Juan Manuel Quesada, presidente de Recope, mandará a revisar cada máquina para saber cuáles son reutilizables y cuáles no para venderlas, aunque sea como chatarra, y así tratar de bajar el precio de los combustibles.
Quesada pidió este lunes que se removiera esa infraestructura por los riesgos de accidentes y un eventual colapso, debido al mal estado en que se encuentra.
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Además, consideró que el espacio físico en el que está la antigua planta podría ser utilizado en futuros proyectos que contribuyan a la competitividad de la empresa y del país.
“Desde hace once años el país tomó la decisión de dejar de refinar. El reto que tenemos hoy como empresa y como país es lograr que Recope sea más eficiente y esté preparado para enfrentar los grandes desafíos de la transición energética”, manifestó.
Quesada asegura que Recope está haciendo un diagnóstico para una nueva reestructuración, sustentada en la eficiencia y modernización, que permita mejorar la competitividad del país, mayores inversiones y la generación de empleo.
Conforme se avanza en el desmantelamiento de la antigua refinería, se identificará la maquinaria buena que Recope podrá reutilizar, entre ellas bombas, compresores, válvulas, turbinas, recipientes y motores.
La infraestructura que está mala y la buena, pero que ya no se puede usar, se venderá y la plata recaudada se trasladarán a los usuarios por medio de una rebaja de tarifas.
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Se espera que el desmantelamiento de la vieja refinería termine este mismo año.