silvestre es primario, acá se puede ver parte de su inmensidad. (Rafael Pacheco Granados)

La extensión completa de La Marta es de 1.520 hectáreas (22 veces el tamaño del parque La Sabana) y el 60% es bosque virgen.

“Por nuestro espíritu educativo, lo tenemos abierto al público para que la gente venga y aprenda, por eso hemos desarrollado diferentes estrategias para la autoenseñanza y tenemos cursos y guías capacitados para que lleven a la gente y les den información”, explicó Víquez.

¿Qué hacer?

Dependiendo de lo que usted desee, puede llegar hasta La Marta y darse gusto recorriendo los senderos, saborear el aire puro y fresco, el canto de los pájaros y deleitarse observando infinidad de bellezas naturales.

También puede darse un chapuzón en las pozas de los ríos Gato y Marta, pero debe hacer reservación. Además hay actividades para los más aventureros o para grupos familiares con adultos mayores o niños.

Si es acompañado por un guía podrá descubrir especies difíciles de detectar por usted mismo y conocer más sobre la misma. (Rafael Pacheco Granados)

El circuito interno está formado por cinco senderos, lo que puede tomarle entre dos y tres horas, dependiendo de su ritmo de caminata para hacer el recorrido.

También podrá visitar el mirador La Mina, desde donde disfrutará una vista de 360 grados y apreciar parte del parque nacional Tapantí, la grandeza de La Marta e incluso el majestuoso volcán Turrialba.

Si prefiere, puede vivir la experiencia del tour nocturno con sus sonidos únicos y la observación de pájaros a los que jamás verá de día. Esta actividad se hace en los alrededores de la zona histórica.

Durante el recorrido podrá conocer más detalles sobre el bosque y sus secretos. (Rafael Pacheco Granados)

Si usted está interesado en los temas ambientales, sepa que también ofrecen cursos y capacitaciones para escuelas, colegios, universidades o corporaciones; en los que les hablarán sobre protección al ambiente, el cambio climático y cómo este podría ser mitigado.

En el área histórica es posible conocer lo que queda de la vieja lechería, el beneficio de café y el burrocarril.

Impacto del cambio climático

Víquez comentó que en los últimos trece años se han detectado al menos tres aspectos que demuestran el impacto que ha tenido el cambio climático y los cuales lo llenan de preocupación.

En el 2009, el caudal del río llegaba hasta la altura de la roca donde están subidos los visitantes y el aumento de la temperatura ha evaporado toda esa agua. (Rafael Pacheco Granados)

“Todo lo que vemos aquí son seres vivos y ecosistemas que se ven afectados por los mínimos cambios de temperatura y de humedad, por lo que mostramos cara a cara esos efectos. Con la estación meteorológica instalada en el refugio hemos notado que en los últimos diez años la temperatura promedio anual ha aumentado 1,3 grados, que es igual en todo el mundo”, explicó.

Para los insectos, las plantas y los anfibios se trata de un cambio drástico que pone en peligro sus vidas; es como si a los humanos la temperatura subiera 100 grados. Sería simplemente insostenible.

Otro efecto que se ha comprobado es la evaporación de 1,8 metros del agua del río, causada también por el aumento de la temperatura.

La piedra llorona antes del 2009 pasaba llorando todo el año, ahora ya en la época seca no es posible que lo haga. (Rafael Pacheco Granados)

En la llamada “piedra llorona” también se pueden observar los efectos. En el 2009 la piedra tenía una capa espesa de musgo que la protegía y la mantenía cargada de agua durante todo el año; sin embargo, ahora ya casi no tiene musgo que la cubra y su “llanto” solo puede apreciarse en la época lluviosa.

La Universidad Castro Carazo está desarrollando un programa de ecoeducación en el cual su personal docente, administrativo y los estudiantes participan en el Proyecto Planeta para formar profesionales con consciencia ambiental.

Si usted quiere conocer este maravilloso y natural lugar, le contamos que abre los 365 días del año, de 7 de la mañana a 5 de la tarde, pero si usted quiere llegar más temprano e irse más tarde, no hay problema.

Disfrute las mejores fotos del Refugio de Vida Silvestre La Marta aquí.

Aquí es el tercer lugar más lluvioso de Costa Rica durante todo el año”

—  Manuel Víquez, Refugio Vida Silvestre La Marta

Reservar antes

Antes de visitar el refugio, debe reservar al 2542-0350, al Whatsapp 8913-8691 o al correo info@lamarta.org porque solo pueden recibir 220 personas por día. Luego destine dos horas desde San José para su viaje, puede ingresar por La Suiza de Turrialba o por la ruta Cachí, Tucurrique y Pejibaye, esta segunda se encuentra en buenas condiciones.

Haga números

Dependiendo de lo que desee hacer le contamos cuánto cuesta:

Entrada diurna: adultos ¢2.600, niños ¢2.250; extranjeros $16 adultos y $12 niños, derecho a recorrer las instalaciones y bañarse en alguna de las pozas de los ríos Gato y Marta.

Acampar al aire libre o en uno de los nueve ranchos: Alquiler de tienda de campaña ¢6.800 nacionales y $26, si añade un colchón ¢10.000 o $30.

Habitación en albergue El Tucán, que cuenta con cuatro habitaciones con baño compartido, dos son para seis personas y dos para cuatro. Precio: ¢13.600 o $48.

La alimentación se puede encargar, para que se la tengan lista si no quiere llevar la suya.

Desayuno: ¢3.000 o $7 incluye porción de fruta, pinto, pan, natilla, jugo natural, café o té.

Refrigerio: Dos panes caseros, café o té ¢1.500 o $4

Almuerzo o cena: ¢4.000 o $8, incluye: ensalada, arroz, frijoles, picadillo, una proteína y plátano maduro frito.

Tours guiados diurnos (mínimo 5 personas): histórico ¢7.900 o $25, natural ¢7.900 o $25; de aves ¢11.300 o $32

¿Qué llevar?

-Ropa para cambiarse, vestido de baño, botas, ropa cómoda para caminar, poncho, chaqueta impermeable, calzado para senderismo, paño y/o bastón

-Comida

-Gorra o sombrero

-Bloqueador solar

-Repelente

-Bolsa para su basura

-Binoculares, cámara fotográfica

-Botella reutilizable para agua (el agua de los ríos de la reserva se puede beber)

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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